El otro día acabé de leer Quicksilver, de Neal Stephenson. No está mal, pero desde luego no es tan bueno como su libro anterior, Cryptonomicon. De todas formas, tengo ganas de que llegue la continuación, The Confusion, que saldrá en abril.
Y acabo de comenzar con Pattern Recognition, de William Gibson. Me da miedo, porque cuando comencé con Neuromante, hace ya una buena pila de años, me gustó bastante, y ahora me parece que este va a ser el último de sus libros que lea.
Mientras tanto, en la Palm sigo con Firebreak, de Richard Stark, seudónimo de Donal E. Westlake, uno de mis escritores favoritos. Con él además, no hay peligro: sigue siendo el mismo desde hace un buen montón de años, y como Elmore Leonard, es una garantía de éxito.