O más bien la TVIP. Y es que resulta (habíamos hablado del tema hace algo más de un año) que la iniciativa TVIP de la BBC ha sido el detonante que abre el debate de la ‘net neutrality’ en Europa. La cuestión: los proveedores de internet británicos (con razón o sin ella) se han alzado en armas, alegando que el incremento de ancho de banda consumido por los usuarios que quieran acceder a la programación de la BBC puede hundirles el negocio. La cosa no es nueva: si todos los usuarios de ADSL (o de cable, o de lo que sea) le «diéramos caña» a la vez el ancho de banda real del que disponen los proveedores provocaría un colapso que ríase usted de los del aeropuerto de El Prat o de la red de RENFE en Cataluña (que ya es decir).
Cada vez que aparece una nueva manera de consumir ancho de banda (en el pasado, Napster, no tan en el pasado, piénsese en YouTube) en los ISPs el terror se hace fuerte… De momento hemos sobrevivido al P2P y al vídeo en Flash en sus diferentes variedades. Pero la amenaza que supone la BBC (mucho contenido de mucho peso, más la maquinaria de marketing de una de las mayores televisiones del mundo, que deja en nada a la inmensa mayoría de las cosas que corren por la red) ha acongojado de tal manera a los proveedores que ya han comenzado a amenazar (véase, en TechCrunch) con aplicar tarifas ‘premium’ a los consumidores ‘premium’ o pedir el soporte económico del proveedor de contenidos de turno (en este caso la BBC).
Lo que tenemos, por tanto, es que una oferta de contenidos masivos pone de manifiesto el ‘overbooking’ de los proveedores, que han estado ofreciendo hasta hora unos servicios para los que, en honor a la verdad, no estaban preparados, amparados en una realidad en la que, en cualquier momento, la mayoría de los módems de sus usuarios apenas consume ancho de banda. Y la amenaza de un colapso provocado por la BBC abre la caja de Pandora de la neutralidad (o no) de la red: ¿tienen los proveedores de acceso el derecho a discriminar los paquetes que corren por sus redes en función de su origen o su tipo? ¿Puede el proveedor ofrecer servicios limitados a determinados protocolos? ¿Pueden limitar las ofertas actuales (de forma abierta o encubierta)? ¿Tendremos suerte y el ancho de banda real de los proveedores se ajustará a la carga real antes de que la neutralidad sea un tema realmente urgente o tendremos que pasar por el tubo? Pensemos que, al menos para el consumidor, hace tiempo que más importantes que el progreso dado por la ley de Moore son el incremento exponencial de espacio de almacenamiento y ancho de banda por euro…
Habrá que estar atentos.