No toda la industria del disco va mal…

Sí, el fin del mundo se acerca (a toda velocidad), y nunca más escucharemos un CD decente, porque las discográficas se hunden. O no. A lo mejor lo que resulta es que a las cuatro grandes (Universal, Sony BMG, Warner y EMI) cada vez les resulta más difícil perpetuar su modelo de distribución (bastante (a) anticuado (b) monopolístico (c) todas las anteriores). Porque parece ser que para las casas independientes, el 2005 se cerrará con una cuota de mercado que jamás habían visto. A lo mejor lo que sucede es que nos movemos en un mundo de ‘cola larga’ y ‘redes sociales’, y que eso, más que matar la música (o incluso a la industria de la música), lo que hace es crear un ecosistema mucho más diverso, en el que la fuente de mis decisiones es cada vez menos lo que me pone la emisora de FM de turno o lo que decide colocar en su estantería la gran superficie (cultural o no) que visito. Y cada vez gana más importancia lo que le digo que me gusta a last.fm o a Pandora, lo que pruebo [o probaría, si pudiese] en los servicios legales de suscipción musical, lo que me descargo de cualquier blog que publique emepetreses, o lo que veo en las listas de otros usuarios de eMusic.

Lamentablemente, las independientes también han visto menguar sus ventas, aunque no tanto como las grandes. Pero una independiente no necesita vender medio millón de copias de un disco para recuperar la inversión. Con lo que, paradójicamente, las carteras de las independientes puede ser mucho más diversas (y por tanto económicamente estables) que las de las grandes. Esta evolución / revolución dejará, como todas, sus víctimas por el camino. Los dinosaurios también se extinguieron. Además, los dinosaurios no son los Springsteens, U2s o Stones de este mundo (a los que se les sale el dinero por las orejas, y seguirán vendiendo entradas de precios alucinantes durante muchos años), sino más bien el club de ejecutivos de los cuatro colosos que ya hemos citado (y con un poco de suerte las sociedades de ‘gestión de los derechos de autor’ (¿por qué le llaman ‘gestión’ cuando quieren decir ‘explotación?)). Y con esa muerte cada vez será más complicado que nadie venda un millón de discos, pero más fácil que cien bandas vendan diez mil copias. Y yo diría que tiene más gracia un mundo en que hay cien alternativas para escuchar y, además, son cien los tipos que viven del cuento (o de su música, en este caso), y no uno que nada en la opulencia.

Lo cuenta mucho mejor (pero en inglés, y mucho más largo :-P) Jeff Leeds para el New York Times, y lo recogen en CNet en The Net is a boon for indie labels.

PS Lo que probablemente sí sea cierto es que dentro de un tiempo dejemos de escuchar CDs decentes. Igual resulta que los reproductores de MP3 son más cómodos y convenientes que los ‘discmans’.

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