Réquiem por Presto

La bomba ha explotado hoy, pero la liebre saltó hace casi un mes:

Sí. Opera, los noruegos del navegador que casi nadie conoce (en mi entorno: Chris Mills nos contaba en Mosaic, hace dos años largos, que en mercados como Rusia, Bielorrusia y Ucrania tenían un share nada desdeñable (una entrevista en la que yo halagaba la capacidad de desarrollo de los noruegos, por cierto)) pero que, entre otras cosas, dio a luz el elemento de interfaz sin el que no podríamos pensar en los navegadores (las pestañas) y una tecnología sin la que la web no habría podido llegar a donde ha llegado (CSS, nada más y nada menos)… se proponía lanzar un navegador sustituyendo su motor de rendering, Presto, por el que ‘anima’ a Chrome y Safari: Webkit. Hell. Freezes. Over.

Pero si aquello sonaba cataclismático, lo de hoy ha ido mucho más allá…

Opera va a abandonar Presto y Carakan, su excelente motor de JavaScript, por WebKit y V8, el motor JavaScript de Chrome y su hermano de código abierto, Chromium. Quizá no sea tan doloroso como el día que murió Netscape, pero dentro de nada vamos a pasar de tener cuatro grandes motores de rendering (Presto, Webkit, Gecko y Trident) a tres (y lo mismo pasará con los motores JavaScript). La biodiversidad del entorno se ha reducido en un 25%. Eso, en cualquier ecosistema, es, ya usaba la palabra antes, un cataclismo.

Como dice Bruce Lawson, Presto va a seguir vivo una buena temporada:

(buena parte del negocio de Opera se alimenta de los navegadores embebidos en teles y otros dispositivos)… pero si ese tuit no suena a entierro, so sé qué lo hará…

Si hay que buscar culpables, la lista va a ser inacabable:

Mientras para muchísimos desarrolladores sólo exista Webkit primero (en la forma de Chrome y Safari, principalmente), y Firefox y el inevitable Internet Explorer (que se mueve muy lento y es víctima de muchísimas inercias imparables, pero hoy en día es un navegador más que aceptable, en sus últimas versiones) después, y ni dios tenga en cuenta el resto, la vida de Opera dependiendo de respetar los estándares pasaba por decisiones tan controvertidas como las de ‘adoptar’ los prefijos -webkit- (y pensar que creímos que el ruido que oímos entonces era el del infierno congelándose…). Y eso, aceptémoslo, era insostenible.

Como sucede en todos los sepelios, ahora resulta que el muerto era un tipo fantástico:

Lo jodido (disculpad el vocabulario, pero es que todo esto me ha dolido bastante) es que el muerto de verdad era un tipo fantástico. Personalmente, durante mucho tiempo ignoré Opera tan absolutamente como cualquier otro. Pero un Mac con sólo 2 gigas de RAM y una época de versiones Firefox especialmente voraces me llevaron a adoptar al navegador noruego durante unos meses. Al final dos gigas de RAM más y una moderación del apetito de Firefox hicieron que volviese a los orígenes (la cabra tira al monte, y ahora se siente culpable), pero durante aquel periodo tuve la oportunidad de comprobar que Opera era, efectivamente, un software fantástico… maltratado hasta la saciedad por propios y extraños (con el coloso Google a la cabeza del pelotón) con prácticas como el sniffing de agentes de usuario implementado con el culo (se me vuelve a descontrolar el vocabulario, me temo que me vais a tener que aguantar). La rendición de Opera me duele como al que más, pero no queda más remedio que aceptar (hasta aplaudir, con dolor) la decisión…

Para los que no veáis la dureza del mazazo que se llevan hoy los estándares web (que se culmina hoy, quizá habría que decir mejor), el tuit que, creo, dice más en menos:

Apenas ha hecho ruido fuera de una comunidad de freaks, pero hoy ha sido un muy mal día para la web. Descansa en paz, Presto.


Una recopilación de artículos sobre el tema:

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