Cómo hemos cambiado (V)

Un par de discos duros externos
Seis teras (dos más cuatro)…

Comprar un disco duro externo nuevo es el momento para echar la vista atrás y sentir un ataque de vértigo…

  • Primero, porque si tienes una cierta ‘edad tecnológica’ es muy difícil de creer que en un disco de 2,5″ puedan caber 4 teras (aunque son teras «decimales», que quiere decir que mejor descuentas un 10% y asumes que son un poco más de 3,6). ¡Cuatro terabytes!
  • Después recuerdas la capacidad de tu primer disco duro. Veinte megas. Y su precio. Unas setenta y cinco mil pesetas de la época. Vamos a suponer que fuera 1994. Si actualizamos el precio según el IPC (aquí, por ejemplo), eso son unos 740€. El disco duro nuevo (este Seagate) ha costado ha costado algo menos de 172€. Menos de la cuarta parte. 190.000 veces más capacidad. 760.000 más barato por mega. Vértigo.
  • Y, finalmente, inviertes una eternidad en volcar casi dos teras que tenías en el otro disco. Y te parece lento. Lentísimo. Y maldices que el ordenador sólo tenga USB 2.0. Y entonces miras la velocidad a la que está copiando. Y da la casualidad que está copiando archivos muy grandes. Y eso hace que estés maximizando la velocidad real de USB 2.0. 25 megabytes por segundo. Lento. De narices… Hasta que piensas en tu primer disco duro… y te das cuenta que estás escribiendo a más de «un disco duro por segundo» (en unidades del sistema obm). Más vértigo.

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