Cibervigilancia: control, voyeurismo, comunidad

Tres elementos para la reflexión alrededor de la cibervigilancia y las nuevas mil formas de ver, grabar y difundir aquello que pasa a nuestro alrededor.

El primero, tema recurrente en tiscar.com: la gran proliferación de dispositivos de vigilancia que acotan y estrechan la intimidad, la privacidad, la libertad de acción… y las libertades y derechos en general.

El segundo, desde un artículo en El País ? El ‘cibervoyeur’ te vigila y te graba ? donde se alerta de los voyeurs y cómo de fácil se lo han puesto a los ciudadanos ? no a las instituciones ? para tomar sonidos e imágenes y hacer de ellos un uso entre indebido e ilegal.

El tercero, también desde El País ? Un año de cárcel […] El infractor fue localizado gracias a […] YouTube ?, donde una asociación de usuarios de quad puso en conocimiento de la policía prácticas temerarias de un tercero a partir de un video en YouTube.

Leyendo, en menos de 24h, estos tres casos, recuerdo la conferencia del profesor Ramón García Albero el año pasado en el III Congreso Internet, Derecho y Política. Allí habló del cibercrimen (allí era otro contexto, pero las conclusiones parecidas) y de cómo el crimen «virtual» había roto el lapso entre reflexión y acción. Sus argumentos eran: para apuñalar a alguien hay que comprar el cuchillo, salir a la calle, encontrarlo, mirarle a los ojos, esperar que nadie te vea, etc. Cometer un crimen en Internet es inmediato y se puede hacer en pijama desde el sofá de casa.

Y la pregunta es: ¿hay que recuperar las miradas tras los visillos, tras las celosías de los balcones, recuperar el sentido de comunidad donde todos velan por todos… y más ahora que podemos, que es fácil y barato? ¿hay que evitar la autocensura que genera saberse observado y vigilado constantemente y bajo presunción de culpabilidad? ¿dónde está la raya?

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