…como motivo de algo siempre es la estupidez. No sé de quién es la cita, pero es una ley universal. Impresionante el siguiente fragmento del reportaje Universal’s CEO Once Called iPod Users Thieves. Now He’s Giving Songs Away, de la Wired de diciembre. Simplemente espectacular. Escribe Seth Mnookin. Traduzco libremente:
Morris insiste que ni él ni nadie podría haber hecho nada de forma diferente. «No hay ni un tecnólogo en la discográfica,» explica Morris. «Es un error en el que cae la prensa continuamente, que la industria discográfica no lo vio venir. Es que no sabían qué hacer. Es como si de golpe te pidiesen que operases a tu perro para extirparle un riñón. ¿Qué harías tú?»
Personalmente, contrataría a un veterinario. Pero para Morris, ni eso era una opción. «No sabíamos a quién contratar,» dice, más alborotado. «No sería capaz de reconocer a un buen tecnólogo ? cualquiera con una buena historia falsa me habría engañado.» La casi testaruda ignorancia de Morris aclara muchas cosas. «No estaba preparado para un negocio que estaba a punto de ser tan brutalmente cambiado por la tecnología,» dice un experimentado experto de la industria que ha trabajado con Morris. «Es que sencillamente su cerebro no funciona así.»
Ese Morris es Doug Morris. Un señor que a sus 69 años recién cumplidos no tiene ningún inconveniente en dejar bien claro que no tiene ni idea de la tecnología que tanto afecta al negocio de la música. Cosa que no sería un problema si no fuese, desde hace una década, presidente de Universal Music, una de las grandes discográficas. Esas que perdieron el tren de internet y ahora pretenden cogerlo a base de demandar a todo bicho viviente.
La pregunta es… ¿por qué los accionistas de Universal no se alzan en armas y lo linchan (virtualmente, desde luego)? ¿Alguien se hace una idea de los miles de millones de dólares que este señor (y sus colegas de las otras majors) ha costado a su empresa?
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