No hace tanto (unos tres años) comprar un portátil «de verdad» (esto es, suficentemente potente como para trabajar con él, pero por debajo de los dos kilos de peso) implicaba una casi hipoteca: más de 1,500 euros. Hoy (vía) un HP Compaq de 12″, con medio giga de RAM y 80 de disco (especificaciones justitas, pero suficientes) y menos de dos kilos de peso sale en Japón por menos de 600… Los tiempos avanzan que es una barbaridad.