No compartas. Ni lo tuyo

No sé si recordará la audiencia a Edwyn Collins (en last.fm, en The Hype Machine), el artista que «lo rompió» allá por 1994 (¿hace ya 15 años de 1994? omg) con el temazo A Girl Like You y que hace un par de años, desafortunadamente, sufrió un par de hemorragias cerebrales que le tuvieron contra las cuerdas una buena temporada y de las que aún no se ha recuperado completamente.

A lo que íbamos. Que, informa The Guardian que cuando el bueno de Edwyn intentó subir su propio éxito a su página en MySpace se dispararon todas las alarmas de protección de discográficas de los derechos de autor de la web propiedad de Rupert Murdoch y le dijeron que ni hablar del peluquín. Cosa que tampoco es de extrañar: la mayoría de artistas no son propietarios de sus canciones, que acostumbran a obrar en poder de la discográfica de turno. Pero, en el caso de Edwyn, no es así, ya que este tuvo la vista de conservar los derechos de la mayoría de sus temas, A Girl Like You incluido. Cosa que no impedía, sin embargo, que Warner dijese que eran ellos los propietarios de los derechos de la canción. Grace Maxwell, esposa-y-sin-embargo-mánager del músico cuenta en esta entrada del blog de la página de MySpace de marras que, a pesar de que se puso en contacto con un abogado de Warner que contestó algo en las líneas de «uy es verdad se nos ha escapado ahora lo corregimos», de eso han pasado ya meses y que si quieres arroz, Catalina…

No sé por qué, algo me dice que las asociaciones «de defensa del autor» no van a correr tanto para luchar contra lo que es claramente un abuso cometido contra el autor que cuando encuentran a alguien descárgandose discos en una red P2P

(Si alguien quiere escuchar la canción (todo un temazo, de verdad), que su propietario no pueda colgarla en su propia página de MySpace no és óbice para que esté disponible en The Hype Machine. Para más inri…)

PS Y de regalo, os traduzco un trozo de la entrada de Grace, que no tiene desperdicio:

Andrew Loog Oldham dijo que ser estafado (por la industria) era el peaje de entrada al negocio de la música en los sesenta, o sea que acostúmbrate. Tiene razón y las cosas no han cambiado. Lo tenemos muy superado, pero no obstante somos conscientes de quiénes son los mayores piratas. No son los que comparten archivos. Personalmente, siempre hemos adorado los piratas. Incluso cuando Edwyn estaba realmente pelado en el extremo malo de los ochenta, recuerdo estar en el mercado de Camden y ver unas cintas de un par de sus shows a la venta. Intenté comprarlas, pero el tendero de alguna forma me reconoció y me dijo que eran “gratis para el management.” Era incapaz de ver cómo el tipo vendiendo cintas de Edwyn o incluso de U2 o cualquiera de los «arribafirmantes» podría perjudicar su carrera.

Pero de todas formas, como decía en una entrada anterior, no vale la pena tener esta discusión. Se ha acabado el espectáculo. Tiene tanto efecto tomar una posición sobre esto como sobre la hora a la que quieres que salga el sol por la mañana. Se ha acabado. Y ahora sigamos trabajando en alguna forma maravillosa de que los amantes de la música disfruten de la música gratis o a cambio de una pequeña suscripción que haga legal y fácil oirlo TODO y permita al artista obtener la recompensa de tal libertad de acceso. Viva la revolution!

Amén…

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