Que sí, que sí. Que parece que ni Beatles ni Stones ni otras luminarias del pop y el rock británicos consiguen extender las leyes británicas del copyright, que limitan su duración a cincuenta años. Las primeras grabaciones de los Beatles son de 1963 y eso significa que tan «pronto» como en 2013 el señor McCartney dejaría de percibir royalties por canciones como Love Me Do, All My Loving o I Wanna Be Your Man, todas ellas del primer año de vida de la banda más famosa de Liverpool y alrededores. Y para 2015 les pasaría lo propio a Jagger y Richards con Heart of Stone (aunque estos últimos se lo pueden tomar con más calma, pues sus primeros discos eran básicamente versiones de otros artistas).
Todo ello a pesar de los esfuerzos de gente como Cliff Richards, que pedía que se equiparara la legislación británica con la estadounidense, que se estira hasta los 95 años. Parece ser que Beatles y Stones son menos influyentes en el Reino Unido que la Disney en Estados Unidos… Vía.