Advertencia: pataleta. Me tiene de los nervios la blogosfera, sector «sabemos mucho de diseño» (que estoy reclasificando rápidamente como «decimos que sabemos mucho de diseño»), que está teniendo un orgasmo colectivo sobre el «gran diseño» de las nuevas monedas británicas.
Y no me malentiendan: a mí también me parecen preciosas. Pero… ¿un gran diseño? Hace ya unos cuantos años que a la FNMT se la crucificó (casi literalmente) por una moneda de veinte duros (cien pesetas, para los más jóvenes y los foráneos), por cometer el pecado capital de etiquetarla con una C, una I, una E y una N, pero no un 1 y dos 0s. Porque, claro, ¿cómo iba un extranjero a saber cuál era el valor de la moneda? ¿Cuántos números ven ustedes en el «maravilloso diseño» británico? Combinémoslo, además, con que la de veinte peniques es más pequeña que la de diez, y me van a tener que explicar por qué la gente dice «gran diseño» cuando quieren decir «muy bonito»…
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