Cars

Sigamos en ello. Hollywood insiste en estrenar un gran éxito asegurado un día en Estados Unidos… y cuatro semanas más tarde en España. Resultado: que uno tiene que esperar a que alguien se la juegue para meter una cámara de vídeo en un cine, grabe la película, la digitalice y la cuelgue en Internet. En este caso han trascurrido menos de 72 horas desde el momento del estreno hasta que ha caído en mis manos (con una calidad alucinante, cabe decir). Dentro de cuatro semanas servidor pasará por taquilla para verla en una pantalla grande y con el sonido que sólo se obtiene en un cine pero, a la larga, lo único que consigue la industria con estas tácticas es perder dinero.

Ah, sí, la película. Pues no es la mejor película de Pixar (no llega de lejos al nivel de Nemo o The Incredibles), el argumento es facilón y pincha un poco hacia la mitad del metraje. Pero Pixar es Pixar y la película remonta el vuelo al final (aunque con un nivel de almíbar más propio de una peli ‘Disney de toda la vida’ que de una obra salida la factoría de John Lasseter & Co). Y además, en dos palabras, Paul Newman, que justifica él sólo (i) ir a ver la peli y (ii) elegir la versión original, por bien doblado que esté.

Y en cuanto a la técnica, simplemente alucinante. Los coches, siempre antropomorfizados, no engañarán a nadie, pero cuesta mucho creer que determinados escenarios hayan sido generados por ordenador. Mucho.