Hace 6 días, unos terroristas mataron a algo más de 50 personas en Londres. Hace un año y pico, a casi doscientas en Madrid. Casi trescientas vidas en un año y medio. Y hoy se clama que hay que matener registros de las comunicaciones telefónicas…
Según la Dirección General de Tráfico, que cita al Instituto Nacional de Toxicología, el alcohol estaba presente en casi 4 de cada diez conductores fallecidos (37%)
en 2003, año en que, de nuevo según la Dirección General de Tráfico, hubo 5.399 muertos en accidente de tráfico en España, 2.546 de ellos, conductores. El 37% de 2.546 es 942. 942 conductores muertos en 12 meses… Y a nadie se le ha ocurrido promulgar la ley seca.
Cabe mencionar, además, que el artículo 18 de la Constitución Española dice cosas como Se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen
(punto 1 del artículo, el énfasis es mío) o Se garantiza el secreto de las comunicaciones y, en especial, de las postales, telegráficas y telefónicas, salvo resolución judicial
(es el tercer punto). De hecho, llega hasta a decir que La ley limitará el uso de la informática para garantizar el honor y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos
, en su cuarto punto.
Algo me hace suponer que debe haber bastantes leyes fundamentales europeas que defienden principios similares. Dudo que las legislaciones europeas defiendan de la misma manera el derecho a consumir alcohol.
Implantar la ley seca sería una estupidez, pero podría argumentarse que salvaría algunas vidas al año. Muy probablemente, algunos centenares, cada año, sólo en España. Registrar todas las comunicaciones, aun suponiendo que hubiese suficiente potencia de cálculo como para analizarlas todas en el acto, obligaría a todo aquel que tenga la intención de poner una bomba a hablar en código. Algo me hace pensar que eso no salvaría centenares de vidas al año.
Ya han demostrado que son capaces de segar vidas a docenas. Si encima les dejamos que anulen algunas de nuestras libertades, sin que obtengamos nada a cambio, sólo les estaremos concediendo una victoria más.
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