The Incredibles

Lo único malo que se me ocurre decir sobre The Incredibles es que no es una película para niños pequeños. Una criatura no se va a enterar ni del diez por ciento de la película. The Incredibles es una peli para niños grandes. No es que los más pequeños se vayan a perder las bromas más subidas de tono à la Shrek 2, ya que no las hay. Pero no van a cazar ni una de las alusiones que se hacen al imaginario del siglo XX. Y es que The Incredibles nos lleva a esas imágenes del Estados Unidos futurista de los cincuenta y los sesenta, y a la estética de las películas de Bond, James Bond, luchando contra el Dr. No y Goldfinger y a una serie de culto hecha con marionetas, Thunderbirds. Es un autohomenaje que se hacen los babyboomers yankis. Supongo que todos quisieron ser un superhéroe y luchar contra un malo muy malo en una isla tropical. Y el director de la película se ha concedido el deseo, gracias a la magia de Hollywood y, sobre todo, a la de Pixar.

El argumento, para qué nos vamos a engañar, no es muy allá, y usa todos los recursos habituales de las películas de género, pero es que de eso se trata, con lo que… nada que objetar. Emoción a raudales y risas en raciones más que razonables (en espacial, con la ‘sastre’ de la película, que está a la altura del ‘Q’ que hace John Cleese en los últimos Bonds (y que es lo único que se salva de las últimas atrocidades de la franquicia)). El producto típico de Pixar, la fábrica de éxitos más consistente de la historia de Hollywood (esta será la quinta película, de cinco que llevan producidas, que recaude más de 500 millones de dólares sólo en Estados Unidos). Los únicos puntos con presunta son el origen y el final del malo malísimo, y digamos que no son demasiado sorprendentes.

Y por lo que respecta a la técnica, como nos tienen acostumbrados, más difícil todavía y triple mortal atrás. Me ha faltado volver a entrar al cine para verla otra vez más, pero son difíciles de creer, sobre todo, el cabello de los personajes (los fabricantes de suavizantes no van a tener que buscar nunca más modelos, si no quieren) y el complejísimo escenario de la isla tropical, con persecuciones a todo ritmo que dejan en nada a las carreras del episodio uno (¿o era el dos?) de la Guerra de las Galaxias.

Vamos, que ninguna sorpresa, pero un peliculón, como de costumbre, de los de palomitas y cocacola, y entretenimiento ‘de toda la vida’.

PS Como corresponde, tráileres de todas las pelis de animación por ordenador que se preparan. La próxima de Dreamworks va de una rebelión en el zoo de Central Park, Nueva York, y no me ha entusiasmado demasiado. La 20th ataca con Toys, que tiene bastante buena pinta y, finalmente, Pixar ya tiene preparado el primer ‘teaser’ de su próximo megaéxito, Cars, que promete seguir la trayectoria inmaculada de la casa (también han pasado el ‘teaser’ del Episodio III de La Guerra de las Galaxias, pero nunca fue una saga que me entusiasmara, y la nueva trilogía me parece más bien aburrida, o sea que mejor no herir sensibilidades).

PPS A continuación me he tragado Shark Tale. Las comparaciones son odiosas…

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