Pesadillas del copyright automatizado

El vídeo que tenéis aquí arriba no tiene nada de especial. Pero la historia (la fuente) que tiene detrás ilustra espectacularmente bien alguno los problemas del copyright hoy…

La letra y música de la canción del vídeo son originales de Brian Kamerer (el señor que firma la historia en el enlace anterior) para un anuncio de una campaña electoral municipal de la pequeña ciudad de Bexley, Ohio (population: 13,203, como diría el inevitable cartel a la entrada del municipio en las películas yanquis). Kamerer subió el vídeo a YouTube en su momento (allá por 2007, historia antigua). Y la cosa quedó ahí. O no. Porque en 2009 el vídeo apareció en un segmento del programa de Jay Leno en la NBC (un ‘late night show‘ de gran audiencia en Estados Unidos), para sorpresa (y satisfacción, imagino) del creador del clip. Y la cosa quedó ahí.

O no (claro que no: si no, ¿por qué estarías leyendo ahora esta entrada?). Resulta ser que el otro día el señor Kamerer se dio cuenta de que el vídeo había sido retirado de YouTube… por infringir los derechos de propiedad intelectual de la NBC. Estaremos todos de acuerdo en que, si alguien ha atentado contra la propiedad intelectual de alguien, los infractores serían la NBC, Leno y su equipo, y no Kamerer, ¿no?

¿Qué ha pasado? No es difícil explicarlo, de hecho. Para acogerse a la protección de «puerto seguro» que otorga la DCMA (controvertida ley estadounidense sobre propiedad intelectual), YouTube monitoriza regularmente todos los vídeos que se suben a su servicio. Y eso no se hace ‘a mano’, sino ‘a máquina’ (teniendo en cuenta que cada minuto se suben a YouTube 72 horas de vídeo, parece razonable que Google haga todo lo posible por automatizar el proceso, más que nada porque para revisar el vídeo subido en un día, a ese ritmo, harían falta 12,960 jornadas laborables de 8 horas…). Y cada vídeo, parece ser, se cruza contra la biblioteca de los grandes canales de televisión yanquis. Y claro, cuando el robotito de turno cruzó el original contra la copia, dedujo que el original era la copia y la copia el original (y la parte contratante de la primera parte…). Y una vez cometido el error (de bulto y grave, pero ‘entendible’), procedió a retirar el vídeo (como si de un replicante se tratase). En ese mismo momento se notificó al usuario de YouTube correspondiente de lo sucedido y se le explicaron las vías que tenía para reclamar. Pero claro, esas vías, si no tienes a un abogado que entienda de propiedad intelectual a mano, son un camino complicado y potencialmente peligroso…

El problema no es de fácil solución. En primer lugar, proteger la propiedad intelectual es necesario (aunque no ncesariamente tal y como se hace ahora, desde luego). En segundo lugar, tal y como hemos visto, en la práctica es imposible hacerlo de manera manual. Si Google me dijese (que no me ha dicho, pero imagino que me diría) que no sería ni siquiera posible revisar a mano los vídeos marcados como posibles infracciones, estaría dispuesto a creérmelo.

Creo que es natural llegar a la conclusión, en este punto, de que es necesario que YouTube (y el resto de ‘puertos seguros’, si corresponde) faciliten el proceso de primera respuesta del usuario ante una acusación como esta. No digo que sea fácil hacerlo (de hecho, me parece bastante difícil), pero un usuario notificado de que se le ha retirado un vídeo ante una infracción debería disponer de la opción de pedir una revisión ‘humana’ del caso para garantizar tanto que no se cometan errores de bulto (como este) como el respeto al derecho a cita, por ejemplo… Y cuando es un ‘grande’ el que acusa a un ‘pequeño’, no puedo dejar de pensar que debería ser el acusador grande el que cargara con el peso de la revisión y, en caso que se demostrase el error, se viera obligado a pagar un precio que, como mínimo, le disuadiese un poco de los bombardeos masivos y muy poco inteligentes que parece que son el caso actualmente…

Por cierto. Que nadie llore demasiado por Kamerer: si el caso ha llegado hasta este blog es porque ha llegado antes a los oídos de @waxpancake (esto es, Andy Baio, cofundador de Kickstarter y exdirector técnico de Yahoo!), que se ha hecho eco del asunto, cosa que le garantiza una compensación razonable a Kamerer en forma de publicidad y la casi segura restitución a corto plazo del vídeo en YouTube. Pero eso tampoco evita que el problema merezca mucha atención.

Un vídeo. Una semana. 38000 dólares de distribución

Vamos a jugar a juntar noticias…

  1. El vídeo de la señora esta de un pueblo perdido de la Inglaterra profunda que canta como un ángel. Viralidad por un tubo. 20 millones de visualizaciones en menos de una semana (busquen ‘Susan Boyle’ en YouTube). Joé qué potente que es internet (de hecho, joé qué potente que es YouTube…)
  2. La noticia del agujero (económico) que supone para Google… YouTube. Que dice un banco que, así a ojo de buen cubero, Google debe perder con YouTube unos cuatrocientos y pico millones de dólares al año. Más de un millón de dólares diario.

Anda ya. Es la respuesta universal al agujero que dice el banco que tiene YouTube. Aha. Volvamos al primer punto. 20 millones de visualizaciones de un vídeo de unos 7 minutos. Robert Cringely ha hecho sus números y le salen unos 520 teras de ancho de banda consumidos. En una semana. Pensemos en la manera más económica que conoce un servidor de distribuir archivos: Amazon S3. Y sí, salen unos 38,000 dólares. Para un vídeo en una semana. 50 vídeos así en una semana bastarían para llegar a los mil millones de visualizaciones y cuatro millones de dólares a la semana en S3, muy por encima de los gastos que se le suponen a YouTube. Desde luego, vídeos como ese hay pocos. Pero vídeos, en YouTube, hay muchos, muchísimosDice la Wikipedia que ya en julio de 2006 se veían 100 millones de vídeos al día y se subían otros 65,000, también diariamente. La propia Wikipedia apunta a TechCrunch, donde Chad Hurley (CEO de YouTube) decía que cada minuto se suben 15 horas de vídeo a YouTube… De golpe, para que las pérdidas de YouTube sean solo las apuntadas, los costes de almacenar y servir archivos de Google tienen que ser, al menos, un orden de magnitud más económicos de los que cobra Amazon por su S3. Vamos, que no son tan poco creíbles, ese millón de dólares largo perdido al día…

PS ¿Coincidencia? Hace un par de días Yahoo! anunciaba (la noticia en techCrunch, por ejemplo) que cierra en junio definitivamente Jumpcut, una de sus propiedades «vídeo», adquirida en septiembre de 2006…

PS’ Hemos alargado el último párrafo de la entrada con más detalles.

Viacom vs YouTube, un poco de cordura

Menos mal. Parece que se impone un poco de cordura. Los que estén al tanto de estas cosas recordarán que hace un par de semanas Viacom convenció a un juez para que obligase a YouTube a entregarles, entre otras bagatelas, todos sus registros de servidores. Sí, sí, oiga, unos pocos terabytes de información con, entre otras cosillas, las IPs de todo aquel que hubiese accedido en algún momento a un vídeo albergado en YouTube. Y si tiene usted un usuario registrado, pues una lista con cada vídeo que haya visto usted. Sí, en serio. Viva la privacidad.

El objetivo declarado de Viacom era analizar esos registros (y el resto de datos) para ver si, como ellos opinan, el éxito inicial de YouTube se basó en el contenido «ilícito». ¿Que para qué necesitan las IPs de los usuarios o lo que ha visto cada usuario registrado para tal fin? Pues yo también me lo pregunto. Afortunadamente, se ha impuesto un poco de cordura y Google y Viacom han acordado que los datos que cambiarán de manos serán previamente «anonimizados».

Que nos alegremos de algo que debería ser natural, ciertamente, no es buena señal. Vía.