Yo no creo demasiado en los reproductores portátiles de vídeo. Me resulta mucho más fácil caminar y oir música que caminar y mirar una película… Pero el Archos AV 400 tiene buena pinta. Hablan de él en Tom’s Hardware. 280 gramos, una pantalla de 3,5″ (es la misma que hay en mi T3, y por tanto puedo atestiguar que está bastante bien), 20 gigas de disco, la capacidad de reproducir MP3, WMA, y WAVs, JPEGs y BMPs, y DivX 4, 5) y XviD. Una gracia adicional es que tiene una entrada S-Video desde la que es capaz de grabar y encodar en tiempo real DivX a 512×384. Con una estación base es capaz de comportarse como un vídeo doméstico, con mando a distancia y la posibilidad de programarlo y todo. Tiene, además, lector de tarjetas CompactFlash y hay un adaptador opcional para leer tarjetas SD y MemorySticks. El cacharrito, 600 euros en la web del fabricante, con un disco de 80 gigas por 900, y el lector de tarjetas, 50 más (también anuncian un sintonizador FM).
Como suele suceder en estas cosas de primera generación, máxime cuando no vienen firmadas por Sony, Apple o similar, el diseño industrial no es el mejor (atención a la foto de la quinta página de la review) y hay algún problemilla con el soft, que seguro que se arreglará en un par de versiones de firmware. La batería no da mucho juego: 3 horas de reproducción de vídeo, dicen.
¿Me voy a comprar uno? No, ni loco. ¿Podría considerarlo? El día que la programación de la tele sea algo más decente y a mí me toque invertir un par de horas seguidas de transporte público con una cierta frecuencia, a lo mejor.