Bien, el otro día le tocó al señor Farré. Hoy le toca al señor Rafael Sánchez, que también publica en El País un artículo titulado La compensación equitativa por copia privada y la Sociedad de Información.
Sin entrar a debatir el fondo de su artículo, sí vamos a darle dos lecciones (¡gratis!): una de Lógica y otra de Economía, básicamente por fastidiar.
Lección de lógica
Dice el señor Sánchez:
Parece poco cuestionable que la copia privada en equipos y soportes digitales genera un daño a los titulares de derechos de propiedad. Si la Ley contempla como criterio para fijar la compensación el daño producido es porque es obvio que existe.
Bien, soberana memez solamente se merece una respuesta, aunque la que dimos el otro día sobre el sufragio universal o el Apartheid también valdrían. La respuesta es: Parece poco cuestionable que la aplicación del canon genera un beneficio a los titulares de derechos de propiedad. Si la Ley contempla como criterio para fijar un canon es porque es obvio que ha cedido a las presiones de los grupos de poder de la industria de la distribución de productos culturales, de los cuales tienen los derechos de explotación a pesar de no haberlos creado.
Sí, la anterior afirmación, a pesar de ser cierta, no es válida, ya que no hay tras ella una demostración más allá de una descripción ad hoc. De todas formas, en nuestro supuesto sí se intenta dar una relación causa-efecto (presión-legislación), mientras que el señor Sánchez solamente dice: «está ahí».
Lección de economía
Dice el señor Sánchez:
¿Cómo somos capaces de afirmar que el pago de la compensación equitativa por el daño que produce la reproducción de contenidos sí es un freno a la Sociedad de la Información y no lo es el resto de los conceptos, y muy principalmente los beneficios que obtiene la industria tecnológica?
Señor Sánchez, que afirmemos que el canon grava el progreso de la Sociedad de la Información no quiere decir que neguemos el resto. No por condenar explícitamente el fascismo estamos de acuerdo con el nacismo o el estalinismo. No nos olvidamos: lo hacemos por no aburrir al personal con enumeraciones ad nauseam.
La lección de economía, sin embargo, no va por ahí. Aunque a usted no se lo parezca, por supuesto que todos los costes son una barrera a la expansión de un sector, al desarrollo de una determinada estrategia. Y por eso los libros tienen un IVA reducido o la educación está exenta de este impuesto.
En este sentido, imagínese usted que en lugar de pagar un canon para «compensar los daños» a los creadores, les damos una subvención en mano pagada a cuenta de los presupuestos generales del Estado. ¿Efecto? Seguimos «compensando» al creador, sin perjudicar la demanda de los soportes digitales. De hecho, en España, el cine, el teatro, muchos músicos y otros tantos escritores están ya subvencionados, ya sea directamente o a través de los innumerables premios y concursos que organizan entidades públicas y privadas.
Insisto que la intención no es entrar en el debate de si el autor debe o no ser compensado. Lo único que hay que poner de manifiesto es que, si entramos en el debate, es para no decir chorradas y elaborar un poco los argumentos.
Menos mal que hay gente como tu con la cabeza bien amueblada, que le para los pies a esta banda de mafiosos. Sigue as, siempre tendras mi apoyo