Es la enfermedad oficial de los infoadictos del siglo XXI. O como mínimo la mía… Miles de fuentes de información accesibles en tres clicks. Un buzón que rebosa. Un teléfono que no para de sonar. Cada vez menos productividad. Cada vez más estrés. Noche del 25 de diciembre, y yo aquí pegado a la pantalla. Un tal David Allen ha vendido una burrada de ejemplares de Getting Things Done, un método para vencer el alud de estímulos y ser más eficiente.
Tres lecturas recomendadas.
Por un lado, Rands propone en Repetitive Information Injury una extensión de lo que ya comentaba en NADD. NADD es «nerd atention deficit disorder», o «disfunción de déficit de atención del nerd», y la RII es «lesión de información repetitiva». Espero que no os suene: comprobar el correo, comprobar el agredador de feeds, leer los titulares de las noticias en la ‘sidebar’ de google, [y según y cómo, mirar las estadísticas del blog y los ingresos que ha generado AdSense] iterar, iterar, iterar, iterar… A mí sí me suena, me temo. Y es más problemático cuando profesionalmente ‘vives’ dentro de un navegador. Y abajo a la derecha viven el notificador de GMail y el de Bloglines. Los consejos de Rands, en ese caso, comienzan por aniquilar esos notificadores y, si hace falta, las pestañas del navegador dedicadas a ambas aplicaciones. Y permitirse acceder a esas pestañas una o dos veces al día. El artículo tiene casi dos meses y, según mi experiencia, son buenos consejos.
Por su parte, Microsoft propone, en 4 Ways to Take Control of Your E-mail Inbox, algunas buenas ideas para ganar (o como mínimo no perder) la batalla diaria con el buzón de correo. En esencia, esas ‘4 ways’ son (i) establecer lo que ellos llaman un ‘sistema de referencia’ (y que parece una invitación para usar GMail…), (ii) establecer periodos especiales para gestionar el buzón, (iii) procesar las cosas de una en una (no pasar a la siguiente hasta que hayamos decidido qué hacer con la anterior) según un orden preestablecido y (iv) aplicar un algoritmo «borrar, hacer, delegar o diferir’. Quién sabe, igual ayuda.
Y finalmente Paul Graham rompe una lanza en favor de la ‘buena procrastination‘ (que es un término inglés que se traduce como ‘dilación’, pero que significa más bien retrasar algo sin necesidad, especialmente por pereza o falta de cuidado). El artículo es Good and Bad Procrastination, y defiende que, según cuáles son las cosas que se retrasen, no se trata de una pérdida de tiempo, sino de dejar de hacer lo que no es importante para dedicarse a lo verdaderamente esencial. Vamos, opiniones para todos los gustos.
Y voy a ver qué se cuece en Bloglines, que le han salido 76 anotaciones nuevas… :-P