Categoría: cacharritos

  • ¿Qué software gastas? (Android edition, v3)

    Han pasado ya unos meses desde la última lista (v2) o sea que toca actualizar… La novedad, claro, es que mis dispositivos habituales actuales son dos: el Galaxy Note y el Asus Transformer Prime. Los ods comparten resolución, pero el primero es un móvil con Gingerbread (Android 2.3) y una pantalla de 5.3″, mientras que el segundo es una tableta de 10.1″ con Ice Cream Sandwich (esto es, Android 4). Y a veces el software que uso en uno y otro no es el mismo… En cualquier caso, vamos allá con la lista:

    Utilidades de sistema

    • El lanzador de aplicaciones en el Note sigue siendo GO Launcher EX que, por lo que veo por ahí, tiene bastante éxito. Estoy pensando en instalarlo también en el Prime pero confieso que, de momento, en este uso el lanzador por defecto y la cosa funciona la mar de bien.
    • También sigo controlando el consumo de ancho de banda con 3G Watchdog Pro (existe una versión gratuita, 3G Watchdog). No me resulta estrictamente necesario, porque consumo entre 300 y 400 megas al mes sin necesitar vigilarme, pero por si las sorpresas desagradables…
    • Tanto en el Note como en el Prime, he dejado de usar ‘widgets’ de terceras partes para monitorizar el procesador y cambiar rápidamente opciones como el uso o no de 3G, la WiFi o el modo silencio, puesto que ambos vienen con herramientas para hacerlo más que suficientes. Para la gestión de archivos sigo usando ASTRO en el Note, pero en el Prime, de nuevo, el que viene con la máquina es perfectamente válido.
    • Sigo usando religiosamente, por un lado, WidgetLocker Lockscreen, para personalizar la pantalla de bloqueo del Note y tener las aplicaciones de uso frecuente aún más a mano. Para tener a mano el calendario, Simple Calendar Widget, efectivo y simple como su nombre indica. Para acabar, Battery Monitor Widget. El Note no se come la batería como mi viejo Streak, pero sigue siendo interesante tener a mano cómo va la batería con algo más de detalle. Y para cuando hace falta verlo con mucho detalle, PowerTutor. Y falta añadir ChargeBar, que te muestra cuánta carga te queda de manera mucho más útil que los indicadores de batería habituales.
    • Finalmente, por lo que respecta al teclado, MultiLing (sigue siendo muy interesante, siendo gratis y teniendo diccionario catalán) ha sido sustituido por diversas opciones. En el Note, y para dar uso a su stylus y recordar tiempos pasados, no puede faltar Graffiti for Android, pero mi teclado por defecto es, tanto en el Note como en el Prime (cuando le separo el teclado físico), SwiftKey X (y su hemano mayor para tabletas, SwiftKey Tablet X, ambos de pago y con versiones gratuitas de prueba). No los regalan, pero valen mucho más de lo que cuestan. Mucho. (Y me falta apuntar GO Keyboard, otro teclado gratuito con buen soporte para múltiples idiomas, catalán incluido.)

    Aplicaciones de uso frecuente en esta casa

    • Comencemos por las aplicaciones Google: Gmail (la versión Tablet, en particular, es una gozada), Google Maps con Street View, Google Reader para el RSS y Listen para los podcasts.
    • Hablando de Google Reader, en el Prime tengo Pulse y estoy bastante contento. No es, para nada, una alternativa viable a Reader para los que estamos suscritos a doscientos canales RSS, pero los agregadores que ofrece, más la presentación visual, lo convierten en una buena revista de interés general. Siguiendo con la lectura, no podían faltar ni la app de Kindle ni Read It Later Pro (tiene versión gratuita, Read It Later Free), para tener siempre encima cosas que leer. (Y tengo pendiente experimentar con el quiosco digital de Zinio y con los lectores Aldiko y Mantano.)
    • Para los que nos movemos en transporte público por Barcelona, imprescindibles Next Train para la RENFE y Urban Step – Barcelona para el autobús (para el que use ‘catalans’, probablemente también sean interesantes cosas como FGC Android). Y la primavera barcelonesa también hace muy recomendable Rain Alarm. Y por acabar de mencionar las aplicaciones geolocalizadas, citar Foursquare, Waze, un ‘GPS social’ que pinta bastante bien, y los widgets meteorológicos de Beautiful Widgets.
    • Para los momentos musicales, TuneIn Radio Pro para escuchar la radio (hay una versión gratuita, TuneIn Radio, pero la Pro cuesta apenas 70 céntimos de euro). Y la aplicación oficial de Spotify, claro (aunque en Ice Cream Sandwich es bastante poco estable, todo sea dicho). Como reproductores de MP3 oscilo entre el propio Spotify y las aplicaciones de Samsung y Asus. Y falta añadir SoundCloud, SoundHound ∞ (tiene versión gratuita), el cliente oficial de Last.fm, UberHype, un cliente no oficial para Hype Machine y 8tracks, otro servicio de música gratis que me gusta bastante.
    • Los clientes de Twitter han pasado a ser twicca en el móvil y TweetCaster en la tableta. Y como Tweetcaster no tiene un buen plug-in para usar bitly, mi acortador de URLs de cabecera, uso Link Shrink Pro (y, puestos a mencionar apps-plugin, también resulta útil Diigodroid, que permite añadir favoritos a Diigo sin importar si el navegador que estás usando conoce el servicio o no).
    • Obviamente (o no), la app oficial de Facebook, a la que hay que sumar la de Google+, por si las moscas, aunque no sé yo si llegará muy lejos…
    • Para navegar alterno el navegador nativo (el Flash Player, ya moribundo, me ha sacado de algún apuro en alguna ocasión, la verdad), con Opera Mobile (que se va imponiendo como mi favorito), Opera Mini (y la cantidad de ancho de banda que te ahorra), Firefox (y sus funciones de sincronización) y Firefox Beta (para saber lo que nos depara el futuro). Además del cariño que me despiertan Opera y Mozilla, me da bastante pánico el monocultivo webkit, y por eso me aparto todo lo que puedo de los navegadores que lo emplean, tanto el nativo como Chrome o Dolphin…
    • En el apartado de comunicaciones, básico WhatsApp, y mucho menos esenciales Skype y Trillian.
    • Y de vez en cuando me saca de un apuro StopWatch & Timer, con sus cuentas atrás.
    • Finalmente, una categoría nueva: la de clientes remotos de RDP y VNC (esto es, programas que nos permiten acceder a un ordenador remoto). Dos recomendaciones: Jump Desktop (que tiene una habilidad notable para saltar firewalls) y Splashtop Remote Desktop HD, que no es tan habilidoso pero que tiene un rendimiento que da hasta para la reproducción de vídeo, si se cuenta con suficiente ancho de banda (por cierto, debería ser aún más potente Splashtop THD, optimizado para chipsets Tegra como el del Prime, pero confieso que me da un poco de rabia volver a pagar por un producto casi idéntico a otro por el que ya he pasado por caja)… La versión ‘light’, desde luego, es la de acceso vía terminal, para la que uso ConnectBot.
    • Si no hace falta acceder remotamente a todo el ordenador, pero sí queremos acceder a ficheros del disco duro, es bastante útil PocketCloud Explore. Y, claro, todos los servicios de ‘almacenamiento en la nube‘, comenzando por el ubicuo Dropbox pero sin olvidar Box.
    • Y diría que cerramos con las aplicaciones de uso más o menos frecuente con las dedicadas al consumo de vídeo: YouTube y Vimeo, por un lado, los reproductores de vídeo ‘en local’ MoboPlayer y MX Player (a la espera de que llegue el VLC oficial) y, finalmente, Rtve.es HD y TV3.

    Aplicaciones menos comunes…

    Si en la lista anterior ya os ha parecido que había cosas raras, agarraos que vienen curvas…

    • Emuladores: ningún viejo fan del Commodore 64 debería pasar sin Frodo C64. Y los amantes de las calculadoras deberían instalarse Droid48 (los fans del soft matemático también podéis probar con MathStudio).
    • Lectores de cómics: Si ya tenéis los tebeos, Perfect Viewer. Si sois fans del cómic americano, podéis probar con Marvel Comics (exclusiva de la editorial Marvel) o Comics (básicamente la misma aplicación, pero con más editoriales (y sí, también hay una versión especial DC, pero yo nunca he sido muy de Batman o Superman…)).
    • Para jugadores de Trivial y demás necesidades de resolver dudas al momento, la aplicación oficial de Wikipedia y la de la IMDb, así como la no oficial del diccionario RAE.
    • Para bloggers de pro, naturalmente, la aplicación oficial de WordPress.
    • Los interesados en la programación alucinarán con AIDE, un IDE completo de Java para Android.
    • Y ya para ir acabando, dos vicios personales: NFL Game Pass para ver (pagando) los partidos de la NFL (el equivalente NBA es NBA Game Time) y los pinballs Pinball Arcade y Zen Pinball THD.

    Ahí es nada. ¿Me equivoco con alguna recomendación? ¿Me dejo algo? Ahí tenéis los comentarios :-).

  • Un libro a leer: «Dealers of Lightning: Xerox PARC and the Dawn of the Computer Age»

    No suelo recomendar libros por aquí. Sobre todo, porque últimamente apenas leo libros :( (con lo que yo había sido…) y porque lo poco que leo no está demasiado alineado con los contenidos de este blog. No es el caso, para nada, de Dealers of Lightning: Xerox PARC and the Dawn of the Computer Age; hemos hablado por aquí del PARC en alguna ocasión, y la historia de la informática nos vuelve locos…

    De historia de la informática el libro está lleno a rebosar: en el PARC se inventaron la impresora láser y Ethernet, la programación orientada a objetos nació con Smalltalk en Palo Alto y buena parte de los conceptos de las interfaces informáticas que se usan hoy nacieron en la madre de todas las demos de Douglas Engelbart, en 1968, antes de la creación del PARC, pero antes de materializarse en el Apple Lisa, allá por 1983, maduraron mucho, muchísimo, en Palo Alto, a manos de Alan Kay y compañía (nadie usurpará el merecido lugar de Apple en los libros de historia, pero si Jef Raskin no hubiese convencido a Steve Jobs para ir al PARC y empaparse de lo que allí se estaba inventando, la historia habría sido muy, pero que muy diferente).

    Si hay que hablar de historia, sería un crimen saltarse el Alto, al que es difícil robarle el título de primer ordenador personal. El Star, por su lado, quizá no sea tan mítico, pero es «solamente» el primer ordenador comercial en incluir una pantalla «bitmap» (esto es, capaz de presentar gráficos) en la que se mostraban ventanas e iconos que se señalaban con un ratón. Casi nada. Y no olvidemos que también es el lugar de nacimiento de Bravo, el primer programa WYSIWYG, padre directo de una herramienta llamada Microsoft Word, por ejemplo.

    Se trata, además, de una historia repleta de personajes dignos de película. Que Zuckerberg tenga peli y no la tengan Kay, Adele Goldberg (cocreadora de Smalltalk con Kay y el resto del System Concepts Laboratory), Butler Lampson (en su curriculum están el Alto, el Star y Bravo), Robert Metcalfe (coinventó Ethernet y después fundó una pequeña compañía llamada 3Com), Charles Simonyi (después de colaborar de manera decisiva en el nacimiento de Bravo se fue con la música a Microsoft en 1981, donde supervisó la creación de Word y Excel), Alvy Ray Smith (sin él los gráficos por ordenador no serían lo que son, y cofundó Pixar), Bob Taylor (fundador de la cosa), Chuck Thacker (líder del proyecto Alto) o John Warnock (harto de que no le hiciesen caso con un invento, fundó Adobe y «parió» PostScript primero y después el formato PDF)… No es sólo que estén en el árbol genealógico de casi cualquier cosa digital: es que la historia da para mucho, con batallas constantes y drama a raudales.

    Porque es imposible olvidar el hecho de que, al fin y al cabo, Xerox, la compañía que albergó a todos esos genios y en cuyo seno nacieron todos esos inventos no es nadie hoy en día en el mundo de la informática y, de hecho, no lo fue nunca. Es la historia absolutamente cruel de inventarlo casi todo y no ser capaz de comercializar casi nada («casi» entre comillas: Ethernet y las láser le dieron mucho, muchísimo dinero a Xerox, aunque no creo que eso consuele gran cosa hoy a quienes pudieron poseer el planeta PC y no lo hicieron). Los constantes choques de trenes entre las fortísimas personalidades de los personajes de la historia fueron un motivo, pero el libro es, sobre todo, la historia de cómo Xerox, una compañía enorme y casi todopoderosa, fue incapaz de reconocer y aprovechar tanta innovación. Por problemas políticos y malas decisiones, sí, pero, no lo olvidemos, también porque cambiar el rumbo de un transatlántico es una tarea que no está al alcance de cualquiera, y menos si el rumbo actual es una auténtica gallina de los huevos de oro, como era el mercado de las fotocopiadoras para Xerox (aún hoy, en Estados Unidos, muchos usan el verbo ‘xerox’ como traducción de ‘fotocopiar’).

    Leído como libro de historia, me parece un texto imprescindible para todos los interesados tanto en la historia de la informática como en todo lo que tenga que ver con innovación. Y aún si no son esos temas que te interesen, la historia y la intriga dan para bastante. Insisto: imprescindible.


    (Me queda agradecer a mi compañero de trabajo José Ramón Rodríguez que una de sus excelentes entradas de iNFoRMáTiCa++, el muy recomendable blog de los Estudios de Informática de la UOC, me descubriese el libro. Era, por cierto, la dedicada a la muerte de Jacob Goldman y los muchos otros históricos de la informática que 2011 se llevó por delante.)

  • Cómo esconder un ordenador en tu móvil o tableta: Ubuntu vs OnLive

    La tendencia se veía venir y comenzó a materializarla Motorola en el CES de 2011 (lo contábamos por aquí hace algo más de un año), lanzando el Atrix, un móvil Android que, al conectarlo a un ‘dock’, con teclado y pantalla, se convierte en un navegador Firefox de escritorio que debería ser, hoy, capaz, de ejecutar buena parte de las aplicaciones que uno ‘necesita’ para vivir. Un año más tarde, nada indica que el Atrix haya sido un éxito (una lástima, en mi opinión). Pero ello no evita que se atisben un par de alternativas interesantes en el horizonte más próximo…

    Canonical: Linux dentro de tu Android

    Canonical, los de Ubuntu, siguen por la vía abierta por Motorola, pero más, si cabe, y anuncian como eslogan A full Ubuntu desktop, on your docked Android phone, una descripción bastante aproximada de lo que quieren vender (de hecho, como cuentan en The Verge, están haciendo sus pruebas sobre un Atrix 2).

    Tal y como puede verse en vídeos que corren por YouTube, una de las gracias es la fuerte integración entre Ubuntu y Android: desde el escritorio se puede acceder a las aplicaciones del móvil, así como a los datos que uno tenga guardados, e incluso ser notificado de los SMS entrantes…

    Dicen los que lo han probado, eso sí, que la cosa, de momento, necesita bastantes mejoras en potencia

    OnLive: virtualización multimedia

    OnLive, por su lado, ataca exactamente el mismo problema desde una perspectiva más ‘cloud’ (que está de moda, oiga). Comenzaron vendiendo «virtualización para jugar» (y siguen en ello, véase): una ‘app’ iPad se conecta a un servidor virtual y te permite jugar con videojuego potente desde la tableta. Dicen las críticas (el servicio, de momento, sólo está disponible en Estados Unidos, Canadá y Reino Unido) que la cosa es interesante pero que más vale disponer de un ancho de banda más que notable si se pretende que la experiencia sea agradable, pero eso, por otro lado, era de esperar.

    Y claro, una vez tienes un escritorio capaz de correr videojuegos la pregunta obvia es ¿y por qué no lo hacemos con un escritorio convencional (que seguramente necesitaremos menos recursos por máquina y el público potencial será más amplio)? Y en ello están, con OnLive Desktop (de momento ‘iPad only’, aunque prometen aplicación Android en breve. Podéis ver demos en YouTube, para haceros una idea

    ¿Y quién gana?

    • La opción uno es que, desafortunadamente, lo que a mí me gustaría tener y lo que a mucha gente le gustaría tener no sea lo mismo, que el nicho de mercado sea demasiado pequeño y esto quede en agua de borrajas.
    • La segunda opción es que pase lo que siempre ha pasado en informática: que se imponga la ley de Moore y que el procesador y la RAM que caben en un móvil sean, en un futuro cercano, capaces de mover con comodidad un sistema de escritorio. En ese caso, Canonical y Ubuntu llevarán un par de cuerpos de ventaja en la carrera. Pero que nadie dude que, si Ubuntu cabe en un móvil y es una opción interesante, la mismo pasaría con Windows y Mac OS…
    • Y finalmente queda la opción de que gane la nube y las soluciones de virtualización. De hecho, con una conexión de verdadera banda ancha en casa, no sería mala opción para muchos usuarios gastarse ciento cincuenta o doscientos euros al año en un ordenador virtualizado en vez de 600 o más cada tres o cuatro.

    En fin. Que habrá que permanecer alerta.

  • PowerTutor: ¿Quién se ha comido la batería de mi Android?

    Es un hecho que no va a cambiar a corto o medio plazo, y casi seguro que tampoco a largo: Google no va a ejercer en el Market de Android el férreo control del que hace gala Apple en el Appstore de iOS. Eso tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Entre las malas está que se cuelan con una cierta frecuencia aplicaciones que no están todo lo bien programadas y diseñadas que deberían. A veces eso es obvio y lo único que pasa es que instalamos, probamos, nos horrorizamos y desinstalamos. Unos minutos perdidos, pero cosas peores nos han pasado a todos.

    Pero otras veces los defectos no son obvios: es el caso de aplicaciones que consumen ingentes cantidades de recursos y se comen la batería del móvil. Android dispone de alguna herramienta básica para monitorizar ese uso de la batería, pero eso no es suficiente. Y ahí entra PowerTutor (web oficial, market), una aplicación gratuita que nos permite inspeccionar más a fondo a dónde ha ido a parar ese 100% de batería que teníamos hace un rato.

    Captuyra de pantalla de una aplicación Android. Se muestra gráficamente el consumo de energía del móvl desglosado en pantalla, CPU, WiFi y 3G
    Una pantalla de 5.3" consume <strong>mucha</strong> energía

    La vista inicial con la que nos saluda la aplicación es informativa (tener la pantalla encendida es caro…), pero no muy útil. Pero si accedemos a la vista de uso de energía por aplicación tendremos muchas más pistas:

    Captura de pantalla de la aplicación. Muestra el consumo de cada una de las aplicaciones que han estado corriendo
    Afortunadamente, en este caso no hay especialmente preocupante

    Y es que en esta vista tenemos la información desglosada por aplicación pero, sobre todo, podemos contabilizar o no la energía dedicada a la pantalla, la CPU o las comunicaciones vía WiFi o 3G. Ya hemos visto antes que mantener la pantalla encendida es muy caro: si descontamos ese consumo nos será mucho más fácil ver qué aplicación está malgastando ciclos de CPU y, por tanto, gastando la batería inútilmente (y también podremos detectar, a veces, qué aplicaciones están usando 3G y/o WiFi cuando no deberían, aunque para eso hay aplicaciones específicas)…

    De nada :-)

  • Primeros días con el Asus Transformer Prime

    Foto del Asus Transformer Primer junto con un Samsung Galaxy Note
    La familia crece…

    Que no se diga que no hago lo suficiente por la causa Android: si hace nada hablaba del Woxter TV 100 que me acababa de comprar, hoy toca hacer lo propio con el Asus Transformer Prime, el enésimo cacharro con Android que me compro…

    Para los que no hayan oído hablar del invento, se trata de un tableta Android (de fábrica sale con Gingerbread, pero ya está disponible la actualización a Ice Cream Sandwich, que se instala sin problemas) de 10.1″ (1280×800, Super IPS+) y 586 gramos de peso. El chipset es el Tegra 3 de Nvidia y tiene un giga de RAM. El almacenamiento interno es de 32 o 64 gigas, según modelos, con la posibilidad de añadir una tarjeta SD de hasta 32 gigas. Cuenta con dos cámaras, de 8 megapíxels por un lado y 1.2 por el otro y las especificaciones habituales de básicamente cualquier cacharro moderno que se precie, si bien cabe anotar que no cuenta con espacio para una SIM, por lo que sólo se conectará a la red vía los ya citados WiFi y Bluetooth.

    Foto del Transformer Prime con el teclado conectado. Parece un netbook
    ¿Es una tableta? ¿Es un ordenador? Eso sí, más vale que os vayáis acostumbrando a las marcas de los dedos sobre la pantalla…

    El «hecho diferencial» con la mayoría de tabletas del mercado es, naturalmente, la disponibilidad de un ‘teclado-dock’ que permite que esté escribiendo esta entrada en la propia tableta. Dock y tableta se conectan sin problemas y la combinación tiene el aspecto, a primera vista, de un «netbook» de 10″ cualquiera, hasta que uno se fija en que la fila del teclado de las teclas de función es diferente y que hay una profusión de teclas específicas Android (inicio, retroceso, búsqueda, menú, acceso a configuración). El teclado, por sí sólo, pesa unos bastante espectaculares 537 gramos, dejando el peso de la combinación en un pelo más de 1.1 kilos. Ese peso es casi obligado para que la tableta-pantalla no venza el conjunto hacia atrás y Asus aprovecha la necesidad de lastre para añadir una batería de 22 Wh que, sumada a la de la tableta, de 25 Wh, les permite anunciar una vida de batería para el conjunto de 18 horas. Sin haber puesto a prueba la afirmación, sí puedo adelantar que, a no ser que se le vaya a dar bastante caña, puede uno salir de casa por la mañana sin cargar con el alimentador y sin preocuparse por ello. Hablando del alimentador, tiene una salida USB convencional (por el lado de la tableta y el dock se trata de un conector propietario de Asus), pero en mi experiencia no carga ni enchufando la tableta (ni el dock) a un puerto USB alimentado de ordenador (he probado con un Mac y un PC) ni con el alimentador USB que uno usa para cargar el resto de aparatos USB que corren por casa. Por tanto, sí habrá que cargar con el alimentador si nos vamos más de un día (no es especialmente grande, todo sea dicho).

    Mi opinión

    Después de tres o cuatro días de uso irregular, estoy encantado con el cacharro. El netbook perfecto se parece mucho a esto: ligero, con un teclado aceptable (teclas de poco recorrido, puestos a criticar), vida de batería que te permite no pensar en buscar enchufes y procesador y RAM que van más allá de lo que les exige el sistema operativo, más la gozada que representa poder interactuar poniendo los dedazos en la pantalla (primero, porque la pantalla es táctil, pero después porque tanto el sistema operativo como las aplicaciones han sido pensados para ello).

    Añado que yo había anticipado que la tableta, por mi uso, viviría casi siempre pegada al teclado, pero me equivocaba: la facilidad de unir y separar las dos piezas del puzzle hace que lo hagas con frecuencia: si sólo consumes información, separas el teclado. Si, de golpe, recibes un correo que requiere de una respuesta de más de una línea, estiras el brazo, coges el teclado, lo montas y te pasas inmediatamente al modo netbook. El nombre de Transformer, con el permiso del propietario de la marca, es realmente merecido.

    Y no quiero dejar de comentar la sonrisa que provoca tener la combinación desenchufada de la pared pero que la tableta te diga que se está cargando desde el teclado, o la posibilidad de dejar el teclado cargándose mientras uno se da una vuelta por ahí con la tableta :-).

    Los problemas

    Haberlos haylos. Que esté encantado no quiere decir que todo sea perfecto. Como siempre, cuando hablamos de un dispositivo Android, no queda más remedio que compararlo contra el lado iOS de la ecuación (o de la inecuación, mejor). Y como siempre, acabamos hablando de la fragmentación de Android que, en este caso, es tanto una bendición como una maldición. Bendición, para comenzar, porque un híbrido tableta-netbook como este difícilmente va a existir jamás en el lado Apple. Y para los que queremos ese híbrido, la discusión se para aquí. O Android o Android o Android. Pero eso no evita que la fragmentación comporte también dos inconvenientes insalvables. Por un lado, el ecosistema de accesorios jamás va a ser como el del iPad (a no ser que haya una estandarizacción más que improbable entre fabricantes rivales o que, al más puro estilo Inmortales, al final sólo quede uno). Por el otro, diseñar interfaces que funcionen como dios manda sobre la infinita variedad de dispositivos Android es una pesadilla que no se ha resuelto y que difícilmente lo va a hacer a corto o medio plazo.

    En el caso de las tabletas Android se suma, además, el problema que tuvo el iPad al principio: de momento, la mayoría de aplicaciones está pensada para correr en un dispositivo de unas 4″, no 10″. Y eso se nota muchísimo. Muchos de los desarrolladores de los que uno esperaría que fuesen en cabeza en la carrera por conquistar las tabletas Android no cuentan todavía con aplicaciones adaptadas al nuevo y «enorme» tamaño de pantalla (Facebook sería el ejemplo paradigmático: su aplicación, especialmente en modo ‘landscape’, es un océano blanco que te hace pensar que mejor tirar del navegador y la interfaz «de toda la vida»).

    La tableta detecta las aplicaciones que no responden al tamaño de pantalla y nos da a elegir entre hacer un zoom a lo bestia (que sólo me parece útil si uno tiene problemas de visión importantes) o de forzarla al nuevo tamaño de pantalla, dando lugar a los mares de blanco que comentaba antes. No se me ocurre por qué no nos da la opción, por ejemplo, de dividir la pantalla en, pongamos por caso, tres espacios 420×800 y dejar que las aplicaciones corran allí, o incluso en pseudoventanas sobre el escritorio…

    Con las tabletas con Android 4.0 debemos añadir, además, la novedad de dicha versión del sistema operativo: mucho desarrollador aún no ha testeado sus aplicaciones contra él, y eso provoca defectos de jueventud que uno no esperaría de aplicaciones que ya llevan una buena temporada circulando (a Firefox, por ejemplo, se le atragantan los textos con acentos, cosa que hace que su uso sea bastante intolerable, y resulta menos explicable que la aplicación de Reader tenga la molesta manía de colgarse de vez en cuando mientras está corriendo de fondo).

    Como podéis observar, mis problemas son más inherentes a la plataforma y sus características que otra cosa. Sí querría comentar tres aspectos específicas de Asus que no me acaban de convencer. El primero, la decisión de pasar del conector HDMI del Transformer al micro HDMI del Transformer Prime. Sí, el conector es más pequeño y da la misma funcionalidad, pero encontrar un cable micro HDMI no es trivial, ahora mismo, y si uno va con prisas puede hacer que acabes pagando un precio bastante exorbitante por él. En segundo lugar, aún no tengo muy claro por qué incluir el touchpad en el teclado-dock: el mío lleva un par de días desactivado, dado que (i) es fácil interactuar directamente con la pantalla y pasar de él, (ii) es demasiado pequeño como para resultar verdaderamente útil y (iii) uno corre el riesgo constante de activarlo inadvertidamente mientras teclea, con efectos potencialmente peligrosos… Se me antoja que se podría haber eliminado sin demasiados problemas o, en su defecto, haberlo sustituido por un puntero al estilo Thinkpad. Y, finalmente, una de las críticas que se repiten casi unánimemente al hablar del Prime es que sabemos que dentro hay un GPS, pero parece que el diseño del aparato dificulta su funcionamiento de tal manera que es como si no estuviese. DIgo yo que, ya puestos, se/nos lo podrían haber ahorrado.

    La carta a los Reyes

    ¿Qué le falta al Prime para ser perfecto? Obviando los temas del tocuhpad y el conector micro HDMI, falta, sobre todo, madurez del software y la aparición o evolución de aplicaciones que se adapten a la experiencia de las 10″. Falta, también, que aparezca una aplicación ‘Office’ que exprima realmente las posibilidades de esta nueva generación de Androids (parece que QuickOffice es algo mejor que Polaris, que Asus incluye con la tableta, LibreOffice dice que está trabajando en migrar su suite a Android y, poco a poco Google Docs va mejorando y convirtiéndose en una solución viable, aunque aún le falta la edición offline de documentos, por ejemplo). Y… Y poca cosa más, en mi humilde opinión. Insisto en que, al menos de momento, mi satisfacción es muy grande con la nueva adquisición.

    ¿Dudas? ¿Curiosidades?Para esto tenéis los comentarios :-).