Adpocalypses

¿Había dicho alguna vez que, si te interesa la web, el podcast de Igalia es un must? El último episodio, Adpocalypse (nótese el singular de su título, por el plural del título de esta entrada), es de escucha más que recomendable.

(No me gusta incrustar podcasts de YouTube, y menos cuando no tienen vídeo, pero no he sabido incrustar desde la entrada original —contiene transcripción, por cierto— ni de Apple Podcasts, y me niego a incrustar podcasts desde Spotify por poco que tenga otra opción.)

En fin. A lo que íbamos. El ‘adpocalypsis’ (de ‘ad’, anuncio en inglés, y apocalipsis) al que se refieren es el que se le puede estar viniendo encima al mundo de los navegadores web como potencial resultado del juicio en que se ha dictaminado que Google mantiene su monopolio en servicios generales de búsqueda y en publicidad textual en búsqueda vulnerando las leyes antitrust de los Estados Unidos. La cosa no está para nada decidida, porque, de salida, Google va a apelar todo lo apelable (vamos, que no se va a hacer nada al respecto en años) y, además, todavía no sabemos cómo decidirá el juez intentar romper ese monopolio. Pero el ‘adpocalypsis’ que anticipa ahora mismo la mayoría llegaría si el juez decidiese impedir a Google una de las prácticas que realiza ahora mismo: pagar una morterada por ser el proveedor de búsqueda por defecto en todo tipo de dispositivos y navegadores. Y es que, como resultado de la publicación del veredicto, ahora sabemos que Google pagó a Apple en 2022 la friolera de veinte mil millones de dólares por ser el primer motor de búsqueda tanto en Safari como para los resultados web que nos da Siri (con unas condiciones adicionales bastante curiosas: Apple se compromete a no trabajar en mejorar los resultados web de Siri, por ejemplo), y más de cuatrocientos a Mozilla para ser el primero de la lista en Firefox. No sabemos (o yo no lo sabido ver (tampoco es que me haya roto los cuernos buscando)) lo que paga Google a Samsung o Motorola por el mismo concepto, pero seguro que paga, y no poco.

¿Qué significa esto?

En primer lugar, que ahora mismo (y desde hace años, y durante unos cuantos más) todos los navegadores web se financian a través de la publicidad de Google. Apple defenderá todo lo que quiera que ellos son los adalides de la privacidad de sus usuarios y que Google son los malos (y desde luego Google se preocupa mucho, muchísimo menos por el tema que Apple)… pero no tiene ningún problema en enviar por defecto a sus clientes a Google cada vez que hacen una búsqueda web. Esos veinte mil millones dan de sobra para financiar la inversión de Apple en el desarrollo de Safari y Siri (¿pongamos que quinientos millones anuales?) y obtener a cambio más de diecinueve mil millones de beneficios netos (no está mal el margen, ¿no?). El beneficio neto total de Apple en 2022 fue de casi cien mil millones, o sea que básicamente el veinte por ciento de su beneficio viene de ‘los malos’. Lo que vale para Apple vale para Mozilla y Firefox: sin el dinero de Google no les quedan apenas ingresos (yo sigo siendo usuario fiel de Firefox y ahora mismo no considero otra alternativa). Edge no lleva a Google por defecto, pero a Microsoft le sale baratísimo (relativamente) ponerlo en el mercado porque se basa en Chromium, igual que todo el resto de navegadores que no se llaman Safari ni Firefox… Hay algunos locos por ahí intentando lanzar motores de navegador no basados en Chromium, pero ya veremos qué pasa con ellos, y nadie espera que haya un navegador viable no basado en Chromium antes de 2026. El navegador que usas lo financian los anuncios de Google.

Y, como resultado, el adpocalipsis (i) se llevaría por delante a Firefox (falta ver qué «ahorros» tiene acumulados Mozilla, pero en dos décadas no se les ha visto ninguna otra manera de generar ingresos) y (ii) haría un agujero considerable en el negocio de los de Cupertino (nada hace pensar que el beneficio que le genera el trato a Apple vaya a dejar de representar una parte más que notable de sus beneficios), y seguramente también en las finanzas de Samsung, como mínimo.

Apostaría un buen dinero a que Apple seguirá invirtiendo en el desarrollo de Safari aún en caso de adpocalipsis, pero también a que a Tim Cook no le gustaría nada perder todo ese dinero fácil. Apostaría aún más dinero a que la caída de Firefox sería cuestión de unos pocos telediarios, y no está el horno como para perder uno de los tres motores de navegación que tenemos.

(Uno podría argumentar que si entrase en juego el dinero de Microsoft para impulsar Bing, pero (i) no sé hasta qué punto un duopolio Google-Microsoft en búsqueda arregla absolutamente nada, y (ii) hay que ser muy optimista para pensar que Bing puede competir con Google, aun a pesar de lo que ha perdido el motor de búsqueda de Mountain View en los últimos años.)

¿Un adpocalipsis diferente?

Todo esto (chechar, te enrollas como una persiana) para llegar hasta aquí. ¿Qué podríamos hacer para luchar contra el monopolio de Google intentando romper menos cosas? Lo que viene a continuación (i) llevaba yo barruntándolo una temporada, (ii) no sé hasta qué punto sería aplicable legalmente y (iii) muy probablemente tenga problemas que ni se me han pasado por la cabeza, por muy buena idea que me parezca a mí.

Comentan Brian Kardell y Eric Meyer en el podcast que uno de los demandantes / partes perjudicadas del litigio es nada más y nada menos que el ejército de los Estados Unidos. Sí. Porque el ejército de los Estados Unidos necesita atraer personal para mantenerse… y para ello invierte un montón de dinero en publicidad (se prevé que más de mil millones el año que viene, algo así como el 0,5% de su presupuesto) y argumentan que, siendo Google un monopolio, las tarifas que pagan son artificialmente excesivas. Vamos, que no se celebran juicios antimonopolio porque sí, sino porque alguien sale perjudicado en el mercado, amigos. Y en este caso los anunciantes son los que opinan que la publicidad les sale excesivamente cara (y que eso repercute en el precio que acabamos pagando los consumidores por sus productos, sí).

¿Recordáis con nostalgia aquellos buenos viejos tiempos en que buscabais algo en Google, visitabais los resultados y era en las páginas web donde encontrabas la publicidad?

Página de resultados para la búsqueda 'máster aplicaciones web' en Google. Los cuatro primeros resultados son 'patrocinados' (esto es, anuncios), de la Universidad Europea, IEP y U-TAD y la VIU. El primer resultado orgánico apenas aparece en pantalla (y es el máster de la UOC)
Sí, uno de los motivos de incluir esta captura, y no la de ninguna otra búsqueda, es que el primer (y único) resultado orgánico que me muestra me gusta ;-). (Y sí, muy probablemente me lo muestra porque, a pesar de no estar yo loguinado en Google en el momento de hacer la búsqueda, el motor de búsquedda intuye qué es lo que yo quería ver en primer lugar.)
Página de resultados de Google para la búsqueda 'mejores smartwatch precio'. El primer resultado, que ocupa buena parte de la página, es un carrusel, de nuevo patrocinado, de enlaces a diferentes smartwatches en diferentes comercios electrónicos
Pero vaya, que no es exactamente la única búsqueda en Google que te responde antes con contenido patrocinado que con los resultados de la búsqueda…

Sí. Hubo un tiempo en que la página de resultados de Google no tenía publicidad. Las webs que decidían financiarse con publicidad (hasta este blog lo había hecho 😱) optaban por una empresa publicitaria (disclaimer: en nuestro caso, Google) que gestionaba el proceso y hacía el pago correspondiente. Y Google era una de las empresas reinas en el tema, pero tenía competencia. Y eso hacía más eficiente el mercado publicitario, lo que redundaba en el beneficio común (dice la teoría económica, más o menos).

Pero en algún momento Google se dio cuenta de que si todo el mundo buscaba en Google, igual resultaba más eficiente (para Google) ofrecer publicidad en las páginas de resultados y así dejar de compartir una parte importante del pastel con el resto de la web. Y, pasado un tiempo más, Google se dio cuenta (¡oh!) de que todo el mundo buscaba en Google, que tenía un monopolio, y que las reglas del mercado dejaban de aplicar…

Obviamente, el remedio para el problema que se me ocurre es prohibir a Google la publicidad en sus páginas de resultados, o al menos limitar seriamente las condiciones en las que puede ofrecer esos ‘slots’ de anuncios. No resolvería esto el monopolio de Google en búsqueda, pero sí (creo) en publicidad, con lo que el <ironía>pobre ejército de los Estados Unidos</ironía> podría <sarcasmo><terror>dedicar sus dineros a mejores fines</terror></sarcasmo>.

Seguramente sería imposible / inútil por algún motivo, insisto, pero me apetecía procrastinar un rato 😇.

PS Añado. Si, como parece, la página de resultados de Google Search es un fantástico hacedor de dinero, también podrías partir «Google Search» y «Google Ads» y hacer que «Google Ads» compita en igualdad de condiciones con el resto de empresas de publicidad en la web…

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