La maravillosa foto de la contraportada del Let’s Get It On de Marvin Gaye
Vale que el porcentaje de gente que se miraría la información que incluyen con frecuencia CDs y LPs es muy pequeño, seguro, pero dado el coste que iba a suponer (habilitar el espacio y dar permiso a discográficas y artistas para subir imágenes y/o textos)… Y para los que nos leemos estas cosas iba a suponer un factor diferencial importante.
Anotaciones para canciones, discos y «playlists»
Seré el único con memoria de pez, pero a mí me gustaría poder tener notas asociadas a canciones, discos y playlists. Idealmente, poderle poner notas (privadas y/o públicas) tanto a una canción, a una canción dentro de un determinado disco o playlist y a los propios discos y playlists.
Y no solo es para los memoria de pez: si las playlists son, como dice la propia Spotify, uno de los mecanismos principales para fidelizar al personal, unas playlists más cuidadas deberían funcionar aún mejor…
«Radio musical»
Playlists anotadas plus plus plus…
Si la playlist original se llama «programa de radio» y hoy en día cada vez consumimos más esos programas de radio en forma de podcast y Spotify apuesta fuerte muy fuerte por el podcast como medio, hasta el punto de invertir en empresas de creación y producción… ¿por qué no dejarme locutar lo que se me pase por la cabeza entre canción y canción y ofrecer ese producto como podcast? A los artistas les gusta poco el escaso royalty que paga Spotify (y Apple Music y Amazon y…), pero este es, por oyente, mejor que el que paga la FM, seguro.
Bonus points:
los programas de radio han sido siempre un medio ideal para colocar publicidad (a poder ser solo para los clientes no-premium de Spotify, aunque probablemente esto sea demasiado pedir :-S), y
permitiría hasta un modelo de retribución para esos potenciales locutores…
En fin. Cosas que se me ocurren por el exceso de calor…
Arriba un Energy Sistem eReader Pro. Abajo el Kindle, que hace tiempo que no pongo a cargar…
Pues sí. No creo que hay ninguna característica en la que el Energy Sistem Pro+ sea mejor que el Kindle Paperwhite que, además, ahora mismo es algo más barato (aún sin las ofertas especiales de Amazon; ambos son enlaces patrocinados, por cierto: si os compraseis uno de los cacharros siguiendo el enlace me llevaría una pequeña comisión). Y, sin embargo, el Kindle hace tiempo que está absolutamente descargado y en desuso. ¿Por qué?
El Kindle es un cacharro espectacular para hacer lo que hace, pero…
En primer lugar, te ata al ecosistema de Amazon. Lo que no es terrible porque, al fin y al cabo, la tienda de Amazon es la que más uso para comprar libros en formato electrónico, por un lado y, por el otro, saltarse ese límite no es tan complicado, si sabes cómo.
En segundo lugar, y esto es bastante más importante, al menos para mí, el eReader Pro es Android.
¿Y qué significa que sea Android?
En primer lugar, es una desventaja: Energy Sistem (y Boyue, que es quien realmente fabrica el Boyue T62 que la compañía española personaliza ligeramente y distribuye como eReader Pro) no tiene la capacidad de convertir un sistema operativo que no se hizo pensando en la tinta electrónica en un rival a la altura de Amazon, que naturalmente tiene muchos más recursos y, además, tiene una tarea mucho más fácil: una única función. Y se nota. Bastante.
Pero después, tiene la ventaja de poder correr aplicaciones. Como Pocket. O Instapaper. ¿He dicho ya que me permite usar Pocket? (Si no conocéis Pocket o Instapaper, ya tardáis en explorar el tema.) Que sí, que hay alternativas para «usar» (me faltan las comillas) Pocket en el Kindle (véase) pero son todas un parche. Y nada más que un parche. Algún día alguien me va a explicar porque los Kindles no vienen con soporte nativo para Pocket e Instapaper (es Amazon: no es que no se les haya ocurrido). Porque si bien entiendo perfectamente que un dispositivo para leer sirva exclusivamente para leer, que sólo sirva para leer libros, y no la ingente cantidad de contenido de calidad que se publica a diario en la web, me parece un error de gran calibre.
Y una vez defendido el eReader Pro por encima del Kindle… ¿cuáles son los grandes problemas del cacharrito que pondrían de los nervios a quien sea (o como mínimo a mí)?
El primer problema es que la interfaz que le pone Boyue/Energy Sistema al cacharro es, por decirlo finamente, extremadamente espartana…
…y, además, le pone al dispositivo una barra de menús permanente que le quita toda la gracia a los botones físicos de avance de página que tiene el cacharro, porque cada vez que saltamos una página en cualquier aplicación, esta no se da cuenta de esa barra, salta demasiado y se come una línea de texto. Y esto nos obliga a retroceder una línea de texto. Cada. Puñetero. Salto. De página. O a hacer scroll «a mano», cosa que no es lo más recomendable en un dispositivo de tinta electrónica.
Y la cosa… ¿tiene arreglo? Pues, perfecto no, pero… bastante. El «secreto» está contenido en esta página de «tricks & hacks». El proceso es relativamente sencillo:
Nos vamos a la configuración del dispositivo y en la configuración de usuario le decimos que use (o no) los controles de volumen para pasar páginas (esto hará que los botones físicos para avanzar y retroceder página funcionen, dependiendo de aplicaciones).
«Rooteamos» el dispositivo (ver guía). Esto nos permitirá instalarle un lanzador de aplicaciones decente al cacharro (yo soy muy fan de Nova, pero va a gustos) pero, sobre todo…
Instalar full!screen, el programa que nos permitirá «comernos» la barra fija del cacharro y, por tanto, pasar páginas con los botones sin sufrir un ataque de nervios.
La combinación de lanzador de aplicaciones y full!screen tiene un efecto secundario: perdemos un acceso claro a la configuración de la iluminación de la pantalla o a activar o desactivar la WiFi del dispositivo, por ejemplo. Para solucionarlo, arrastraremos a la primera pantalla del lanzador el programa «screenlight» y el «widget» con la configuración de la WiFi. Mientras estemos en ello, también el widget de full!screen, por si necesitáramos por algún motivo recuperar la barra fija.
Y… voila. Un lector electrónico sin las limitaciones del Kindle y con bastantes menos problemas que la configuración inicial del eReader Pro. ¡Que aproveche!
Imperdible el anuncio del IBM 5100, el primer «portátil» (me faltan las comillas) de la historia. Una visita a la Wikipedia revela que el bicho está a punto de cumplir cuarenta años (la efeméride tendrá lugar en septiembre (en este blog somos unos adelantados a nuestro tiempo) y sí, el anuncio es de 1977: en estos últimos 40 años los ciclos de producto se han acelerado un poquito). En aquel momento 8975 dólares (actualizando, 35.000 eurillos de ná, poco más o menos) te compraban una sílfide de apenas 24 kilos de peso con 16 kilobytes de RAM y capaz de correr cualquier programa en BASIC. Doblar la inversión te permitía irte a unos inacabables 64 kilobytes de RAM (Gates era de una osadía brutal cuando dijo (o no) que con 640 kilobytes de RAM tendríamos más que suficiente…) y la capacidad de ejecutar también programas en APL. A nadie se le había ni siquiera pasado por la cabeza que un ordenador pudiese funcionar ni un segundo sin estar enchufado a la corriente, desde luego.
(Edición doble: me prometí a mí mismo que no publicaría dos ‘los tuits de la semana’ seguidos sin ningún contenido intermedio. Esto ha hecho que hayamos pasado de las semanas ‘estilo El Corte Inglés’ (dobles) a esta semana cuadruple, que recopila lo mejor de lo publicado en @chechar desde el 3 de mayo…)
Los eventos de la «semana»
Si en el anterior «semana en los tuits» nos lo pasamos muy bien trabajando un sábado en la WordCamp Barcelona, esta tuvo un sábado de trabajo en que nos lo pasamos aún mejor: