Para no gustarme el fútbol, esta es la segunda entrada de otro blog más sobre el mundial… Comentan en Plus Magazine (una revista de ¡matemáticas!) que ante las quejas de los porteros, que amenazan con denunciar los balones del mundial, porque parece que conduzcan bebidos, alguien se ha tomado la molestia de aplicar las ecuaciones de Navier-Stokes y un poco de análisis numérico a los susodichos, y le ha salido que, efectivamente, si se le pega de una forma determinada al balón (de forma que no ruede mientras avance por el aire) los efectos de cualquier turbulencia se multiplican y con ellos la probabilidad de que el balón haga un extraño. Y todo porque el balón es más redondo que los demás. Y es que a veces la esfericidad no significa perfección (otro ejemplo lo constituyen las pelotas de golf: si les quitasen la textura que tienen y los hiciesen perfectamente esféricos, no llegarían tan lejos). El artículo.
Disculpen la interrupción físico-matemático-futbolera. En breve retomamos nuestra programación habitual…