Hablando tanto del mundo de la impresión, hay algo muy importante que conviene tener en cuenta, y es que la web no es papel. Así, donde los diseñadores para papel no deben preocuparse de que el usuario cambie el tamaño del texto, o de que no tenga el conjunto de fuentes deseado, o de que no tenga el ‘aliasing’ activado, nosotros sí, y con frecuencia surge la tentación de intentar obligar al visitante a ver un cierto diseño—por ejemplo, fijando un tamaño de texto rígido, o colocando el texto en contenedores de anchura y altura fijas, o incluso reemplazando trozos enteros de texto con imágenes.
Pero esta ausencia no tiene por qué ser un problema—solo hay que acostumbrarse a la idea de que la gente va a querer leer tu contenido en una variedad de dispositivos en una variedad de entornos en una variedad de formas. No deberías intentar impedírselo—si quieren leer tu contenido deberías ponérselo tan fácil como sea posible. A lo mejor quieren leerlo en un dispositivo móvil volviendo a casa del trabajo; puede que prefieran imprimirlo todo y leerlo en papel y no en pantalla; puede que tengan dificultades de visión y necesiten incrementar algo el tamaño de la letra. Es por eso que cuando das estilo a tu texto en la web lo que haces en realidad es dar una guía para que todos los dispositivos de navegación sepan cómo preferirías tú que se viese el texto. Los dispositivos son libres de ignorar todo lo que les dices, desde luego, pero no es problema—lo que importa es que no estás intentando forzar a toda la audiencia a aceptar tus decisiones de diseño.
Fragmento traducido del excelente artículo Typography on the web del no menos excelente Web Standards Curriculum de la Opera Developer Community.
Una excelente observación. También hay otros que permiten imprimir los PDF ignorando que un particular tiene una impresora económica de menos 60 euros y que no queda como en la tirada de un folleto, osea una verdadera lastima