Etiqueta: música

  • Napster 10

    El logo de Napster
    Pues sí, ya hace diez años que el bicho ese da vueltas por el mundo…

    Disculpen ustedes, pero se nos había pasado el décimo aniversario del año. Sí. Diez años. Sí, Napster. Que se puso en funcionamiento el uno de junio de 1999. El milenio pasado. Y parece que fue ayer, oiga. Lo felices que vivían las discográficas. Hacía poco más de un año que se había puesto a la venta el primer reproductor de MP3. La industria, eso sí, ya tenía la mosca detrás de la oreja con eso de que la música pudiera circular en bits y sin la correspondiente capa de policarbonato debajo: en octubre de 1998 había intentado impedir, sin éxito, la comercialización del Diamond Rio, el primer reproductor MP3 realmente popular del mercado. Pero probablemente el ‘tipping point’ de la historia lo podamos situar en el día de enero de 1999 en un que un tal Shawn Fanning —poco merecedor del título de héroe, no nos engañemos— decidió dejar la universidad. Para pasar el tiempo invertiría los siguientes meses de su vida en crear el primer servicio P2P popular con la estructura de servidor/indexador centralizado pero sin almacenar ni un solo byte de los archivos intercambiados por sus usuarios. El resto es historia. La demanda de la RIAA llegaría en diciembre del mismo año (y contribuiría, atrayendo los focos mediáticos, al brutal crecimiento de popularidad del servicio, que llegaría a los 26 millones de usuarios en febrero de 2001). Para julio de 2001 ya había sentencia y los servidores cerraron poco tiempo después. Claro que para entonces ya habían llegado Gnutella, Freenet, eDonkey2000 y tantos otros, dando lugar a una carrera de gato contra ratones que las discográficas aún intentan ganar…

    En fin. Guarden un minuto de silencio por las discográficas, el CD y los ‘hits’ de diez millones de discos en ventas. Pero después descorchen la botella que más les apetezca para celebrar que a la música, de hecho, nunca le había ido tan bien.

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  • ¿Es Spotify la ‘killer app’ de Android?

    [youtube]http://www.youtube.com/watch?v=Z5whfaLH1-E[/youtube]

    Si buscas ‘killer app’ en este blog san Google te devuelve la entrada MobileScrobbler, “killer app” para el iPhone, sobre la impresionante aplicación ‘pirata’ de last.fm para el iPhone. Tristemente, entre los términos de servicio de Apple y el cierre de la radio gratuita de last.fm, a poco ha llegado aquella presunta ‘killer app’. Cambiamos esta vez de plataforma móvil (hacia Android) y de servicio online musical (a Spotify) y la cosa sigue oliendo a ‘killer app’, aún estando tan solo en fase de prototipo. Más aún que MobileScrobbler, si cabe, porque, además, han tenido en cuenta un par de aspectos extra:

    1. Han resuelto el problema de la conectividad discontinua: la aplicación permite ‘sincronizar’ listas de reproducción al dispositivo móvil: parece que limitados solo por la capacidad de almacenamiento (y con la inevitable criptografía ‘antipiratería’ de por medio), podemos guardar en el móvil las playlists que deseemos para escucharlas cuándo y dónde deseemos, independientemente de las tarifas y anchos de banda 3G o de la imposibilidad de conectarse: la música móvil ha llegado a trenes, metros y aviones.
    2. Tienen un modelo de negocio claro. Spotify cobra diez euros al mes por su ‘música sin interrupciones’. Un precio difícil de justificar frente, por ejemplo, a los 4 euros de yes.fm… Pero añádanle el servicio móvil (del que yes también dispone, pero capado por las condiciones de Apple y sin la sincronización de listas, si no me equivoco) y la cosa se justifica sola (4 euros menos de yes.fm, 7 euros menos de Pixbox… si me apuran, puedo estirarme hasta los quince, por la comodidad añadida).

    No está claro que la cosa llegue a buen puerto (se trata solo de un prototipo, y no está nada claro que esto le vaya gustar a la patronal del disco, por mucho que sea maná del cielo) pero si lo hace, va a haber que tachar tanto el N97 como el Pre de la lista de los reyes y comenzar a rezar para que a Android le salga hardware decente ya (que iría tocando, oiga).

  • Sin discográfica se vive mejor…

    Esta vez no es Radiohead. Ni Nine Inch Nails. Se trata de Metric. No tienen ventas millonarias. Sacaron su último disco, Fantasies, hace tres semanas y «apenas» han movido 24.000 copias en todo el mundo a través de iTunes (también están en eMusic y, naturalmente, en su propia web en diversos formatos, aunque el ‘vinilo+descarga’ me parece un poco caro, a 25 dólares más gastos), según este artículo del LA Times (encontrado en los enlaces de Brian Lamb).

    Su anterior disco, Live It Out, vendió más de 45,000 copias con la colaboración (bastante interesada) del sello canadiense Last Gang Records y la distribución mundial de Universal, a través de su etiqueta Montana… pero con este ya han ganado más dinero. Y es que, dice el ‘co-manager’, a base de saltarse el impuesto revolucionario, a las arcas de la banda llegan 77 céntimos de cada dólar que se gasta el comprador del álbum mientras que, si las cosas hubiesen pasado por los caminos habituales, se habrían quedado alrededor de los 22…

    Esto de vender discos sigue siendo una proposición arriesgada. Y sin los ingresos de los conciertos un disco así no daría para gran cosa. Pero parece que para las bandas indies huir de la industria también sale a cuenta…

    [Para escuchar cómo suena Metric en directo, pasaos por nuestro blog intrascendente…]

  • Los viejos cacharros nunca mueren (y reinterpretan clásicos del rock)

    [youtube]http://www.youtube.com/watch?v=Ht96HJ01SE4[/youtube]

    Han roto el geek-ómetro… Para esta versión del clasicazo Bohemian Rhapsody de Queen, cuenta su autor, no se usaron efectos ni samples (aunque sí se grabó en multipista). Al piano, un Atari 800XL; a la guitarra un Texas Instruments TI-99/4a; al bajo, una disquetera de 8 pulgadas; al gong un disco duro de 3.5″ y a las voces un HP ScanJet 3C (culpable del multipistas, ya que el autor sólo consiguió hacerse con uno y la canción tiene cuatro voces). Im presionante.

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  • Se acabó la música gratis en Last.fm

    …a no ser que tenga uno la suerte de vivir en el Reino Unido, Estados Unidos o Alemania (que son sus tres mercados ‘grandes’). El ‘scrobbling‘ y demás servicios de last.fm, eso sí, seguirán ‘en abierto’. El precio de la suscripción, además, será de 3 euros, y no los 2.50 actuales (espero que sigan ofreciendo descuentos por suscripciones de un año, pero no lo especifican en el blog-anuncio), por los mismos servicios que prestaban hasta ahora (acceso a tu emisora de favoritos, por ejemplo, aunque nada de «on demand ‘de verdad’»).

    Servidor seguirá siendo usuario del scrobbling hasta que le echen a patadas (todos esos datos no se pueden tirar a la basura), pero lo de los tres eurillos va a tener que pensárselo… y es que de momento van 7 al mes para Pixbox (y su modelo de alquiler tarifa plana con DRM), 15 para eMusic (modelo venta rollo Círculo de Lectores, en MP3 y, por tanto, sin DRM) y 4 para yes.fm (que va por la radio musical en la web bajo demanda, modelo freemium), más el gratuito de Spotify (financiado con publicidad, también cuenta con modelo freemium, con una suscripción de 10 euros mensuales o un euro diario). Si a esto le añadimos compras esporádicas en 7digital y Amie Street, casi me voy a alegrar de mi decisión de no saltarme las puertas de Pandora, no sea que sea yo el último imbécil que se dedique a financiar a las discográficas (nótese que he dicho discográficas y no artistas: es muy diferente).

    Todo esto, desde luego, teniendo en cuenta además, que el catálogo musical en línea, aunque creciente, es muy probable que nunca sea completo ‘legalmente’ (para más información, véase Sobre las cosas abandonadas, de Kiko Fuentes en el blog de yes.fm y sigan leyendo por su etiqueta ‘back catalogue’)…

    Reflexión uno: a ver si me montan un híbrido yes+last+spotify (mucho catálogo de aquí, información semántica, clientes móvil-escritorio-web, radios personalizadas y reproducción ‘on demand’, de salida) y me consolidan un poco la oferta.

    Reflexión dos: todo esto, desde luego, porque la industria está haciendo todo lo posible por ahogar las alternativas legales (¿porque está interesada en sacar su propio modelo a medio plazo y en monopolio se vive mejor?).