Muerte al WYSIWYG

Imagino que nos ha pasado a todos los que tenemos una cierta preocupación por los estándares web: ves una web nueva, con el logo de una agencia de diseño web, que, al menos de salida, aparenta estar bastante bien hecha. Ctrl+U (o manzanita+U, o la combinación que toque) y, efectivamente, de salida, estaba (pretérito imperfecto, muy imperfecto) bastante bien hecha. Hasta que llegas a la parte que ha rellenado el usuario, al que habían prometido que «con el gestor de contenidos que te vamos a montar, que es fantástico, el contenido te lo puedes ir actualizando tú mismo». Y así comienzan a aparecer lindezas como

<P>&nbsp;</P>

Sí señor, excelente manera de añadir espacio blanco (esas mayúsculas en los elementos HTML a estas alturas duelen a la vista pero no son incorrectas, o sea que las pasaremos por alto)… O su clásica alternativa

<P><BR>...</P>

Las listas no ordenadas también resultan ser claros ejemplos de cómo aplicar los estándares (se nota la ironía, ¿verdad?):

<P><FONT color=#800080>- </FONT>El texto que toque...<P>

¡Olé! Siguiente atentado contra la semántica y los estándares: los «títulos»…

<P><STRONG>Un título cualquiera </STRONG></P>

(Ese espacio entre el final del título y el </STRONG> es la guinda (o la guindilla, quizá mejor, o algo…) Y luego tenemos combinaciones que pasarán a la historia, como

<P><FONT color=#800080 size=3><STRONG>5- Un quinto punto 
cualquiera</STRONG></FONT></P>

…también conocido como «cómo provocar un desprendimiento de retina en un solo párrafo»…

Dejando por un lado la acidez barata (es que estoy pasando una etapa muy sensible con el tema, oiga), la culpa la deberíamos repartir entre los creadores de CMSs y plug-ins WYSIWYG (bienintencionados, además, que es lo peor del caso; y no se libra ni el Tato, que mi WordPress 2.9.2 tiene unos maravillosos botones b e i que, contra todo pronóstico, acaban creando strongs y ems, respectivamente, por no hablar de Dreamweaver o el «añoradísimo» FrontPage) y diseñadores y desarrolladores que (de nuevo, bienintencionadamente) quieren facilitar al máximo la vida de sus clientes y darles toda la autonomía posible (y un puntito de culpa también para el cliente que compra sin tener ni puñetera idea y no hace el más mínimo esfuerzo por informarse, aunque (i) sólo un puntito y (ii) el esfuerzo que habría que hacer para informarse no es pequeño).

Tampoco se trata, por otro lado, de nada que no haya sufrido en sus carnes todo diseñador gráfico desde que todo el mundo puede bajarse un Photoshop o un InDesign piratas y sentirse perfectamente capacitado para cometer todo tipo de atrocidades visuales con total y absoluta naturalidad. Como ha pasado otras muchas veces antes, poner una tecnología potente (se llame esta Word, Excel, Quark o como se llame) al alcance de mucha gente es un gran avance, pero provoca pequeños (no tan pequeños, a veces, a ojos de los connoisseurs) daños colaterales. Podríamos alegar, además, que cuando hablamos de web y texto, el crimen no suele tan obvio y que, al fin y al cabo, solo somos cuatro los raros que acabaremos mirando el código fuente. Aunque eso sea olvidar que uno de esos cuatro raros es el motor de búsqueda de Google y que ese motor es, en la mayoría de casos, nuestro visitante más importante, el que, si conseguimos caerle bien, nos traerá de la mano un visitante (y potencial cliente) tras otro…

Tenemos, por tanto que el uso indiscriminado y no educado de editores WYSIWYG es un SEOsuicidio para los responsables del sitio web de turno y, de regalo, hace bien poco por dar buena imagen al diseñador de turno (los clientes informados, esos que uno querría tener, sí miran el código fuente).

O sea que consideren ustedes este mi granito de arena en pos de un poquito (sólo un poquito, de verdad) de cultura de la web que nos lleve a la extinción en algún momento del dichoso editor WYSIWYG.

La tarea no es en absoluto fácil:

  • En primer lugar, el diseñador web debería reconocer que su trabajo no se limita al diseño de un buen tema para el CMS, sino que también debería incluir, por defecto, un buen libro de estilo y manual de uso de la herramienta (y un esfuerzo de evangelismo y concienciación, en la mayoría de los casos).
  • Cuando, desafortunadamente, el cliente pase olímpicamente de dicha documentación (algo que acabará haciendo, más temprano que tarde), no estaría de más recordarle que, además de estar arruinando la imagen pública del diseñador, se está SEOsuicidando y tirando por la borda un trabajo bien hecho que le ha supuesto una inversión nada negligible.
  • Finalmente, la comunidad debe hacer un esfuerzo para educar tanto a los futuros creadores como a los futuros clientes para que puedan distinguir entre lo que es hacer las cosas bien y hacerlas mal (¡Hola, soy Coco! Esto es una página web bien hecha y esto… esto es un atentado contra la estética, el buen gusto, los estándares y la semántica). Por lo que respecta al primer punto, no puedo dejar de citar el currículo de estándares web Opera que tradujo la UOC al español y al catalán hace ya unos meses (ya lo habíamos comentado), pero la verdad es que no soy consciente de buenos recursos para el segundo, y comienza a haber una necesidad acuciante…

En fin. Confiemos en que con el tiempo (y el esfuerzo de todos) vaya mejorando la cosa y cada vez nos encontremos menos con atrocidades como las que abren esta entrada… en webs de salida bien hechas.

PS Esta tarde, si encuentro un rato, en los comentarios dejaré una nota sobre un aspecto discutible del código HTML de esta entrada ;-).