Byte, agosto del 84

Si el mes pasado viajamos a julio del 84, este mes también podemos repetir ejercicio y retroceder 40 años en el tiempo. Aunque, debe reconocerse, el lenguaje de programación Modula-2 no es tan llamativo en la portada como Spock…

Portada de la revista Byte de agosto de 1984. El tema de portada es Modula-2. La imagen, una especie de puzzle simulando papel de impresora, con las piezas blancas en el anverso, y que contienen código si se les da la vuelta

Modula-2, por cierto, llevaba en desarrollo desde 1978, idea del recientemente fallecido Niklaus Wirth. Igual os suena más otro de sus lenguajes: Pascal. La revista también le dedica algo de espacio a Forth-83, un lenguaje que tampoco tuvo demasiado recorrido…

Eso sí, si la portada de julio se dedicaba a los ordenadores y el vídeo, el tema seguía vivo, y Digital Research anunciaba dispositivo para conectar un Laser Disc nada más y nada menos que a un Commodore 64.

Anuncio de Digital Research. En la imagen, varios Commodore 64s mostrando imágenes de alta resolución en el monitor. Se trata de una solución que permite conectar reproductores de LaserDisc al Commodore 64 (y anuncian que en breve al IBM PC y al Apple II).

No recordamos al 64 exactamente como una «bestia multimedia», pero para la época… Lo podemos comprobar, de hecho, en el anuncio que encontramos un poco más adelante:

Anuncio del Commodore 64 que lo compara con el Atari 800XL (un poco más caro que el 64) y el Apple IIe y el PC jr de IBM, muchísimo más caros. Obviamente, los tres ordenadores de la comparativa salen escaldados en diversos factores, como el sonido, la capacidad de usar una tele como monitor o la conectividad

Y más adelante aún, la sección de libros vuelve al tema de portada, Modula-2, con libro de, claro, el mismo Wirth. El otro libro que me llama la atención es el dedicado a CP/M, el sistema operativo que podría haber sido MS-DOS en lugar de MS-DOS (no os perdáis este podcast sobre Gary Kildall, el creador de CP/M y «el hombre que podría haber sido Bill Gates).

La primera página de la sección de libros. Los libros analizados son Programming in Modula-2, de Niklaus Wirth, The Elements of Friendly Software Design, de Paul Heckel, The ABC's of Developing Software, de Shildon D. Softky, y The Programmer's CP/M Handbook, de Andy Johnson-Laird

Si seguimos avanzando, nos encontramos publicidad de uno de los clásicos del videojuego de la época, Infocom, los reyes por aquella época de la ficción interactiva. Para saber más sobre el tema, esta «historia oral» en Ars Technica

Anuncio de Infocom. Aparecen, entre otros, los tres juegos de la serie Zork.

Y un poco más adelante, para nada lo suficientemente importante como para ocupar la portada de la revista (algo que sí había hecho su tía abuela Lisa en febrero del 83)…

La sección System Review se dedica a un ordenador nuevo que igual os suena: el Macinstosh

Sí, esa «joya imperfecta» que era el primer Macintosh. El autor del artículo se declara fan de la máquina, aunque el precio (2500 dólares de la época, o unos 7500, si tenemos en cuenta la inflación) se le atraganta un poco para su CPU Motorola 68000, sus limitados y limitantes 128 kilobytes (sí, kilo) de RAM (Apple anunciaba su intención de llegar a los 512 algún día), 64 de ROM, su disquetera capaz de almacenar hasta 400 kilobytes (de nuevo, kilo, sí) por disco, y su pantalla monocroma de 9″ (el autor no sabe si el color será algo necesario en un ordenador personal, aunque comenta que el sistema en la ROM del Mac sí lo soporta color) y 512 por 342 píxels de resolución, que se «comen» 22 de los 128 kilobytes de RAM. La falta de cursores en el teclado también llama la atención del autor, por cierto, igual que la ausente tecla Control (sí lleva dos teclas Option y una Command) y la disponibilidad de un teclado numérico adicional por 99 dólares más. Y también merece apartado aparte el ratón —que aunque ya estaba disponible para el PC de IBM (a Windows todavía no se le esperaba) era muchísimo más útil aquí— y la todavía novedosa interfaz de usuario, que había nacido en el PARC de Xerox y había presentado la propia Apple en su Lisa, pero que todavía era una gran desconocida para el gran público, pero todavía era lenta en comparación con otros sistemas operativos. Para el Mac ya había software de Microsoft, por cierto, que anunciaba que su hoja de cálculo (Multiplan, Excel no llegaría hasta 1987) ya estaba disponible, y que Word llegaría en otoño, y que ambos aprovechaban la interfaz gráfica del Mac. Y si uno quiere investigar algo más sobre el diseño del Mac, en la página 347 (y siguientes) hay una entrevista con tres miembros del equipo, incluido el mítico Jef Raskin.

(También se hablaba en la revista del ultimísimo PC para consumidores de IBM, el «PCjr», con su 8088 y sus 64 kilobytes (no se ha caído ningún cero, no) de RAM por 600 dólares, pero me resulta bastante menos interesante de comentar.)

Como siempre, encontraréis los PDFs aquí y, quién sabe, igual volvemos en septiembre…

Dos móviles interesantes: Jelly Max y Bigme Hibreak

Hubo un tiempo en que la categoría «cacharritos» era la reina en Otro blog más… Hace tiempo que no, pero si en el mismo día ves dos móviles dos que te llaman la atención…

Jelly Max. El smartphone «pequeño»

El primer cacharro que se ha cruzado en mi camino viene de la mano de un Kickstarter, el del Jelly Max. Sí, los Kickstarters entrañan sus riesgos, pero este viene de la compañía Unihertz, que tiene ya un recorrido. Son, entre otros, los del Jelly Star (Amazon, enlace de afiliado), el smartphone más pequeño que recuerdas, con sus 3″ de pantalla (se te ha olvidado ya, pero el iPhone original tenía una pantalla de 3,5″), sus características técnicas más que decentes (Android 13, 8 gigas de RAM, 256 de almacenamiento, NFC) y sus casi irrisorios 210 euros de precio, en estos tiempos… (Conozco a un propietario de su versión anterior, el Jelly 2, que está encantado con él… pero también a otra persona que se lo compró para intentar curar su adicción al móvil… y volvió a su móvil habitual al cabo de unos días).

(También tienen un móvil con teclado físico QWERTY, pero mis fuentes no quedaron nada contentas con él, si no me engaña la memoria tienen cosas que decir sobre el tema.)

En cualquier caso, Unihertz parecen ser los últimos abanderados de los smartphones «pequeños». Y si los Jelly de 3″ no venden, pues ahora se atreven con el Max, y sus 5″. Hubo un tiempo en que 5″ era XXL, pero Android iba por la versión 1.6. Hoy en día, cierto es que encontrar un 5″ con especificaciones decentes es un reto, y ahí está el Max, con sus ocho cores, 5G, Android 14, batería de 4000mAh con carga rápida (66W) y alguna característica más exótica hoy, como la radio FM y un emisor de infrarrojos que lo convierten en mando a distancia universal. El precio, más que comedido: poco más de 2000 dólares de Hong Kong, que al cambio son algo menos de 250 euros (seguro que hay que sumar gastos de envío).

Bigme Hibreak. Porque la mejor pantalla para el móvil es de tinta electrónica

Y mientras le andaba yo vueltas al Jelly Max, me encuentro en YouTube con…

Good e-Reader es el blog y canal de YouTube de referencia si te interesan los cacharros de tinta electrónica. Hacía tiempo que no hablaban de móviles de tinta electrónica (compruebo, por cierto, que nunca hice reseña por aquí de mi añorado pero insuficiente Yotaphone 2)… y el Bigme Hibreak me ha llamado mucho (no ayuda que el precio de la versión blanco y negro, la que debería comprarse todo el mundo, en mi opinión) es más que razonable: 200 eurillos. El Android 11 con el que viene me tira un poco para atrás, pero va a ser difícil resistirse a la tentación. Seguiremos informando. O no.

Byte, julio del 84

–César, ¿alguna idea para darle un poco de vidilla al blog?

–¿Pero no habíamos quedado que hacíamos unas entradas recuperando lecturas?

–Ya. Pero al ritmo al que noleees libros últimamente, la próxima entrada podría salir en julio del 27…

–Con suerte. ¿Y si probamos con algo más corto pero que dé juego?

–Como por ejemplo…

–Como por ejemplo, la revista Byte, que lo molaba todo y acabo de recordar que hay un archivo con los PDFs desde sus inicios (¡en 1975!) aquí.

–Pero 1975 está muy lejos.

–¿Y si nos ponemos ochenteros? Si estamos a julio de 2024, podríamos viajar en el tiempo a julio de 1984 y ver qué pasa, ¿no?

Portada de la revista Byte de julio de 1984. La imagen de portada es el mítico Spock en la pantalla de un ordenador. El título es Computers and Video
Juro que primero he decidido que julio del 84 y luego he visto la portada. Lo juro. Por Spock.
Anuncio de Apple. Aparecen el Apple IIe original y el modelo que se lanzaba entonces, mucho más pequeño.

Arrancamos fuerte. El Apple IIe «nuevo»… No os obligo a leer el texto, pero destaco algunas cosillas… Menos de 1300 dólares (actualizando la inflación, unos 3900 hoy: un regalo). Menos de ocho libras de peso (unos tres kilos y medio). Sin contar la pantalla, claro. Y no, no va a funcionar si no lo enchufas a la corriente. ¡16 colores! Disquetera incorporada. ¡Hasta 143 kilobytes por disco! Y se le podía ampliar la RAM hasta los 512 kilobytes (no me atrevo a buscar precios), desde los 64 que llevaba de serie.

Seguimos con…

Anuncio de Texas Instruments, que compara su clon del PC de IBM con el lema "Dare to Compare"

…las guerras de los clones (hubo guerras de los clones antes de la serie de Star Wars, de verdad). Texas Instruments, desde la «pradera del silicio» de Texas (¿de dónde iban a ser si no?) intentaba competir con IBM (para una versión ficcionalizada de la historia, no os perdáis la serie Halt and Catch Fire). ¡12 teclas de función por las 10 de IBM! ¡8 colores, y no 4! Y de regalo, una calculadora solar de la casa. Irresistible.

Publicidad de dBase III. La imagen es... ochentera. No sé describirla mejor. El lema es "Introducing the III and only"

Ya no se hace publicidad así. «The III and only». ¿Durante cuántos años fue dBASE III el estándar oro de las bases de datos? dBASE II, por cierto, nos explica el anuncio, seguía siendo la el mejor gestor de bases de datos para ordenadores de 8 bits. En la página 50 de la revista, de hecho, está la noticia del lanzamiento de dBASE III. Hasta dos mil millones de registros con hasta 128 campos. Y hasta diez bases de datos a la vez. Escrito en C y con el mismo lenguaje de comandos que «papá dBASE II». Requisitos mínimos: 256 kilobytes de RAM, dos disqueteras de 360 kilobytes y PC-DOS 2.0 . Y por apenas 695 dólares.

¿360 kilobytes? Sí. Es que por aquel entonces lo normal eran los discos de cinco pulgadas y cuarto, que daban para lo que daban. Pero ya comenzaban a anunciarse…

Anuncio de BASF de los diskettes de 3.5 pulgadas. La imagen es alguien guardando un disco en el bolsillo de la camisa. Porque ahora se puede.
¡los diskettes de 3.5!

¿Y si además de base de datos querías hoja de cálculo? 1-2-3 ya era un clásico pero llegaba…

Página de Preview. Se presenta Symphony, descrito como "a full orchestra version of Lotus 1-2-3"

¿Y para programar?

Anuncio de la versión 2.0 del Turbo PASCAL de Borland. ¿Cómo es la imagen? Dejémoslo en que, en Borland, por aquella época, el presupuesto no daba para gran cosa...

Vamos a reconocerle algo a Borland: 50 dólares era un gran precio (casi lo suficiente como para justificar ese logo): unas páginas más adelante, Microsoft anunciaba su COBOL por apenas 700. En la revista también había un artículo sobre el compilador. Doble, además, porque había que hablar dela versión para el IBM PC, pero también la de CP/M (que iba primero, porque por aquella época se fiaban más de él que del invento nuevo y propietario de IBM).

Y si no has llorado al leer Turbo PASCAL… es que eres demasiado joven.

La página de crítica de libros. Los libros que se tratan son Algorithms, de Robert Segdewick, un introducción al lenguaje FORTH, un libro sobre UNIX, y Artificial Intelligence applications for business

Nada mal la página de libros. Ese Robert Sedgewick es Robert Sedgewick, sí. Profesor en Princeton (su director de tesis fue un tal Donald Knuth), ex PARC, y miembro del consejo de Adobe de 1990 a 2016. El libro, que se había publicado en 1983, si no voy mal informado, sigue siendo un clásico. Y, de regalo, la respuesta a ¿Es la inteligencia artificial una cosa reciente?

Pero la portada de la revista se dedicaba al vídeo… y en la sección principal de la revista se le dedicaban cinco artículos al tema. El primero, sobre las enciclopedias electrónicas, con las que, efectivamente, ya soñábamos en 1984. El artículo lo escribía un vicepresidente de Grolier Electronic Publishing, el brazo «multimedia» de una de las grandes editoriales de enciclopedias, fundada en 1909, que en 1986 lanzaría su enciclopedia en CD-ROM, y de la que no te acuerdas porque «murió» allá por el año 2000. (Encarta, por cierto, llegaría en 1993.) También había artículos, si queréis explorar más, sobre usar teles como monitores (40 años, y las cosas no han cambiado tanto), controlar grabadoras de vídeo desde el ordenador, y videodiscos.

¿Algún loco de los teclados en la sala? Sorpresa: lo vuestro viene de lejos:

Foto de un teclado muy compacto. Según el texto, el único teclado separado para el Apple II con teclas de función.

Lo que no tenían era lo de conectarse a internet ni la web, claro… pero también hacían sus pinitos…

Anuncio del servicio online Compuserve. En la pantalla del ordenador, una foto de un centro comercial. y el texto dice que para el año 2000 el resto del mundo podría haber alcanzado el centro comercial electrónico de Compuserve.
…y es que el comercio electrónico ya existía en los 80.

Y si antes hablábamos de Texas Instruments, un poco después teníamos un informe sobre lo último de la otra gran compañía de la «Silicon Prairie», Compaq:

Captura del Compaq Plus, lo que entonces era un ordenador portátil de gama alta
el Compaq Plus, y sus menos de trece kilos de peso. 5000 dólares con 128 kilobytes de RAM, una disquetera y un disco duro de unos inacabables 10 megabytes.

En fin, suficiente por hoy, ¿sí? Quién sabe, a lo mejor el mes que viene seguimos con agosto del 84…

A propósito del Humane AI Pin

(Soy yo, lo sabe quien ha leído alguna vez este blog, de paréntesis largos. Como este. Pero hoy me disculpo especialmente, porque se me ha ido la mano con ellos. Quizá algún día edite la entrada para eliminarlos o reducirlos (o no, más probablemente (sí, en esta casa anidamos paréntesis por encima de nuestras posibilidades)), pero tenía yo prisa por darle a publicar. Pues eso. Que mis disculpas.)

Esta es la semana que pasará a la historia de la electrónica de consumo como la de las críticas del Humane AI Pin, uno de esos cacharritos que se anuncian como una revolución. Yo no he pasado de la crítica de The Verge, «not even close» (vídeo aquí abajo), pero el titular de la de Engadget tampoco está mal: The Humane AI Pin is the solution to none of technology’s problems. No parece una gran revolución.

No sé en Engadget, pero en The Verge no dejan de preguntarse por las potencialidades revolucionarias de la cosa: un dispositivo con una cámara, un asistente de voz ligado a una IA generativa y multimodal (o sin la IA generativa, que hay muchas cosas a las que se les puede dar respuesta sin ChatGPT y similares) que es capaz (vale: debería serlo) de entenderte (algún día deberíamos definir qué entendemos por «entender») y explicarte qué tienes delante… sí debería ser una resolución. Una curiosidad que comparto y… no entiendo por qué no tenemos ya respondida de mejor manera.

Planteémonoslo. Lo que queremos es, si no lo leo mal, una manera mejor de interactuar con Google / Apple / Microsoft / Amazon / Facebook / otros, por un lado, y con nuestro entorno más cercano, por el otro. Y digo «mejor» porque ahora ya lo hacemos todos de la misma manera. Cierto es que es un peñazo sacar ese paralelepípedo presuntamente smart del bolsillo para añadir algo a la lista de tareas pendientes, o para ver la última notificación que nos ha disparado la aplicación de turno. Más cierto aún es que hacerle una foto al menú en checo y traducirlo, aunque sea la hostia, no es la experiencia de usuario más amigable del mundo. También parece, eso sí, que esas maneras de hacer funcionan (o funcionan mucho más que el dichoso Pin, al menos).

Pero… hoy en día la cantidad de gente que llevamos los auriculares puestos casi todo el santo día, o algo en la muñeca con una pantallita y conectado al móvil, y con una cierta frecuencia ambas cosas a la vez, somos multitud. Vamos, que tenemos otras maneras de recibir información del móvil, más a mano que el propio móvil.

Por otro lado, cuando hace unos meses salió la segunda versión de «las Raybans de Facebook» (hasta aquí comentamos el tema, aunque centrándonos en las utilidades olvidadas que debería tener un cacharro así para hacer el mundo más accesible a las personas con discapacidad visual) a casi todo el mundo le sorprendió lo amigable que podía ser llevar unas gafas con una cámara, lo relativamente poco que molesta a la gente del entorno esa cámara usada con moderación (un obturador físico, como el de algunas webcams, tampoco estaría de más, opino) y también era práctico (en esto se hizo menos énfasis del que a mí me parece adecuado) llevar un micro muy cerca de la boca… Vamos, que las dichosas gafas apuntan a una buena manera de ver lo que vemos y de escuchar lo que (les) decimos, a poder ser solo con nuestro permiso y respetando nuestra privacidad, pero no nos metamos en ese berenjenal ahora.

Y, por tanto, ¿por qué queremos sustituir al móvil cuando lo que queremos es sacarlo menos del bols(ill)o y ya llevamos múltiples dispositivos encima que parecen adecuados para ello? Si no necesitamos una grandísima resolución, la cámara del Humane AI Pin ya la podríamos tener en las gafas (y si nos hace falta más, entonces sí valdrá la pena sacar el móvil con sus trescientas ópticas), y su punto de vista sería mucho más cercano al nuestro. Podemos añadir que si el móvil ya sabe dónde estamos con muchísima precisión, con unas gafas, aun sin cámara, saber qué es lo que estamos mirando, cuando tienes una brújula y un sensor de orientación, se antoja bastante fácil. Y los micrófonos en las gafas deberían ser capaces no solo de escucharnos a nosotros, sino de ser direccionales y escuchar especialmente bien a la persona a la que estamos mirando. Y la interfaz sencilla para interactuar con el agente que sea la llevamos en la muñeca (mirad el vídeo para ver qué «solución» propone Humane, que no tengo el cuerpo para ponerme con eso). Esa misma cosa que llevamos en la muñeca nos puede mostrar visualmente informaciones breves, que se pueden complementar con audio en los auriculares…

La capa de software tampoco parece tan difícil si tienes a mano el asistente de Google, Alexa o Siri (hasta podemos aceptar en la lista a Bixby), o un modelo grande de lenguaje, a poder ser multimodal.

Y, sin embargo, nadie ha hecho un Humane AI Pin sin el Humane AI Pin, ni parece que nadie esté diciendo que «está en ello». Mí no entender.

(Estoy convencido de que como mínimo en Facebook, en Meta y en Apple hay gente que ha hecho el mismo proceso mental que yo… y ha descartado trabajar en ello por motivos de peso. Me encantaría conocerlos.)

Smart glasses y… accesibilidad

Vengo yo de dar un paseo escuchando el penúltimo episodio de The Vergecast, en el que se habla de la review que han hecho de las Ray-Ban Meta (vídeo arriba, review completa aquí) que, si me diera la nómina, serían las que me convertirían en un glasshole (muy de acuerdo con los comentarios en el vídeo de que la cámara necesita una manera de taparla físicamente, que plantean toda una serie de dudas sobre privacidad y, sobre todo, lo que se dice en el podcast de que limitar las gafas al ecosistema de Meta es excesivo y una decisión que espero que acabe demostrándose inútil).

(Por cierto, en el podcast también se habla de la nueva ley californiana del derecho a reparar, y vale muchísimo la pena la conversación.)

En cualquier caso, también he echado en falta (en las reviews que he leído, pero también en la presentación de Meta) es cualquier referencia a las personas con discapacidad visual. ¿Quién no querría poder usar las esperadas capacidades de IA de las gafas para que te describiesen lo que tienes delante, te leyeran una etiqueta, un menú o un libro (la IA o las múltiples aplicaciones móviles que ya ayudan con estas cosas en el móvil, un formato que se me antoja) o, en caso de que aplicaciones e IA se queden cortas, conectarte con alguien para que pueda ver lo que la cámara tiene delante y echarte una mano con lo que sea que estás haciendo? (Y si la vida de la batería del cacharro es corta, que inevitablemente lo es, también creo que ningún ciego tendría ningún problema en que de la patilla pudiese colgar un cable USB delgadito a una batería USB externa…)

En fin, Zuckerberg, que el cacharrito mola, pero que estás perdiendo una oportunidad de oro de hacer algo realmente bueno, por una vez.