Es una realidad: los usuarios que suben vídeos a YouTube usan música cuyos derechos no poseen. No serán los usuarios los que paguen por subir sus vídeos. Y YouTube gana dinero (o lo pretende) a base del sudor de las mentes pensantes de sus «prosumers» y también de los contenidos protegidos por los derechos de autor que estos usan. Y las gestoras de derechos de autor se pelean por hacer pagar a Google por ello. Y, de momento, Google va a comenzar a pagar a la británica MCPS-PRS Alliance una «tarifa plana» (que no han especificado) para licenciar la enorme biblioteca musical que esta gestiona (diez millones de piezas musicales, cuenta Reuters). Será MCPS-PRS quién determine cómo se reparte la tarta entre sus 50,000 afiliados. Un buen paso adelante tanto por parte de Google como de la gestora.