Categoría: Propiedad intelectual

  • ¿Qué hacer con cuatro terabytes de datos?

    Impresionante lo que se puede llegar a hacer cuando uno tiene un presupuesto para desarrollos tecnológicos como el del New York Times, lo junta con unas pocas décadas de diarios que han pasado al dominio público, lo adereza con la infraestructura de almacenamiento barato de Amazon y le añade unas gotas de cloud computing, también cortesía de Amazon

    Cuentan en Open, el blog sobre código abierto en el Times, cómo han tomado 70 años de archivos bibliográficos (de 1851 a 1922), que estaban repartidos en infinidad de TIFFs (y estamos hablando de una aproximación bastante razonable del infinito, por lo que cuentan: unos cuatro terabytes), los han subido a S3 y han usado EC2 (más una buena colección de código abierto) para generar once millones de PDFs (apenas un gigabyte y medio de documentos) en 24 horas…

    De hecho, eso es lo que hicieron en noviembre pasado. Porque ahora, en un «más difícil todavía» de los que dan vértigo, han lanzado una herramienta web para navegar por ese mar de información: la muy impresionante TimesMachine, con la que uno puede, por ejemplo, leerse la primera página del diario anterior en cien años a su nacimiento:

    Primera página del Times del 19 de septiembre de 1873

    Demos gracias, pues, al código abierto, a la ley de Moore y, sobre todo, a la duración limitada del copyright y a la amplitud de miras de la gente del New York Times por algo tan maravilloso (que lamentablemente diarios centenarios de por aquí como La Vanguardia o ABC tardarán mucho en imitar, me da a mí la impresión).

  • Microsoft… ¿e interoperabilidad?

    ¿Será una señal del fin del mundo? :-P.

    Nota de prensa calentita desde Redmond. Si al final va a ser que Ray Ozzie manda algo en Microsoft… Parece ser que Microsoft va a «implementar cuatro nuevos principios de interoperabilidad y las correspondientes acciones con sus productos de negocio de alto volumen». Traduzco libremente:

    • Asegurar las conexiones abiertas,
    • promover la portabilidad de datos,
    • mejorar el soporte para los estándares de la industria y
    • fomentar un compromiso más abierto con clientes e industria, incluyendo a las comunidades de código abierto.

    Esos «productos de negocio de alto volumen» son Windows Vista (.NET incluido), Windows Server 2008, SQL Server 2008, Office 2007, Exchange Server 2007 y Office SharePoint Server 2007, más sus futuras versiones. Las acciones a tomar incluyen la publicación inmediata de 30,000 páginas de documentación en MSDN hasta ahora solo disponibles para los miembros del «Microsoft Work Group Server Protocol Program», con el compromiso de licenciar las patentes que pesan sobre sus protocolos «bajo términos razonables y no discriminatorios» y el compromiso de no demandar a desarrolladores de código abierto por el desarrollo y distribución no comercial de implementaciones de dichos protocolos. Y también se comprometen a hablar con el resto de la industria antes de hacer su propia implementación de un estándar (digo yo, esto… ¿no lo podían haber hecho hace unos pocos años con el CSS? Lo tranquilos que estaríamos ahora…).

    No, mis ojos tampoco dan crédito…

    Hipótesis:

    • Se han vuelto ‘not evil’ de golpe.
    • Se huelen un futuro en que Microsoft deja de ser un monopolio y actúan en consecuencia.
    • ¡Es una trampa!

    Yo, particularmente, me inclino por la segunda opción y, ya de paso, estoy casi por felicitarles por el paso adelante. A ver si es verdad.

    PS El sitio oficial de la iniciativa: microsoft.com/interop.

  • REM y los vídeoclips de código abierto

    Hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana, los videoclips servían para promocionar las bandas y sus discos… Cierto es que la «era MTV» duró poco, pero parece que R.E.M. pretende recuperar aquellos viejos tiempos y en la web de su último disco, supernaturalsuperserious.com han puesto a disposición de los fans (y de todo el que lo desee, de hecho :-P) hasta once pistas de vídeo de la canción que da nombre al disco y animan a todo el que lo desee a hacer uso (y abuso) de ellas para remezclarlas y publicarlas en la red.

    La licencia usada es la Artistic License 2.0, una licencia OSI que, como comentan en ReadWriteWeb, es para software y, además, sus términos no parecen demasiado coherentes con el mensaje de REM (no permitiría subir los vídeos remezcla a YouTube, que es precisament lo que piden los de Georgia) pero, oiga, esto de las licencias es muy complicado y no estamos como para analizar en mucha profundidad los poquísimos caballos regalados que nos ofrece la industria, o sea que palmadita en la espalda y versión oficial del vídeo de la canción:

  • Las editoriales también innovan en la red

    Desde que vi el otro día un libro electrónico soy más consciente de que los problemas de la digitalización que tanto han afectado a las industrias del cine y el disco se les viene encima ahora a las editoriales… (Nótese que hablo de las industrias, y no de los sectores culturales, ¿eh? Que no conviene confundir churras y merinas: lo que está en crisis es la venta y alquiler de contenedores físicos para música y cine. Esto afecta muy directamente a los autores, pero sobre todo a los mercaderes que han vivido muy bien mucho tiempo de la creatividad de otras personas…).

    Lo dicho: el libro electrónico aún no es perfecto, pero están en ello y no están muy lejos. Y una vez que sea tan cómodo cargar y leer un libro de papel como uno electrónico (con la pequeña diferencia de que en este último cabe una biblioteca) el problema de «replicar es gratis» les va a caer encima a las editoriales. Uno sospecha que el libro de bolsillo puede acabar sufriendo lo mismo el destino que ya casi nadie niega para el CD (la jungla amazónica lo agradecería mucho, como mínimo) aunque, desde luego, la edición en tapa dura de un cierto nivel de cuidado, o los libros «de lujo», al menos de momento, están lejos de las posibilidades de las pantallas OLED (uno era bastante escéptico, y sigo siendo un enamorado del papel, pero también he pasado de comprar muchos CDs a comprar unos cuantos vinilos y descargar mucha música de la red, la mayoría legalmente).

    Parece, eso sí, que autores y editores han visto «mesar las barbas del vecino» y están dando pasos para proteger su negocio sin, de momento, tocar las narices del consumidor que les sustenta:

    • Primero tenemos al autor Neil Gaiman, que ha decidido celebrar el séptimo aniversario de su blog (un millón de palabras escritas, ahí es nada, documentando el proceso de creación, explicando batallitas de giras promocionales y colgando enlaces de aquellos que no tienen desperdicio) ofreciendo la descarga gratuita de uno de sus libros. Y como no sabía cuál elegir, deja la elección al público (dejénme asegurar que he leído seis de los ocho candidatos y se trata de libros que (i) se han vendido y se venden divinamente y (ii) no están nada mal).
    • En segundo lugar, Harper Collins publicará en su web unos cuantos libros de forma gratuita (para su lectura en la página, no para descargar). Incluyendo unos cuantos títulos de Pablo Coelho que, aunque no sea santo de mucha devoción en esta casa, es, como Gaiman, un autor de best sellers más que consagrado.
    • Finalmente, Reuters cuenta que Random House pretende estimular la venta de algunos de sus nuevos títulos poniendo a la venta digitalmente capítulos sueltos, aunque de momento no se especifican más detalles.

    Editoriales y escritores cuentan con la experiencia acumulada de otras industrias, pero de momento hay que felicitarles por dar pasos adelante mucho antes de que la cosa adquiera dimensiones dramáticas.

  • Reble.fm, otra manera de compartir

    Captura de pantalla de la web de reble.fm

    Invento nuevo (de hecho, me parece recordar que había alguna cosa similar hace tiempo, pero no localizo el sitio… ¿Quizá como plug-in para algún programa de mensajería instantánea?) para compartir música: Reble.fm propone compartir mediante la combinación de P2P y red social: tú me dejas reproducir tu música (en streaming), yo te dejo reproducir la mía. Por aquello de protegerse de las iras de las discográficas, el software se asegura de que cada canción no se reproduzca simultáneamente en más de un cliente y no deja transferir las pistas en sí, aunque me parece que eso no impedirá que RIAAs, SGAEs y demás especies intenten cerrar la cosa, si es que alcanzan suficiente relevancia como para aparecer en sus radares.

    La cosa aún está en beta «de verdad» (esto es, ahora mismo lo estoy probando con un único ‘buddy’ y ya se atraganta en algunos puntos) y solo está disponible para Windows. De todas formas, si alguien quiere probar, que me escriba un correo a mi dirección personal y le paso mi login.

    El principal problema que le veo al invento es la enorme A de las conexiones ADSL: la asimetría que hace que el usuario típico disponga de apenas 320 kilobits de subida, que se traduce en que apenas vamos a poder servir cómodamente una pista de 192 kilobits…