Nota para los ¿tres? ¿cuatro? lectores habituales de obm. Creo que nunca he escrito un post tan poco adecuado para vosotros. Mis disculpas 🙏. Mi única excusa es la voluntad de servicio público. Lo juro. En breve retomamos la actividad habitual (otro dichoso post con la Byte de hace cuarenta años, sí).
¿Por qué esta entrada? Uno tiene la teoría de que, de hecho, usar las redes sociales, aunque sean de Meta, tampoco es malo… mientras no se deje uno llevar por el algoritmo de recomendación, que está ahí para maximizar esa cosa perversa del engagement. Y el convencimiento de que somos pocos, muy pocos, los que somos conscientes de que a la que te descuides Meta va a volver a activarte el algoritmo aunque tú le hayas dicho explícitamente cien veces que no lo quieres (No tengo excesivos problemas con que las redes sociales me muestren publicidad dentro de unos límites. Debe ser genético). Pero me da la impresión de que soy de los poquísimos locos que se obstina, cada treinta días, cuando Instagram (con la misma obstinación, debe decirse) decide ignorar mis preferencias, se lanza a decirle que deje de dar por saco otros treinta días más. El algoritmo no se rendirá, pero yo tampoco. Llamadme Sísifo. De hecho, el día, hace ya unos cuantos años, en que la actualización de la app de Facebook me escondió de más la opción de limitar las sugerencias algorítmicas… me la desinstalé (y desde entonces debo entrar una vez cada dos o tres meses, y aunque hay gente que echo de menos, parece que no ha habido grandes daños por ello).
En cualquier caso. Para evitar el contenido sugerido en Instagram…
En primer lugar abrimos la app y, en la parte inferior hacemos clic en nuestro avatar:
Esto os llevará a vuestro perfil. Ahí toca hacer clic en las tres líneas, el dichoso «menú hamburguesa»:
…con lo que llegaréis a la configuración:
…y haciendo clic en «Tu actividad» llegaréis a
Aprovechando que ya estáis aquí, igual es conveniente que le deis a «Tiempo invertido» y os escandalicéis un poco (o no) con vuestros números. Aquí los míos:
(Sí, podéis establecer un límite diario de uso. Y hasta puede que ayude. Pero es tan fácil saltárselo…)
Volviendo atrás, podéis ir bajando hasta que os aparezca «Lo que tú ves»:
Y si hacéis clic en «Preferencias de contenido», llegaréis a
… y aquí es donde, dándole a «Pausar publicaciones sugeridas en el feed» os libraréis de los contenidos que solo están ahí para engancharos (hasta que pasen los treinta días de gracia, claro).
Este mes la cosa sera (relativamente breve). La portada, no especialmente destacable:
De las noticias, me quedo con un breve. ¿Sabíais que este mes se cumplen cuarenta años del anuncio de Excel? ¿Sabíais que Microsoft lo lanzó inicialmente para el Mac? Pues sí…
¿Se fiaba mucho Microsoft del éxito de Excel? Pues no sé, pero unas páginas más adelante la empresa anunciaba su solución de hoja de cálculo para el Mac:
¿Créiais que lo del caos de productos de las grandes tecnológicas era cosa de ahora? Pues hace cuarenta años Microsoft hacía publicidad de su hoja de cáculo Multiplan para Mac mientras anunciaba el lanzamiento de Excel para la misma plataforma…
Y en la lista de productos tenemos nada más y nada menos que el PC AT de IBM, con su 80286 y sus 256 KBs de RAM en el modelo básico (apenas cuatro mil dólares de la época):
Por cierto… ¿lo de la compatibilidad de los PCs? El AT venía con un teclado nuevo, y el software para los PCs anteriores de IBM que accedía directamente a sus teclados (juegos, por ejemplo)… no funcionaba en el AT. El paso del 8086 al 286, para sorpresa de nadie, también daba sus propios problemas.
El AT, por cierto, era el primero en poder usar los novísimos discos de alta densidad, con sus casi infinitos 1,2 megabytes (hablamos de discos de 5¼ pulgadas, claro), a 500 kilobits por segundo. Sorpresa: las unidades de disco también suponían un problema de compatibilidad: si escribías a un disco de doble densidad, este no necesariamente sería legible en otros PCs. ¿Sistemas operativos? PC DOS 3.0 (no, no MS DOS) o el Concurrent DOS de Digital Research.
Y de los anuncios, me quedo con el SORD IS-11C. ¿No os provoca una cierta ansiedad la bisagra de la pantalla?
Dice la Wikipedia que llevaba un Z80 y que la resolución de la pantalla era de 256 × 64. No habla del peso ni de la batería (algo me dice que solo funcionaba enchufado a la corriente).
Y con esto me paso a la sección de programación, donde encontramos, primero…
Si hoy en día incluimos en una revista un programa para convertir números decimales a fracciones con la capacidad de reconocer al menos unas cuantas raíces cuadradas (el programa reconocía las raíces de 2 , 3 y 5, y π y π2), explotan cráneos (el autor, por más inri, era un estudiante de medicina de Estocolmo). Y por si esto no fuese suficiente…
(El programa usa la serie de Taylor de la arcotangente y da quince cifras de π, más que suficientes para básicamente cualquier cálculo práctico.)
En fin. Volvemos, con un poco de suerte, el mes que viene. Si queréis anticipar el «futuro», podéis hacer trampa aquí.
Continuamos con el proyecto de leer mensualmente la revista Byte… de hace cuarenta años (tenéis las entradas anteriores en la etiqueta Byte del blog, aunque a ver si encuentro el momento de currarme un índice un poco más currado (que muy probablemente solo usaría yo, ciertamente)).
Decía el mes pasado que este número venía cargadito, y así es:
…pero no cargado de las cosas que suelo destacar, sino de una buena cantidad de artículos sobre IA. Pongo yo unos cuantos «plus ça change» en estas entradas, pero en esta ocasión todo el bloque central de la revista es un «plus ça change». Tanto que, del resto, solo me voy a quedar con la inocentada:
(Por cierto, he decidido cambiar de «proveedor» para las revistas, a esta página de archive.org, y en la medida de lo posible (léase, cuando me acuerde) intentaré enlazar los artículos y piezas que comente.)
Entrando en materia, la cosa comienza con nada más y nada menos que Marvin Minsky:
Minsky fue cofundador del laboratorio de IA del MIT, había recibido el premio Turing en 1969, inventó el primer «head mounted display», codiseñó con Seymour Papert la tortuga de Logo, y para su tesis doctoral construyó a principios de los años cincuenta SNARC, uno de los primeros intentos de construir una máquina que imitara el comportamiento del cerebro humano, diseñada para simular una red neuronal, específicamente un conjunto de neuronas artificiales interconectadas, que emulaba el comportamiento de ratas recorriendo laberintos, y aprendía gradualmente a encontrar el camino correcto basándose en recompensas (lo que ahora llamamos aprendizaje por refuerzo). Ojo: Minsky (fallecido en 2016) estuvo asociado con Jeffrey Epstein y estuvo en su isla privada, aunque la mujer de Minsky, que estuvo allí con él, defiende que nunca hizo nada moralmente cuestionable allí.
Minsky, que estaba muy interesado en SETI, el proyecto para buscar vida extraterrestre, plantea en el artículo su hipótesis de que toda inteligencia, alienígena o no, debe ser similar y que, por tanto, no debería ser muy difícil la comunicación, a no ser que la otra inteligencia haya ido más allá del estado de preocuparse por su supervivencia, la comunicación y expandir su control del mundo físico. Para ello se apoya en un experimento mental de exploración de máquinas de Turing, y en la universalidad de la aritmética, para acabar llegando a la inevitabilidad, a su vez, de muchos aspectos del lenguaje (el razonamiento me suena a Chomsky, por algún motivo). No me atrevo para nada a resumir ni a juzgar el artículo, pero es curioso combinar la IA de la inteligencia artificial con la IA de la inteligencia alienígena, cuando menos…
El siguiente artículo también tiene autores «wikipediables»: Roger Schank se doctoró en lingüística después de graduarse en matemáticas, fue profesor de informática y psicología en Yale , donde en 1981 fundó el Yale Artificial Intelligence Project y en 1989 haría lo mismo con el Institute for the Learning Sciences de Northwestern. Investigaba sobre comprensión del lenguaje natural y razonamiento basado en casos. Y, me temo, no solo conocía también a Epstein (ayuda que este se dedicase de vez en cuando a financiar investigación en IA), como Minsky, sino que le mostró su apoyo cuando comenzó a destaparse el pastel :-S. Lawrence Hunter, por su parte, se dedica hoy en día a la biología computacional, campo al que llegó a través del razonamiento basado en casos para el diagnóstico del cáncer de pulmón.
¿Y el artículo? El artículo toca, primero, un tema que se me antoja vital y, a la vez, absolutamente ausente del debate actual: cómo la inteligencia artificial podría ser una muy buena herramienta para ayudar a entender qué es y cómo funciona la inteligencia «natural», y luego se centra en algunos de los problemas de procesar el lenguaje natural, como la ambigüedad, el contexto o la memoria (la de recordar, no necesariamente la RAM).
Me estoy pasando con la cuenta de palabras, o sea que solo citaré The LISP tutor y PROUST, An automatic debugger for Pascal programs, que como podrá imaginar el lector, se centran en los usos , que ahora parecen más cercanos, pero ya veremos, de la IA para enseñar a programar y ayudarnos a programar.
Y cerramos con…
… nada más y nada menos que un Nobel de física (y premio Turing, y premio Príncipe de Asturias, y no sé cuántos premios más), Geoffrey Hinton. Lo de darle un Nobel en física a un graduado en física y doctor e investigador en IA es algo en lo que no entraré ahora, pero marcarse el punto de publicarle cuando era un mero profesor ayudante en Carnegie Mellon, junto a figuras al menos aparentemente de mucho más relumbrón que él, me lo vais a tener que reconocer, no está nada mal. Más si lo que está explicando es, si no lo he entendido mal, el trabajo en entrenamiento de redes neuronales que es uno de los pilares por los que ha acabado ganando todo el reconocimiento y los premios con los que cuenta.
Y no me alargo más, pero toda la tabla de contenidos del especial merece como mínimo una ojeada rápida…
Y, en cualquier caso, que cuarenta años no son nada.
Si queréis seguir leyendo, aquí tenéis mis notas sobre el número de marzo. Y el mes que viene, con un poco de suerte, más.
Copia y pega avanzado (¡con conversión de formatos!)
Aparte de conservar el historial de las últimas cosas que has copiado al portapapeles (esto siempre lo has tenido disponible, aunque no lo supieras, haciendo Win+V en vez de Ctrl+V), ahora tienes Win+Shift+V, que te permite hacer todo tipo de alteraciones útiles a las cosas que pegas.
Si has copiado texto, al pegar te ofrecerá la posibilidad de pegar sin formato, en formato markdown, como JSON o como un fichero de texto o HTML (ideal adjunciones por correo, por ejemplo).
Fijaos en la captura: nos habla de IA. ¿Por qué? Porque se puede activar un «pegar con IA» (requiere una «API key» de OpenAI, y no lo he probado) que permite resumir el texto pegado, traducirlo, convertir la descripción de un algoritmo en código o aplicar un determinado estilo (que no formato) al texto antes de pegarlo.
Pega una imagen y te ofrecerá la posibilidad de extraer el texto de la imagen, y pegar como archivo PNG (ideal para adjuntar en vez de pegar en un correo electrónico).
(Para extraer texto de una imagen que tienes en pantalla, también tienes Text Extractor, accesible en Win+Shift+T.)
Y si haces lo propio con un archivo de vídeo…
Sigo teniendo Handbrake instalado, pero para cosas pequeñas…
Y, puestos a quejarse de algo, no se puede configurar: intenta conservar la calidad del archivo original. ¡Y no me ha usado la tarjeta gráfica! ¡Inadmisible!
Imaginad que os sobran todos esos .mp4. En la línea de comandos esto es fácil de hacer (aunque no del todo trivial: obsérvese que hay diferentes extensiones de archivos , o sea que no podemos usar *.mp4.vtt y tenemos que irnos a algo como *.mp4.???). Pero con PowerRename (que nos aparecerá al hacer clic con el botón derecho con los archivos seleccionados) es tan fácil como
Más común que renombrar archivos es querer reducir el tamaño de una foto. No vamos a adjuntar a un correo la foto de tropecientos megapíxels tal y como ha salido de la cámara, ¿verdad? Botón derecho en el explorador, cambiarle el tamaño con Image Resizer y
Por defecto también ofrece unos cuantos tamaños más, y son configurables. La opción de eliminar los metadatos, por cierto, si realmente vas a usar la herramienta con fotos hechas con una cámara (la del móvil incluida), va a tener el efecto secundario positivo de eliminar información que podría afectar a tu privacidad (la fecha y hora y el lugar en que se tomó la foto).
Por defecto convierte a JPG al 90% de calidad si partes de un JPG, y también es capaz de trabajar con otros tipos de archivo, y todo es bastante configurable. Puestos a echar algo de menos, no puedes tener diferentes calidades de JPG preconfiguradas.
Previsualizar archivos «como en un Mac»
Una de las cosas chulas del Finder de Mac es que previsualizar archivos (imágenes, pero también audios, o PDFs, por ejemplo) es muy fácil. Con PowerToys, basta con pulsar Ctrl+espacio con un archivo seleccionada para obtener el mismo resultado.
Desbloquear archivos que no se dejan borrar
¿No te ha pasado nunca que intentas borrar un archivo y no se deja porque algún proceso lo tiene abierto? En general, es que lo tienes abierto en una aplicación que deberías cerrar antes de borrarlo, y está bien que el sistema te avise. Pero otras veces se trata de una aplicación que tú has «matado» pero que se ha quedado viva por algún motivo, y no suele ser obvio qué hacer. Botón derecho, desbloquear, eliminar (úsese con cuidado, que puedes romper cosas).
Chuleta de teclas rápidas
Una vez instalado PowerToys, deja pulsada la tecla Windows y obtendrás un listado de todas las cosas que puedes hacer (en la aplicación y en el sistema operativo) con Win + loQueSea.
Un lanzador de aplicaciones «como dios manda»
Pulsa Alt+espacio y tendrás PowerToys Run, un lanzador de aplicaciones bastante potente. Busca archivos, aplicaciones y más:
(Acaban de sacar Comand Palette, que es una versión más avanzada, que por defecto se lanza con Win+Alt+espacio.)
Localizar el puntero del ratón
Seguramente la utilidad de PowerToys que más utilizo. ¿Tienes una pantalla grande? (O más de una.) ¿Has perdido alguna vez el puntero del ratón? (Yo sí, varias veces al día 😅.) Pulsa dos veces la tecla control izquierdo y el sistema te destacará dónde está.
Y más…
Como decía aquel, «no se vayan todavía, aún hay más» (por cierto: cada funcionalidad se puede activar o desactivar a voluntad). Estas funcionalidades no las uso tanto, pero ahí están:
Crop and lock, que te permite hacer un recorte de una ventana en tiempo real (es un poco extraño, pero te permite quedarte solo con un trozo de una aplicación y minimizar el resto).
Una miniutilidad relacionada es Always on top, que mantiene siempre a la vista la ventana que quieras.
La capacidad de destacar automáticamente en pantalla los puntos donde haces click. También puedes ponerle una «mirilla telescópica» al puntero, y activar un zoom configurable (a base de integrar ZoomIt). Todo ello útil si estás haciendo una demo, compartiendo pantalla o grabándola. Y mantener la pantalla encendida indefinidamente sin necesidad de cambiar las opciones de ahorro de energía (esto debería activarse automáticamente cuando te conectas a un proyector, opino). Y también puedes activar una regla para medir distancias en la pantalla.
Si tienes múltiples pantallas grandes, también te interesará Mouse Jump, que te permite saltar a puntos de esas pantallas sin tener que mover el ratón una distancia potencialmente considerable. Y si usas múltiples ordenadores, Mouse without borders, que te permitirá controlarlos todos desde un solo teclado y ratón.
Fancy zones, que te permite definir regiones en la pantalla y recolocar aplicaciones en esas regiones (esto lo solía utilizar yo bastante, pero con las mejoras a la gestión de ventanas de Windows, ha dejado de tener utilidad para mí).
Acceso rápido a editar el archivo hosts, por un lado, variables de entorno, por otro, y acceder a una previsualización del registro de Windows (si no sabes lo que son esas cosas, casi mejor no tocarlo, o incluso desactivar esas utilidades).
Vaya, que me extrañaría mucho que no hubiese alguna funcionalidad de PowerToys (o unas cuantas) que te vayan a resultar muy útiles. (Y lo único que no entiendo es por qué no viene PowerToys instalado por defecto con Windows.)
A ver, José Luis (José Luis se llama Kyle Chayka, en este caso). Ya me he comprado tu libro. Y lo he comenzado a leer, con ganas, porque te compro, de salida, la tesis. No me puedes salir ahora con argumentos que no se aguantan de ninguna de las maneras, cuando apenas hemos comenzado el dichoso libro. No puedes. Vale. Sí puedes. Ya lo he visto. Pero no deberías, José Luis. Y no te hace falta, además, hostia. Y hieres la sensibilidad de los posibles lectores con neurona encendida. Que haberlos, haylos (supongo: mi neurona está, en los mejores momentos, en modo ahorro de energía).
¿Tenemos que irnos siempre al dichoso «cualquier tiempo pasado fue mejor» para criticar cosas que han surgido [relativamente] recientemente [y merecen ser criticadas, claro que sí, con furia, incluso]? Que sí, que los algoritmos de recomendación, o se hacen con extremo esmero y, además, se alimentan con mimo, o el aplanamiento cultural es su resultado más natural. Weapons of math destruction, como decía Cathy O’Neil. Que estamos de acuerdo. Pero no, eso no quiere decir qur todo lo que había antes fuera maravilloso. Había cosas maravillosas, y debemos defenderlas, mimarlas, estudiarlas y reproducirlas (casi mejor evolucionarlas, sí es posible). Pero también había mucha mierda, José Luis. Que ese diario que te parecía (y probablemente era) un horror de extrema [inserte la lectora aquí el lado político que no le guste]… lo editaba alguien que, mal que nos pese reconocerlo, era una persona. Que esa radiofórmula infame que aplanaba culturas antes de que nacieras, José Luis, la programaba una personita. Que, por acelerar un poco y no hacer eterno este párrafo, Joseph Goebbels no es el nombre de un algoritmo, y ni siquiera fue el primero en jugar a ese deleznable juego. Todo eso ya estaba ahí. Y «algoritmo de recomendación caca, selección humana siempre bien» (nótese el énfasis en «siempre») es un razonamiento de patio de colegio. Y, José Luis, tu «nunca mal», al fin y al cabo, es un «siempre bien», no me vengas con.