De nuevo Hollywood y compañía deciden que es lógico y natural estrenar una película el 1 de abril en Estados Unidos y el doce de agosto en España, y que nadie se la descargará de una red P2P… Y la verdad es que con Sin City no quería, que con la fama que se ha ganado de estética trabajada, prefería verla por primera vez en una buena sala —cosa complicada en Barcelona, si quieres versión original: Verdis y familia son salas pequeñas, que no se ajustan a una peli de este estilo, y los Icaria no son ninguna virguería…
Pero vaya, la cuestión es que finalmente la descargué y ayer la estuve viendo. Vaya por delante que en mi vida he abierto un cómic de Sin City, y sólo he visto imágenes en algún sitio web de lo muchísimo que se parecen las escenas de la película a las correspondientes viñetas del cómic. Pero aun así, (i) estoy dispuesto a creerme que es una adaptación muy fiel y (ii) hay que verla (y mejor, seguro, en una inmensa pantalla de cine). La película, la historia, te podrán gustar más o menos, y lo mismo pasa con la estética, pero aun así, hay que verla. Es fascinante el jugo que le saca Robert Rodriguez a trabajar en digital, y cada fotograma es una pequeña obra de arte.
Tanta estética, eso sí, hace pasar a un segundo plano el trabajo de los actores, que se somenten a su papel de dibujos de un tebeo. La peli es un trabajo tremendamente coral, y en los créditos se juntan, entre muchos otros, Jessica Alba, Benicio del Toro, Michael Clarke Duncan, Rutger Hauer, Michael Madsen, Clive Owen, Mickey Rourke, Bruce Willis, Elijah Wood o el mismo Frank Miller. Se nota que Robert Rodrigez tiene un cierto caché en Hollywood.
Una advertencia: es difícil salir del cine sin pensar que el uso que hace de la figura femenina es, al menos, cuestionable. Si la película es fiel adaptación de la obra de Frank Miller, supongo que es a este a quien hay que dirigir las críticas… (De la violencia creo que no hace falta avisar tanto, pero tampoco es poca.)
Para más información sobre el proceso de rodaje, el trabajo en digital, lo que le costó a Robert Rodriguez convencer a Frank Miller para que le dejara hacer la película, y los problemas con Hollywood que algunas decisiones han acarreado para el director tejano, muy recomedable el artículo de Wired The Man Who Shot Sin City. Para todo lo demás, la entrada de la IMBd.
Y un último comentario, sobre el presupuesto: unos cuarenta y cinco millones de dólares. Dos cifras para comparar: Batman Begins, ciento treinta y cinco millones. Million Dollar Baby, del frugalísimo Clint Eastwood, treinta millones. Cuesta creer que una superproducción de este calibre pueda hacerse con un presupuesto tan ajustado (al menos para los estándares Hollywood). El resto de la industria debería tomar nota.