Hotel Sevilla Congresos, 4 estrellas. Conversación aproximada en la forma, pero fidedigna en el contenido:
– Hola, tengo una reserva
– [……] Aquí tiene, la habitación…
– ¿Para conectarme a Internet, por favor?
– 5€ la hora, 15 el día
– [cara de «lo deben traer en cables de oro»]
– Eso desde la habitación
– … ¿perdón?
– Que eso es desde la habitación
– Y… ¿fuera… de la habitación?
– Aquí, en el vestíbulo del hotel y el bar, es gratis
Y, efectivamente, me giro, y veo el bar lleno de residentes (clientes) que, en lugar de estar plácidamente en sus habitaciones, han bajado aquí a conectarse a la red. Previa pelea por los enchufes.
Y aquí estoy, en un bar de un hotel, con un televisor a todo trapo con una basura (repito: basura) de programa, en lugar de estar en pijama en mi habitación trabajando (o no) con toda comodidad.
¿Si me quedo a dormir en el vestíbulo también será gratis?
Supongo que el gerente es un topo de la competencia para que los que venimos aquí no repitamos. Es la única explicación racional que le encuentro. O quizá es que temen por la vida social de los friquis que nos conectamos todo el rato y así, con incentivos a conectarnos en público, igual hasta hacemos amigos.