Categoría: cacharritos

  • Adiós, doctor Engelbart

    …que la efectividad intelectual ejercida hoy por un humano dado tiene poca versemblanza de estar limitada por su inteligencia —que hay docenas de disciplinas de la ingeniería, las matemáticas y las ciencias físicas, de la vida y sociales que pueden contribuir mejoras al sistema de medios para aumentar el intelecto; que de cualquiera de esas mejoras puede esperarse que dispare una cadena de mejoras coordinadas; que hasta que cada una de esas disciplinas se detenga y hayamos agotado todas las posibilidades de mejora que podamos extraer de ella, podemos esperar seguir desarrollando mejoras en este sistema del intelecto humano; que no hay una razón particular para no esperar mejoras en la efectividad intelectual personal de una aproximación orientada al sistema comparable a las conseguidas en la movilidad personal geográfica desde los días de montar a caballo y navegar a vela.

    Ya deberíais saber que el martes, 2 de julio, falleció Douglas Engelbart, uno de los pioneros de la informática. En algún momento puede que le hayáis visto reducido a ser «el inventor del ratón» en alguno de los artículos que la prensa le está dedicando. No es que inventar el ratón sea poco, desde luego, pero la figura de Douglas Engelbart va muchísimo más allá, como podéis deducir de las líneas que abren esta entrada, que salen de su AUGMENTING HUMAN INTELLECT: A Conceptual Framework, de 1962 (hay un escaneado en PDF del documento original que es una pequeña joya en sí misma). Apenas he comenzado a leerlo, pero ya puedo asegurar que vale la pena dedicarle el tiempo necesario.

    Si os da pereza (no debería), leed, al menos, estas palabras de Bret Victor (que son las que me han llevado a mí hasta el documento) o el obituario en el New York Times —honra al diario poder enlazar al articulito sobre los orígenes del ratón que hicieron hace apenas unas semanas, pero también a artículos de 1988, o este que le dedicaron a Engelbart y a Ted Nelson (otro enorme pionero) en 1991.

    (Me encanta comprobar de primera mano que la perspectiva de Engelbart cuadra bastante con algo que comentamos por aquí el año pasado: Por qué Google no nos está volviendo estúpidos… ni inteligentes. Y también me alegra pensar que de la alucinante «madre de todas las demos» ya habíamos hablado por aquí, hace casi cinco años, en la ocasión de su 40 aniversario.)

  • Android, ¿dónde están los «thin’n light»?

    Cosas que se pregunta uno a veces… Solía ser que todos los ordenadores eran iguales y la variedad estaba en los móviles, en los que todos los fabricantes innovaban en formatos… Sin embargo, de un tiempo a esta parte, hay ordenadores de todas las formas y formatos posibles, mientras que los móviles de gama media-alta cada vez son más uniformes: nómbrenme al fabricante que no vende como «buque insignia» un móvil de alrededor de 5 pulgadas, de resolución «full HD» y con un procesador «quad core»… No seré yo el que se queje de la diversidad de móviles grandes del mercado (se reían de mí y de mi «descomunal» Dell Streak, a principios de 2011…), pero ahora resulta que si quieres un móvil pequeño pero no quieres renunciar a un mínimo de características… va a ser que no: los formatos pequeños han quedado asociados a las gamas rematadamente bajas y no hay en el mercado (o yo no he sabido encontrar, claro) móviles de 3,5″ que lleguen a resoluciones de 800×480, con un procesador «dual core» de 1,2 gigahercios y menos de un centímetro de grosor, cuando está clarísimo que todos los fabricantes están capacitadísimos para fabricar algo así sin más problemas. Digo yo que el péndulo se inclinará hacia el otro lado en algún momento y el mercado quedará inundado, pero me da a mí que el primer fabricante que se lance va a vender 10 o 15 millones de unidades sin apenas esfuerzo.

    (Y no, no voy a volver a mi campaña por los móviles qwerty, que esa es una batalla que ya doy por perdida.)

  • El ‘planeta móvil’ según CISCO

    Algunas joyas extraídas del Cisco Visual Networking Index: Global Mobile Data Traffic Forecast Update, 2012–2017… (Haríais mejor en leeros el enlace, y mejor si os lo curráis más que yo y os leéis el informe, pero bueno…)

    • El tráfico de datos móvil global creció un 70% en 2012, llegando a 885 petabytes al mes a finales de año (para hacernos una idea, en 2000 todo el tráfico en internet era de unos 75 petabytes al mes).
    • El tráfico de vídeo móvil, a finales de año, alcanzaba el 51% de todo el tráfico de vídeo. Ya se consume más vídeo en dispositivos que en PCs.
    • La velocidad de las redes sigue subiendo gracias al 4G, llegando a una media de 526 kbps en bajada (¿recordáis cuando una ADSL de 256 parecía un cañón?)… y en el caso de los smartphones se dispara hasta 2,064 kbps. Las conexiones 4G son sólo el 0.9% del global, pero representan el 14% del tráfico.
    • El uso de los datos se está generalizando: el 1% de usuarios más conectados genera el 16% del tráfico. En 2010, el 1% representaba el 52% del tráfico. Y claro, eso sube el tráfico medio por dispositivo: en los smartphones, pasamos de los 189 megas mensuales de 2011 a 342 en 2012. Los ‘featurephones’ conectados se quedan en unos 6.8 megas mensuales (nada despreciables, por otro lado, y suponen un 35% de incremento sobre el consumo medio en 2011).
    • Seguimos tirando de WiFi cuando podemos: un 33% del tráfico desde móviles vino de WiFis y similares en 2012 (y no está incluido en los números mencionados hasta ahora).
    • Las tabletas siguen creciendo. En 2012 corrían unos 36 millones por ahí, y cada una de ellas genera, de media, más del doble de tráfico que el móvil medio: 820 megas al mes. Aunque los portátiles siguen siendo los grandes consumidores: unos 2.5 gigas al mes (y se han estabilizado bastante: en 2011 eran 2.3 GB al mes).

    Y las previsiones de CISCO para los próximos años tampoco están nada mal:

    • En 2013, más dispositivos conectados que seres humanos (en parte gracias a las conexiones entre máquinas, o M2M).
    • En 2014, velocidades de bajada medias de más de un megabit. Y casi cuatro megabits de media para 2017.
    • Para 2017, más de 10 exabytes de tráfico de datos global al mes. Si nos fijamos en las tabletas en particular, CISCO estima que ellas solas representarán 1.3 exabytes al mes (un 50% más que todo el tráfico de datos móvil en 2012).

    Casi ná…

  • Réquiem por el teclado

    Foto de dos teléfonos móviles que comparten formato: ambos tienen teclado QWERTY
    Dos de mis cuatro últimos teléfonos: a la izquierda un Xperia Pro, a la derecha un N97

    Una de las previsiones de moda para este 2013 es que será el año de la muerte de las Blackberries (o, de hecho, de su fabricante, RIM, que para el caso viene a ser lo mismo). De ser así (a pesar de no ser usuario, espero que no), con las Blackberries morirían, también, los últimos smartphones [populares] con teclado.

    Entre el N97 y el Xperia Pro de la foto servidor ha sido usuario de otros dos terminales: un Dell Streak primero (el teléfono con que Dell se estrelló comercialmente de manera espectacular, a pesar de que a posteriori hemos visto que la «extravagancia» del megateléfono, de hecho, vende bastante, y que desde su lanzamiento hasta ahora los teléfonos no han hecho más que crecer…) y después un Galaxy Note (que espero recuperar del servicio técnico en breve: el Xperia Pro es sólo un ‘muleto’).

    ¿Por qué ‘no molan’ los teclados físicos? Porque nos gustan más las pantallas. Y los móviles delgados. Y los teclados o bien roban espacio a la pantalla (el modelo Blackberry) o bien engordan el cacharrito de turno (el modelo de Nokia y Sony).

    ¿Por qué ‘sí molan’? Porque lo que no son las pésimamente llamadas pantallas ‘táctiles’ es, precisamente, táctiles (táctil, del latín tactĭlis, según la RAE significa o bien «perteneciente o relativo al tacto» o bien «que posee cualidades perceptibles por el tacto, o que sugieren tal percepción». Y la pantalla nos percibe a nosotros, pero nosotros a ella… no. Sin la ayuda de la vista (o del oído, si hemos activado el lector de pantalla) no tenemos la más remota idea de si hemos pulsado la g, la h, la f, la t o vaya usted a saber qué tecla.

    Tenéis, casi seguro, unas cuantas amigas que últimamente se han pasado de una Blackberry a un iPhone, a un SIII o al móvil de moda de turno. Se dividen, seguro, en dos grupos: las que lloran la pérdida del teclado y las que no. Las del primer grupo son los que usaban el teclado con frecuencia. Podéis hacer el estudio.

    En 21st Century Gestures Clip Art Collection (un ensayo imprescindible, dicho sea de paso) Dan Hill habla del «cellphone wake», o «estela del móvil», comparando la estela que dejan los barcos a su paso y la que provocan (provocamos) los que caminan (caminamos) por la calle con la vista hundida en la pantallita del móvil, especialmente si se está «tecleando», entre el resto de transeúntes. Lo pensaba, el otro día, «condenado» al Xperia Pro desde el Note, caminando por la calle, cruzando WhatsApps… y dejando una estela mucho menor que la de costumbre porque, con el Pro y sus teclas físicas, puedo levantar la vista mientras tecleo (además de teclear considerablemente más deprisa), reduciendo la probabilidad de atropellar a nadie (y, de paso, de ser atropellado por algo).

    Decía que entre el N97 y el Pro ha habido dos ‘phablets’ de 5″. Y que desde entonces hasta ahora las pantallas han pasado de unas 3.5″ que nos parecían enormes a que 4.3″ o 4.7″ no nos escandalicen. Entre otros motivos (el hecho de que cada vez nos llevemos menos el móvil a la oreja tiene que tener su peso: a nadie le gusta que parezca que le ha reducido la cabeza un jíbaro), porque cada vez metemos más los dedazos en la pantallita y la forma de compensar la falta de lo táctil es a base de tamaño…

    Dudo mucho que el teclado físico en el móvil renazca de sus cenizas: Nokia hace eones que no lanza nada en el formato (y la homogeneidad de Windows Phone es aplastante) y Sony ya ha dicho que no tiene la intención de seguir por la vía del Pro. A los picateclas no nos queda otra que ponerle una vela a la Virgen de la Blackberry y rezar con devoción. Me temo, pues, que se acerca el momento de entonar el réquiem.

  • Ratones para jugones… no solo para jugones

    Foto de un ratón de ordenador con una botonera de funciones especiales
    ¿Tiene sentido gastarse setenta euros en un ratón? Foto (cc) Evan Sims, click en la foto para acceder al original

    Si hay un nicho de mercado que me fascina en esto de la electrónica de consumo es, sin lugar a dudas, el de los gamers: coja usted un producto cualquiera, póngale una luces de neón y unos logos extraños, y multiplíquele el precio por dos. He ahí un modelo de negocio interesante.

    Y ahí me tenéis, en un ejercicio de coherencia absoluta (o no), propietario desde hace unas semanas de un Razer Naga, un ratón «para gamers» que cuesta la friolera de setenta eurazos. Y olé.

    ¿Y por qué? Porque hace tiempo que persigo tener unos cuantos botones más al alcance de la mano. Cuando estoy tecleando, odio llevar las manos hasta el ratón y, por tanto, me gusta disponer de todas las funcionalidades al alcance de unas cuantas combinaciones de teclas. De la misma forma, cuando estoy trabajando con el ratón (léase, en la mayoría de casos, intentando arreglar alguna foto con Photoshop), me gustaría tener todas las funcionalidades sin llegar al teclado… y ahí entra en juego la botonera que veis en la foto: una docena de botones programables al alcance de tu pulgar.

    ¿Y cómo ha ido la cosa?

    La primera buena noticia es que la iluminación LED se puede apagar. Por partes, además: por un lado el logo superior y por otro la botonera. Confesaré que he dejado encendido el logo, que ‘late’ con un efecto bastante relajado y, sobre todo, está cubierto por mi mano casi siempre :-).

    Pero la cosa era la botonera, ¿no? Sí. Y las noticias tampoco son malas, aunque con algún matiz. Personalizar cada botón para asignarle la combinación de teclas que uno desee (‘guardar para la web’, en Photoshop, es ‘ctrl+may+alt+s’…) es sencillo y, además, podemos elegir personalizaciones diferentes para cada programa que usemos, con lo que saltar de Photoshop a, pongamos, Illustrator o Premiere es automático. ¿El matiz? La ergonomía. El ratón funciona bien, pero aún me pregunto por qué le han puesto cuatro filas de botones: igual los pulgares del gamer medio son más flexibles que los míos, pero si para mí la tercera fila ya es de difícil acceso, me cuesta imaginar que nadie pueda usar con regularidad la cuarta sin avanzar con velocidad hacia una artritis más que notable.

    ¿Y en conclusión? Para los que usamos con frecuencia aplicaciones «de ratón» pero con unas cuantas combinaciones de teclas, la idea no es mala, para nada. El mayor problema, desde luego, es el precio: dejarse esa pasta en un ratón puede resultar doloroso. Algún día es posible que aparezca algo similar en «gama no gamer» (¿Logitech? ¿Microsoft?) y los 70 euros se conviertan en unos menos difíciles de justificar 50… Pero si a algún rey mago se le han agotado las ideas y su presupuesto se mueve en ese rango… es un regalo la mar de ‘apañao’ (ayuda, además, que la presentación está en línea con el precio).


    PS 20121231 De hecho, Logitech tiene ratones de esa gama (ver en Amazon) y sí es algo más barato, pero tampoco tanto…