Cacharritos y medios

Hoy el New York Times —no sólo se dedican a recuperar el término troglodita— se fija con dos artículos en los dolores de barriga diversos que le están entrando a la industria de los medios con esto de internet y las nuevas tecnologías. Los artículos son As Gadgets Get It Together, Media Makers Fall Behind y Seeking Ways to Fill All Those Tiny Screens, de más que recomendable lectura. Del primero extraigo (y traduzco) «las tres categorías de temores de la industria»:

  • Ansiedad de modelo de negocio. ¿Limitarán los servicios de descarga de pago como el iTunes de Apple, por no hablar de TiVo y su botón fast-forward antianuncios, los enormes ingresos por publicidad de las cadenas de televisión? ¿O se hará tan rico el vídeo de los sitios web financiados con publicidad que la gente anulará sus suscripciones de cable y satélite? ¿O sencillamente robarán lo que quieran usando soft P2P como BitTorrent?
  • Ansiedad creativa. Se ha acabado McLuhan. El medio ya no es el mensaje. Todo el quiera contar un chiste, o un cuento, o informar de las últimas noticias de la Casa Blanca puede producir cualquier combinación de vídeo, texto, sonido e imágenes para su consumo en una tele de 50″, un portátil o la pantalla de un móvil. En los medios convencionales nadie sabe cómo gestionar todas esas opciones ni qué quiere realmente la audiencia, acribillada desde todas partes.
  • Ansiedad de control. Desde la invención de la prensa de alta velocidad, los mass media se han creado para las masas, no por las masas. La llegada del Weblog ha dado a todo el mundo una prensa, e incluso la posibilidad de ingresar dinero de los anuncios que Google vende felizmente. Ahora todos podemos ser DJ o director de cine, distribuir un podcast o una película en línea sin arrodillarnos primero frente a un ejecutivo de un estudio. El futuro laboral de los fabricantes de éxitos, los guardianes de puertas e incluso el de los ‘fact checkers’ podría estar en duda.
  • The Times They Are A-Changin, que decía Bob Dylan… Comenta un directivo de America Online:

    …la gente ha adoptado todo esto rápidamente, aun más deprisa de lo que pensábamos en la industria, y se ha saltado los medios tradicionales.

    El artículo pasa a detallar algunas ideas probadas por los medios (tradicionales y no tan tradicionales, que aparece Yahoo! por ahí). El futuro que pinta el artículo es decididamente bastardo, Wayne’s World con esteroides.

    Se apunta, además, que la gente está dispuesta a pagar por sus contenidos. Si la gente paga lo que paga por una suscripción a Canal Satélite, o un euro (¡un euro!) por un tono para el móvil, ¿por qué no iban a pagar por contenido online? Apuntaba el otro día Antonio Ortiz en Error500 el éxito de suscriptores del nuevo Napster

    El segundo artículo, por su parte, se centra en los contenidos para los nuevos cacharritos con pantalla (PSPs, iPods, Nintendo DSs, PMPs…). La cosa es aun más yanquicéntrica que en el primero, pero sigue resultando interesante, y siempre se puede soñar con que las grandes productoras de contenidos de Estados Unidos se acuerden un día de estos de Europa y sus 300 millones de consumidores… Mientras tanto, nos tendremos que aguantar sin acceder a los contenidos comerciales de Vongo, Veoh o Video Google (¡yo quiero comprar Aardvark’d!).

    Por cierto, que el artículo contiene otra cita brillante de la MPAA. Traduzco:

    Como industria reconocemos la necesidad de más innovación en el área de la portabilidad y protección del copyright. Queremos que la gente pueda disfrutar de las películas en varios dispositivos de entretenimiento en casa sin infringir las leyes del copyright, y continuaremos buscando formas de casar los conceptos para que la gente obtenga películas sin complicaciones y a coste razonable.

    Se me han roto el eufemismómetro y el hipocresómetro… La traducción, ya me disculparán, al lenguaje popular de la parrafada es «vamos a ver si después de cobrarles la entrada del cine y el precio del DVD, aun podemos sacarles algo más de pasta por la versión para PSP»… Que algien les haga copiar mil veces (a mano, desde luego) la entrada de fair use de la Wikipedia, por favor.

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