¿Cuántos Trojan Horse?

Si es que no aprendemos… porque no queremos.

En su artículo Un virus para manejar el divorcio en la contraportada de El País, Lourdes Gómez escribe:

El correo electrónico incluía un programa informático, el Trojan Horse, que se expandió como un virus por el ordenador de la joven

Al lector habitual de OBM le habrá quedado ya claro que, efectivamente, no se trataba de el «programa» Trojan Horse, sino de un troyano cualquiera.

Sin embargo, lo mejor está en esta frase:

AIS [una agencia de investigación] utilizaba su propia clave secreta, hackers are us (los piratas somos nosotros) para los clientes que buscaban este servicio especial de ataque informático.

Por una parte, la periodista incurre en ese error tan y tan común, que es traducir hacker por pirata (aunque, en este caso, algo de razón no le falta). Pero lo que más sorprende es lo de la clave secreta de la agencia Active Investigation Services. Según otros periódicos, «Hackers Are Us» era un departamento (branch, en Inglés) de la AIS que se encargaba de estas lides más o menos legales (bastante menos legales, añadiríamos). ¿De dónde habrá salido, pues, lo del santo y seña?

Quedaría averiguar si la parte de los bolsos y los zapatos y el prêt-à-porter tiene tantos gazapos como la parte informática. ¿Algún experto en el tema?

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