Adpocalypses

¿Había dicho alguna vez que, si te interesa la web, el podcast de Igalia es un must? El último episodio, Adpocalypse (nótese el singular de su título, por el plural del título de esta entrada), es de escucha más que recomendable.

(No me gusta incrustar podcasts de YouTube, y menos cuando no tienen vídeo, pero no he sabido incrustar desde la entrada original —contiene transcripción, por cierto— ni de Apple Podcasts, y me niego a incrustar podcasts desde Spotify por poco que tenga otra opción.)

En fin. A lo que íbamos. El ‘adpocalypsis’ (de ‘ad’, anuncio en inglés, y apocalipsis) al que se refieren es el que se le puede estar viniendo encima al mundo de los navegadores web como potencial resultado del juicio en que se ha dictaminado que Google mantiene su monopolio en servicios generales de búsqueda y en publicidad textual en búsqueda vulnerando las leyes antitrust de los Estados Unidos. La cosa no está para nada decidida, porque, de salida, Google va a apelar todo lo apelable (vamos, que no se va a hacer nada al respecto en años) y, además, todavía no sabemos cómo decidirá el juez intentar romper ese monopolio. Pero el ‘adpocalypsis’ que anticipa ahora mismo la mayoría llegaría si el juez decidiese impedir a Google una de las prácticas que realiza ahora mismo: pagar una morterada por ser el proveedor de búsqueda por defecto en todo tipo de dispositivos y navegadores. Y es que, como resultado de la publicación del veredicto, ahora sabemos que Google pagó a Apple en 2022 la friolera de veinte mil millones de dólares por ser el primer motor de búsqueda tanto en Safari como para los resultados web que nos da Siri (con unas condiciones adicionales bastante curiosas: Apple se compromete a no trabajar en mejorar los resultados web de Siri, por ejemplo), y más de cuatrocientos a Mozilla para ser el primero de la lista en Firefox. No sabemos (o yo no lo sabido ver (tampoco es que me haya roto los cuernos buscando)) lo que paga Google a Samsung o Motorola por el mismo concepto, pero seguro que paga, y no poco.

¿Qué significa esto?

En primer lugar, que ahora mismo (y desde hace años, y durante unos cuantos más) todos los navegadores web se financian a través de la publicidad de Google. Apple defenderá todo lo que quiera que ellos son los adalides de la privacidad de sus usuarios y que Google son los malos (y desde luego Google se preocupa mucho, muchísimo menos por el tema que Apple)… pero no tiene ningún problema en enviar por defecto a sus clientes a Google cada vez que hacen una búsqueda web. Esos veinte mil millones dan de sobra para financiar la inversión de Apple en el desarrollo de Safari y Siri (¿pongamos que quinientos millones anuales?) y obtener a cambio más de diecinueve mil millones de beneficios netos (no está mal el margen, ¿no?). El beneficio neto total de Apple en 2022 fue de casi cien mil millones, o sea que básicamente el veinte por ciento de su beneficio viene de ‘los malos’. Lo que vale para Apple vale para Mozilla y Firefox: sin el dinero de Google no les quedan apenas ingresos (yo sigo siendo usuario fiel de Firefox y ahora mismo no considero otra alternativa). Edge no lleva a Google por defecto, pero a Microsoft le sale baratísimo (relativamente) ponerlo en el mercado porque se basa en Chromium, igual que todo el resto de navegadores que no se llaman Safari ni Firefox… Hay algunos locos por ahí intentando lanzar motores de navegador no basados en Chromium, pero ya veremos qué pasa con ellos, y nadie espera que haya un navegador viable no basado en Chromium antes de 2026. El navegador que usas lo financian los anuncios de Google.

Y, como resultado, el adpocalipsis (i) se llevaría por delante a Firefox (falta ver qué «ahorros» tiene acumulados Mozilla, pero en dos décadas no se les ha visto ninguna otra manera de generar ingresos) y (ii) haría un agujero considerable en el negocio de los de Cupertino (nada hace pensar que el beneficio que le genera el trato a Apple vaya a dejar de representar una parte más que notable de sus beneficios), y seguramente también en las finanzas de Samsung, como mínimo.

Apostaría un buen dinero a que Apple seguirá invirtiendo en el desarrollo de Safari aún en caso de adpocalipsis, pero también a que a Tim Cook no le gustaría nada perder todo ese dinero fácil. Apostaría aún más dinero a que la caída de Firefox sería cuestión de unos pocos telediarios, y no está el horno como para perder uno de los tres motores de navegación que tenemos.

(Uno podría argumentar que si entrase en juego el dinero de Microsoft para impulsar Bing, pero (i) no sé hasta qué punto un duopolio Google-Microsoft en búsqueda arregla absolutamente nada, y (ii) hay que ser muy optimista para pensar que Bing puede competir con Google, aun a pesar de lo que ha perdido el motor de búsqueda de Mountain View en los últimos años.)

¿Un adpocalipsis diferente?

Todo esto (chechar, te enrollas como una persiana) para llegar hasta aquí. ¿Qué podríamos hacer para luchar contra el monopolio de Google intentando romper menos cosas? Lo que viene a continuación (i) llevaba yo barruntándolo una temporada, (ii) no sé hasta qué punto sería aplicable legalmente y (iii) muy probablemente tenga problemas que ni se me han pasado por la cabeza, por muy buena idea que me parezca a mí.

Comentan Brian Kardell y Eric Meyer en el podcast que uno de los demandantes / partes perjudicadas del litigio es nada más y nada menos que el ejército de los Estados Unidos. Sí. Porque el ejército de los Estados Unidos necesita atraer personal para mantenerse… y para ello invierte un montón de dinero en publicidad (se prevé que más de mil millones el año que viene, algo así como el 0,5% de su presupuesto) y argumentan que, siendo Google un monopolio, las tarifas que pagan son artificialmente excesivas. Vamos, que no se celebran juicios antimonopolio porque sí, sino porque alguien sale perjudicado en el mercado, amigos. Y en este caso los anunciantes son los que opinan que la publicidad les sale excesivamente cara (y que eso repercute en el precio que acabamos pagando los consumidores por sus productos, sí).

¿Recordáis con nostalgia aquellos buenos viejos tiempos en que buscabais algo en Google, visitabais los resultados y era en las páginas web donde encontrabas la publicidad?

Página de resultados para la búsqueda 'máster aplicaciones web' en Google. Los cuatro primeros resultados son 'patrocinados' (esto es, anuncios), de la Universidad Europea, IEP y U-TAD y la VIU. El primer resultado orgánico apenas aparece en pantalla (y es el máster de la UOC)
Sí, uno de los motivos de incluir esta captura, y no la de ninguna otra búsqueda, es que el primer (y único) resultado orgánico que me muestra me gusta ;-). (Y sí, muy probablemente me lo muestra porque, a pesar de no estar yo loguinado en Google en el momento de hacer la búsqueda, el motor de búsquedda intuye qué es lo que yo quería ver en primer lugar.)
Página de resultados de Google para la búsqueda 'mejores smartwatch precio'. El primer resultado, que ocupa buena parte de la página, es un carrusel, de nuevo patrocinado, de enlaces a diferentes smartwatches en diferentes comercios electrónicos
Pero vaya, que no es exactamente la única búsqueda en Google que te responde antes con contenido patrocinado que con los resultados de la búsqueda…

Sí. Hubo un tiempo en que la página de resultados de Google no tenía publicidad. Las webs que decidían financiarse con publicidad (hasta este blog lo había hecho 😱) optaban por una empresa publicitaria (disclaimer: en nuestro caso, Google) que gestionaba el proceso y hacía el pago correspondiente. Y Google era una de las empresas reinas en el tema, pero tenía competencia. Y eso hacía más eficiente el mercado publicitario, lo que redundaba en el beneficio común (dice la teoría económica, más o menos).

Pero en algún momento Google se dio cuenta de que si todo el mundo buscaba en Google, igual resultaba más eficiente (para Google) ofrecer publicidad en las páginas de resultados y así dejar de compartir una parte importante del pastel con el resto de la web. Y, pasado un tiempo más, Google se dio cuenta (¡oh!) de que todo el mundo buscaba en Google, que tenía un monopolio, y que las reglas del mercado dejaban de aplicar…

Obviamente, el remedio para el problema que se me ocurre es prohibir a Google la publicidad en sus páginas de resultados, o al menos limitar seriamente las condiciones en las que puede ofrecer esos ‘slots’ de anuncios. No resolvería esto el monopolio de Google en búsqueda, pero sí (creo) en publicidad, con lo que el <ironía>pobre ejército de los Estados Unidos</ironía> podría <sarcasmo><terror>dedicar sus dineros a mejores fines</terror></sarcasmo>.

Seguramente sería imposible / inútil por algún motivo, insisto, pero me apetecía procrastinar un rato 😇.

PS Añado. Si, como parece, la página de resultados de Google Search es un fantástico hacedor de dinero, también podrías partir «Google Search» y «Google Ads» y hacer que «Google Ads» compita en igualdad de condiciones con el resto de empresas de publicidad en la web…

El politiqueo de los navegadores web

(Disculpad el tono amargo de la entrada. No he sido capaz de escribirla de otra forma.)

No os perdáis el último episodio del pódcast de Igalia (aquí arriba incrustado, y en vuestro reproductor de pódcast favorito buscando ‘Igalia’), dando un repaso a toda la política que hay detrás de los navegadores web, que ahora mismo dependen todos del dinero de los anuncios de Google: Chrome, obviamente, y con Chrome todos los navegadores basados en Chromium (con Microsoft Edge y Samsung Internet a la cabeza, pero básicamente, todo lo que no sea Safari ni Firefox, es Chromium y, por tanto, la mayor parte del desarrollo que hay detrás lo paga Google), pero también Safari (Apple tiene toda la pasta del mundo, pero la millonada que Google le paga a Apple para mantener Google como motor de búsqueda por defecto en su navegador) y, no nos engañemos, Firefox: diría que lo hemos dicho en algún momento por aquí, pero Mozilla vive casi exclusivamente de la subvención de Google… Casi añoraríamos los tiempos en que Microsoft tenía su propio motor, porque a pesar de que no son precisamente unas angelitas de la caridad, como mínimo había una parte del ecosistema que no dependía de una única empresa. (De los tiempos en que Opera era una compañía con una mínima capacidad para la independencia a base del dinero que le daba Opera Mini ya no se acuerda absolutamente nadie (bueno, un puñado de nerds que, en el fondo, no pasan de error de redondeo), de Netscape no me hagáis hablar, que pienso en Andreesen y me sube la presión, y siempre nos quedará el W3C… pero el poder real que ostenta es el que es, y se parece mucho a cero.)

¿Y cómo nos afecta a todos ese politiqueo? Pues como resultado, el programita con el que más interactúas en tu vida, y que sabe más de ti que absolutamente nadie, está controlado en buena parte (no toda, no, queda algún resquicio para la esperanza) por una empresa que se dedica a la venta de publicidad, con una cierta intervención de una empresa que a toda costa quiere defender su bosque cerrado, todos los fosos que lo defienden y los pingües beneficios que genera, y que solo ha permitido determinadas capacidades en el mundo de los navegadores cuando ha sentido la presión de los políticos por atacar el poder de las grandes tecnológicas, más una fundación no demasiado bien gestionada, me temo, y con las manos atadas por su absoluta dependencia económica.

Y demos gracias por la existencia de Mozilla y Firefox, y de esa empresa imposible que es Igalia (aquí hablamos más con uno de sus miembros), y un buen puñado de nerds más (a los que uno imagina casi en una cierta aldea gala). Y toda la admiración por las personas que trabajan desarrollando los navegadores, que suelen ser unos cracks bienintencionados, por lo que yo sé, por cierto, incluidos e incluidas las que trabajan directamente para Mordor.

(Como decía al principio, disculpas por la bilis.)


PS 2024/1/20 Después del «ataque de furia» de hace un par de días, un poco de optimismo (moderado). Si anteayer hablábamos de la concentración de poder que hay en el mundo de los navegadores, pero decíamos que los y las profesionales que se dedican a ello se dejan la piel por los estándares y el avance de la web, hoy podemos escuchar a una de esas profesionales, Jen Simmons (aquí arriba tenéis incrustado el reproductor, pero siempre tenéis el hogar del episodio, donde encontraréis la transcripción completa), contándonos cómo Safari se ha dado mucha caña últimamente (decíamos anteayer que la cosa coincide, especialmente por lo que respecta a determinadas características —las relativas a las aplicaciones web progresivas o PWAs, por ejemplo— con la creciente amenaza de que los gobiernos regulen contra Apple, pero sea cual sea el motivo, hay que reconocer el esfuerzo del equipo de Safari), y de la existencia de esfuerzos como Interop, un cónclave de los diferentes equipos de desarrollo de los grandes navegadores donde se marcan objetivos para mejor la interoperabilidad a lo largo del siguiente año (el «marcador» de cómo se avanza en lo marcado el año pasado). Que es de ley reconocer que, pese a la amenaza de la concentración de poder, estamos viviendo una verdadera época dorada del desarrollo de los navegadores… sin una guerra de los navegadores.

Y aprovecho para «subir» desde los comentarios este aporte: https://github.com/alexpdp7/…/programming/a_plan_against_the_current_web.md.

Lo que la web podría haber sido. O no.

Descubrí hace unos días (no recuerdo ya cómo) esta antigua entrevista con Robert Cailliau (realizada en algún momento de finales de los 90) en la extinta revista Computing Now de la IEEE.

(¿Que quién es Robert Cailliau? Con Tim Berners Lee, uno de los papás de la web. No tan importante como «tito Tim», pero probablemente la historia le haya ninguneado un poco.)

(Que una revista del IEEE deba consultarse en archive.org, y no en su URL original, es, efectivamente, un poco triste (parece que 2017 aún estaban en su sitio, comentan por aquí).)

En cualquier caso, la entrevista no tiene desperdicio, y merece la pena seguir el enlace y leerla completa, pero como de costumbre, copio-traduzco-y-pego algunos fragmentos que me han parecido especialmente destacables…

Sentía que necesitábamos poder hacer algo más que producir algo y luego imprimirlo en papel; necesitábamos poder navegar por él. Había existido un proyecto llamado CERNDOC [está hablando de 1987 u 88], que era un sistema completamente basado en VM, CMS e IBM. Era una especie de sistema jerárquico en el que se podía buscar documentación, sacar un documento y luego tal vez imprimirlo. Pero sentía que todo debería haberse basado en hipertexto, o que al menos deberíamos investigar qué se podía hacer con él. Pensaba que tal vez incluso podríamos hacer cosas en la red, pero no había pensado en Internet.

Cailliau comenta, también, la importancia de Hypercard como inspiración para pensar que se debería poder enlazar de cualquier página a cualquier página, y no solo navegar en árbol, como [creo que] hacía CERNDOC, que se había puesto en marcha en el CERN en el 84 y que, obviamente, también inspiró a Berners-Lee. Y también hace hincapié en que en los setenta había trabajado en sistemas de documentación estructurada.

También estaba trabajando con el sistema de control del sincrotrón de protones, el más pequeño, pero más complejo, de nuestros aceleradores de partículas, y allí, en la década de 1970, establecimos un sistema de computadoras que hablaban entre sí. Los programas en realidad se enviaban a sí mismos a través de la red, y yo escribí un intérprete de «bytecode» para el código móvil.

Esta historia no se ha contado mucho, pero teníamos todo eso, y la documentación también estaba ahí. Teníamos nuestra propia red de control de procesos; teníamos nuestro propio lenguaje interpretativo. Tuvimos todo, y esto fue en 1973-74.

Todo se hizo en computadoras Norsk Data. Eran una pequeña empresa noruega —la última empresa informática independiente de Europa, creo— y después de eso no hubo nada excepto en los EE. UU. Y, por supuesto, desde la perspectiva de EE. UU., si no se hace en los EE. UU. no existe en la informática, ¿verdad?

En los setenta. Un intérprete de «bytecode». Para que luego nos creamos que Flash o los applets de Java eran una novedad…

Al mismo tiempo, Tim Berners-Lee tenía ideas muy similares, pero también conocía Internet, de la que yo no sabía nada. Un amigo común, Mike Sendall (quien además era el jefe de Tim) dijo: «Mira, vosotros sabéis lo que estáis haciendo. ¿Por qué no os sentáis y habláis?» Entonces leí la propuesta de Tim.

[Su propuesta] no tenía nombre, pero decía esencialmente lo mismo. También se basaba en hipertexto, y estaba planeada para que fuera accesible a todos los formatos, etc. Había dos diferencias principales: usaba Internet y tenía algo funcionando que mostrar. Así que básicamente me rendí y me uní a él de inmediato. Era obvio que no servía de nada intentar hacer otra cosa que seguir adelante con su propuesta.

Así que escribimos una propuesta común para conseguir recursos y atención de gerencia, y para convertirlo en un proyecto interdivisional (estábamos en dos divisiones diferentes, y una división del CERN tiene alrededor de doscientas a trescientas personas) y esa propuesta de proyecto se llamó World Wide Web. Eso fue en mayo de 1990.

Un navegador podría no haber sido [solo] un navegador…

Luego trabajamos duro y Tim sacó la versión de NeXTStep bastante rápido. La versión NeXTStep era navegador y editor, que era lo mismo; no había diferencia entre autor y lector.

Entrevistador— Tim me lo había dicho. Que realmente tenía la intención de que la implementación fuera tanto un editor como un navegador, pero de alguna manera se perdió por el camino. ¿Esa era la intención?

Sí, y creo que, mirando atrás, el mayor error cometido en todo el proyecto fue el lanzamiento público del navegador en modo de línea. Dio a los «hackers» de Internet acceso inmediato, pero solo desde el punto de vista del navegador pasivo, sin capacidad de edición. La versión de NeXTStep era mucho más potente. Y era mucho más elegante. Fue bastante deprimente tener que dar un paso atrás y decir: «¿Tengo que portar esto a un PC?»

Me voy a permitir estar en desacuerdo con Cailliau (ole yo): la complejidad que le habría sumado eso al navegador/editor no habría sido problema en el CERN, ni en muchos otros de los primeros entornos en los que circuló la web, pero a la larga habría frenado el avance de la web de manera brutal. ¿Habríamos roto la regla que dice que el 90% de personas ve contenido sin editar, el 9% edita y comenta, y solo el 1% crea? Quizá la habríamos movido algo, pero al precio de frenar la evolución… Quién sabe qué habría pasado. Quizá hoy en día navegaríamos hipertexto con algún heredero de Gopher, por ejemplo, y no en la web, para alegría de alguno que me sé yo.

Y si no lo llegan a portar a un PC… quién sabe si hoy en día conoceríamos hoy el término «world wide web».

Luego viene el tema de los gráficos…

También tenía gráficos, por supuesto. Podías mostrar PostScript.

Entrevistador: ¿Podías mostrar PostScript directamente?

Por supuesto. Se diseñó como un programa para mostrar gráficos. Y mostraba una ventana diferente con cada clic. No te perdías tan fácilmente.

Entrevistador: Entonces era integral. ¿Y mostraba GIFs?

No. No mostraba mapas de bits, los mapas de bits no son escalables, ¿verdad? No puedes hacer nada con ellos. Son una tontería. Los mapas de bits no son gráficos; son el resultado de la visualización de gráficos. No puede expresar gráficos en puntos y un mapa de bits no tiene métrica. No tiene sentido.

Entrevistador: ¿Querías gráficos vectoriales?

Bueno, quieres que esté en unidades, en unidades de distancia medibles, porque los píxeles son diferentes en cada pantalla y en cada impresora. Cuando quieres hacer matemáticas creando mapas de bits a partir de fórmulas, terminas con algo absolutamente horrible, dependiendo de cómo las trates. La mayoría de las veces, incluso en la pantalla, termina siendo horrible.

¿Tiene buena parte de razón en su discusión bitmap-vectorial? Desde luego. Si la web no hubiese comenzado a mostrar formatos bitmap muy pronto, ¿habría llegado muy lejos? Probablemente no. Hete aquí otro caso en que la fuerza bruta de la ley de Moore derrota a la elegancia sin despeinarse.

De lo de que los gráficos se mostraran en ventanas aparte, una por gráfico… tiene su lógica si vives en el mundo de las publicaciones científicas (y más las de la época), pero tampoco parece una idea brillante fuera de su entorno…

Entrevistador: ¿Había algo como marcadores o un historial de lugares visitados?

¿Por qué iba a necesitar algo así? Cada vez que haces clic, tienes una nueva ventana. Si encuentras una ventana interesante, la vinculas a tu página de inicio. Tu página de inicio, que es un HTML en tu máquina, eso es lo que realmente significa una página de inicio, funcionaba como su página de «marcadores». Dado que tu página de inicio seguía ahí, junto con la página interesante recién encontrada, pondrías el cursor allí, harías clic y arrastrarías el enlace. Y ya está. Si necesitas más de una página para los marcadores, simplemente creas nuevas páginas HTML locales.

Dos apuntes más. Arrastrar enlaces. Drag and drop, sí. La web original iba a ser WYSIWYG. Que parece un sueño pero, visto lo visto a mí me hace pensar que la cosa habría evolucionado mucho más lentamente. El HTML y el CSS, por mucho que lo odiemos, ha hecho la web lo que es, y el WYSIWYG tiene muchos riesgos, a medida que los diseños se vuelven más sofisticados. Si WordPerfect se hubiese impuesto a Word todos seríamos más felices. Creedme.

Y el otro apunte. Lo que sugiere Cailliau, de mantener una «home» así, puede hacerse, hoy en día, con relativa facilidad. Conozco a un ser humano que lo hace, incluso. Uno. No es el mismo que habría preferido un hipertexto basado en Gopher, pero es probable que también acabe leyendo esto. Los «bookmarks» seguramente no tienen hoy mucho sentido: el autocompletar de la barra de URLs resuelve la papeleta con frecuencia, y si no, buscas en Google y seguramente sea más fácil que gestionar bookmarks. Pero la URL y la barra de direcciones, de nuevo, son parte fundamental de lo que ha convertido la web en lo que es hoy.

Lograr que la administración del CERN aceptara que la biblioteca de código básica debía ser de dominio público fue uno de mis logros. Sentía que era importante distribuir la biblioteca básica libremente, para ponerla a disposición de todos sin ningún compromiso, para que pudiera explotar. …

Quizá el apunte más importante de la entrevista. Alguien debería darle muchos premios a Cailliau por hacer el código abierto desde el principio. Y seguimos con más filosofía de cómo debería ser la web…

Sin embargo, HTML también es defectuoso, porque es demasiado simple. Por ejemplo, para las matemáticas no hay posibilidad de elevar algo a una potencia y no hay gráficos en HTML. Es de suponer que esto cambiará con la introducción de XML, del que espero mucho.

De nuevo, me permito estar en desacuerdo. Las limitaciones de HTML han sido una pieza fundamental de su éxito. Que XHTML (estricto, entendido como un dialecto de XML) no llegara nunca a gran cosa no demuestra nada, pero va en esa línea. Sigamos…

El desarrollo de HTML no era una prioridad y, por supuesto, agregarle cosas indiscriminadamente no es bueno. Soy muy inflexible sobre esto: quiero mantener la estructura separada de la presentación. Odio cuando un sitio fuerza, por ejemplo, el tamaño de fuente a Times 7.0 en contra de todo lo que intento, con el resultado de que simplemente no puedo leerlo. Luego tengo que descargar el HTML y quitar las etiquetas si quiero leerlo. Las hojas de estilo nos ayudan más o menos, pero aún no están completamente implementadas.

Por cierto, teníamos una forma burda de hojas de estilo en el primer navegador porque las usaba todo el tiempo para demostraciones. Usaba tres estilos: uno para proyectar desde la pantalla, otro para imprimir y otro para editar. ¡Sin cambios en los archivos HTML!

Amén. Afortunadamente las hojas de estilo tardaron en llegar (y aún les queda), pero lo que nos han hecho ganar es espectacular.

Otro fragmento que me encanta es sobre el caótico crecimiento de la web…

Entrevistador: ¿Entonces fue una explosión descontrolada, una especie de reacción en cadena?

Sí, y eso es algo muy positivo. Había todas estas personas que veían un bien común y un objetivo común, y pasaban sus fines de semana y noches en ello. Hicieron algo que creo que al final fue muy útil. El otro extremo habría sido hacer esto muy corporativo y controlado, y eso no habría funcionado en absoluto. Así que habría preferido estar un poco alejado de la anarquía extrema que realmente sucedió, pero definitivamente me alegro de que nos mantuviéramos alejados de la forma propietaria, corporativa o institucional.

Realmente creo que ninguna empresa de telecomunicaciones, ninguna empresa de software, ninguna empresa de hardware podría haber creado esto. Solo una multitud tan dispersa, intuitiva, joven y entusiasta podría haber hecho esto, con todas las desventajas de eso también.

Entrevistador: Entonces estás diciendo que la Web es realmente hija de Internet.

Oh, absolutamente, sí, aunque es hija no solo de Internet, sino de una cultura de redes primitiva. Podría haber sucedido en otra red abierta, pero no había ninguna otra.

Podría levantarme y aplaudir. O hacer un mural con ello. A poder ser, delante de las sedes de las grandes empresas que tanto controlan la web hoy en día :-S.

Y ahora, sobre la llegada de la gran revolución, Mosaic…

Luego, por supuesto, vino algo que puede verse como positivo o negativo según la perspectiva: el lanzamiento de Mosaic. Tuvimos grandes problemas conceptualmente con Mosaic porque era una especie de Volkswagen Escarabajo del transporte. Todo el mundo puede permitírselo, no se necesita tiempo para instalarlo, hace algo que es nuevo, pero no acaba de ser transporte. Las analogías son todas falsas, pero entiendes lo que quiero decir.

Entrevistador: Pero el Escarabajo fue muy popular.

Correcto, y Mosaic también. Estaba bien, pero era monoventana. Ventana única, sin edición, que se hizo popular por dos cosas: era mucho más fácil de instalar que cualquiera de los otros, mejores navegadores basados ​​en X Window que le precedieron, porque llegó como un gran «blob» para máquinas Unix. Su segunda característica, muy atractiva, era que se acercaba a lo que la gente conocía: imágenes en línea.

Personalmente, no quería que las imágenes estuvieran en línea [en la misma ventana que el documento]. Es una molestia porque no puedes mantener la imagen a la vista. Por ejemplo, cuando lees un artículo de física, quieres ver los diagramas mientras examinas el texto. No querrás perder esa imagen y no querrás que se pierda de vista. Pero todos los navegadores actuales hacen eso, es como una presentación de la página impresa independiente de la plataforma.

Como apunta el propio Cailliau, Mosaic, con sus limitaciones, fue lo que popularizó la web. Y sin él, vaya usted a saber si la web habría dejado de ser una herramienta para académicos. LaTeX es un gran procesador de documentos… pero fueron WordPerfect y Word los que consiguieron que dejáramos atrás la máquina de escribir.

En fin. Podría seguir, pero ya me he pasado de las dos mil palabras… En cualquier caso, si os interesa la historia de la web, y los puntos de vista, tanto los brillantes como los más discutibles, de uno de sus creadores, no os perdáis la entrevista.

obm, 1990

En la versión de 1990 obm es en blanco y negro y no tiene imágenes. ¡Pero funciona!

Me encanta. En el CERN han decidido conmemorar 30 años de web de la mejor manera posible: recuperando el primer navegador de la historia . Y no necesitas un NeXT para ejecutarlo: basta con tener cualquier navegador moderno y seguir en enlace.

Copio-traduzco-y pego de la web del CERN:

En diciembre de 1990 se desarrolló una aplicación llamada WorldWideWeb en una máquina NeXT en la Organización Europea para la Investigación Nuclear (conocida como CERN) en las afueras de Ginebra. Este programa – WorldWideWeb — es el antecedente de la mayor parte de lo que consideramos o conocemos como «la web» hoy.

En febrero de 2019, en celebración del trigésimo aniversario del desarrollo de WorldWideWeb, un grupo de desarrolladores y diseñadores ha convergido en el CERN para reconstruir el navegador original dentro de un navegador contemporánea, permitiendo a usuarios de todo el mundo experimentar los bastante humildes orígenes de esta transformadora tecnología.

¿Lo mejor de todo? Que una web actual medianamente bien hecha es todavía perfectamente visible con un navegador de hace treinta años: sin imágenes, sin colores, sin interpretar determinados caracteres, pero perfectamente legible y navegable. Nada mal para el proyecto de Sir Tim Berners-Lee :-).

(Y siguiendo el enlace podréis consultar un montón de información sobre el proyecto: desde fragmentos del código original a cómo se ha conservado la tipografía de los NeXT para el proyecto.)

Mi configuración perfecta para Firefox

Dentro de nada llega Firefox 57 (marcad la fecha en el calendario: 14 de noviembre). Entre nosotros: va a ser una pequeña revolución. Los «verdaderos fans de Firefox» nunca nos rendimos a Chrome (ni siquiera a Opera, que ahora mismo es la mejor opción si queremos tener el motor del navegador de Google pero sin tanto Google y un poco más de innovación noruega-pasando-por-China (y si el pasando-por-China os sobra, también podéis considerar Vivaldi)), pero el poder de Google se ha hecho notar durante mucho tiempo y Chrome le ha hecho a Firefox básicamente la segunda parte de lo que Microsoft le hizo a Netscape… Pero. Y es un gran pero. El lavado de cara que le ha hecho Mozilla a Firefox con su versión 57 (que ya se puede probar, si queréis, descargando e instalando Firefox Developer Edition) es de impresión y, hacedme caso, el día que salga la 57, haceos un favor, descargad, instalad y disponed como navegador por defecto (si queréis luego me dais las gracias, pero no es necesario ;-)).

En cualquier caso, hoy en día un navegador no es tu navegador hasta que te lo has «tuneado» a gusto. Y eso, en esta casa, significa cargarlo con las extensiones que te van a ahorrar sangre, sudor y lágrimas. Para los que vais a volver a Firefox después de un tiempo, aquí va una lista de mis favoritas:

Primero, las prácticamente esenciales:

  • Firefox Sync, de hecho, no es una extensión, sino un componente nativo de Firefox desde hace bastante tiempo. Permite sincronizar pestañas, historial y favoritos entre el navegador de casa, el del trabajo y el del móvil (y los que hagan falta). Pero con la garantía de la Fundación Mozilla, no un servicio comercial. Y una cosa más: también nos permite enviar una pestaña de un navegador a otro. Extremadamente útil.
  • I don’t care about cookies. Contra el vicio de la UE de exigir el inútil y estúpido aviso de cookies que debe haber consumido siglos enteros en clicks para aceptar-sin-leer, esta extensión que los mata bien muertos e impide que ni siquiera lleguemos a verlos. No te das cuenta de lo maravillosa que es hasta que te sientas ante un navegador que no la tiene.
  • Tree Style Tab. Entramos en la sección para DD (Diógenes digitales). Sí, os reconocéis: los que cuando tenéis menos de 20 pestañas en el navegador os sentís como desnudos. Tree Style es el primer plato para mejorar vuestras vidas. En un mundo de pantallas panorámicas y ultrapanorámicas, de espacio horizontal excesivo y vertical limitado, tener las tropecientas pestañas amontonadas en la parte superior de la ventana, donde apenas hay espacio para leer dos o tres caracteres del título es, como mínimo, poco práctico. Tree Style os las coloca en una barra lateral (y con estructura de árbol, si queréis), un espacio que no estáis usando y donde la legibilidad de los títulos es mucho mayor.
  • Snoozetabs. Segundo plato. ¿Recordáis todas esas pestañas que guardáis ahí, valga la redundancia, como recordatorios? Sabéis que no las vais a usar hasta dentro de un tiempo, pero las queréis conservar (hasta que un día el navegador se cuelga y os las pierde, sin remedio, para vuestro profundo cabreo). ¿Por qué no decirle al navegador que las cierre y las vuelva a abrir esta noche, la semana que viene o dentro de un mes, sin consumir neuronas ni espacio visual, y fuera del alcance de los cuelgues? Eso es, sí, lo que hace Snoozetabs. De nada. (Snoozetabs es parte de Test Pilot, una extensión de extensiones que Mozilla utiliza para probar características nuevas para el navegador que están considerando incluir en versiones futuras, para que las podamos testear y recoger datos e impresiones sobre su funcionamiento. Brillante iniciativa. Dentro de dos ítems os recomiendo otra de sus extensiones, pero no dejéis de pasar por su página para comprobar lo que tienen disponible.)
  • Unload Tab. Tercer y último plato anti-DD. Os habéis librado de unas cuantas pestañas con Snoozetabs, pero quedan unas cuantas de las que no vamos a conseguir despegarnos… pero que no vamos a usar hasta dentro de bastante tiempo. Y mientras tanto consumen memoria y recursos. Unload Tab hace exactamente lo que dice: descarga la pestaña de su contenido. La pestaña y su título siguen ahí, pero el navegador no volverá a cargarla hasta que hagamos click en ella.
  • Y la última de la lista, otra extensión de Test Pilot: MinVid. Para los que consumimos vídeos de YouTube y o Vimeo mientras hacemos otras cosas con el navegador (también soporta audio de SoundCloud). MinVid nos permite arrancarle el clip de vídeo o audio de su pestaña del navegador y dejarlo en una ventana reducida y flotante que podemos dejar reproduciendo a la vista mientras seguimos trabajando (o haciéndolo ver) en otra cosa. Y quien dice un vídeo dice unos cuantos: dispone de la funcionalidad de ir agregando vídeos a la cola a voluntad.

Las optativas:

  • AddToAny. ¿Sabéis la botonera que tienen tantos sitios para compartir contenidos en Facebook, Twitter y todos los servicios de moda? Con AddToAny la botonera te la llevas puesta, y la configuras con los servicios que quieres (en mi caso, Twitter, GMail, Diigo, Mendeley, Buffer y Pocket).
  • Google Scholar solo te será útil si trabajas en entornos académicos. Pero si es el caso…
  • Unpaywall. También para académicos. Cuando llegas a la web de un artículo en revista (y con un precio de acceso habitualmente estratosférico) busca versiones gratuitas del artículo.
  • Video Speed Controller. ¿Viendo una explicación de algo en vídeo que va demasiado leeeeeenta? ¿O que corre demasiado? Solucionado.

Las que echaremos de menos. Con Firefox 57 se extingue la vieja arquitectura que daba soporte a los plug-ins y extensiones de Firefox. A pesar de que es una muerte anunciada con muchísima antelación, algunos desarrolladores han abandonado sus plug-ins (cosas que pasan, y seguro que tienen sus motivos). Estos son los que yo lloraré:

  • QuoteURLText era una pequeña maravilla que nos permitía a los blogueros enlazadores compulsivos generar enlaces a una página web de manera súper configurable.
  • Web Developer de Chris Pederick, una extensión para desarrolladores a la que uno le había cogido un cierto cariño (y no perdamos la esperanza, que amenaza con versión nueva para la salida de Firefox 57. A ver si es verdad).
  • Y Firebug… Probablemente, la extensión más amada por cualquiera que se dedique a esto de la web, cuya muerte se está certificando estos días… porque con el tiempo se ha ido integrando en las «devtools» de Firefox. Firebug ha muerto, larga vida a Firebug :-).

Ah, y como siempre, para cerrar en este tipo de entradas: ¿cuáles me he dejado? Ahí tenéis los comentarios.