Decíamos «ayer» que el número de agosto de la revista Byte (de 1985, porque en esta casa siempre hemos ido con un cierto retraso 😬, especialmente en este miniproyecto nuestro de repasar la «actualidad» de la informática a través de la revista) venía interesante. Y no mentíamos:

El Amiga 1000. Probablemente, mi ordenador favorito. En la portada de la revista Byte.
Debe decirse, primero, que en aquella época no era exactamente habitual tener un ordenador en la portada. Antes del Amiga, el PC de IBM en el número de enero del 82 y el Lisa (acompañado del Apple IIe) en el de febrero del 83, y muy, muy pocos otros: un par de Compaqs justo antes del Lisa, en enero del 83, el HP-150, un fallido intento de ordenador personal MS-DOS de Hewlett Packard (¡con pantalla táctil!), en octubre del 83, el Mac en febrero del 84, y el Data General/One en noviembre del 84. Y después del Amiga, llegarían el PC UNIX de AT&T en mayo del 85, el Atari ST en marzo del 86, el Macintosh II en abril del 87 y el Personal System/2 de IBM en junio del mismo 87. Vamos, que tres al año como mucho.
(También podríamos destacar la puntería de la revista en seleccionar ordenadores de poco recorrido comercial, pero no vamos a hacernos daño…)

Si seguimos leyendo, nos encontramos con cosas como
Por 1295 dólares, el Amiga promete gráficos de metáfora de escritorio a color y rápidos como un relámpago, con el doble de memoria y disco que el Macintosh por cientos de dólares menos.
También destaca el artículo la arquitectura del Amiga, con sus tres chips especializados (Paula, Denise y Agnes, diseñados por el legendario Jay Miner), conectados por buses de una velocidad inaudita en la época, el copper y el blitter de Agnes y sus capacidades gráficas (que alguien se haya tomado la molestia de replicar la documentación del sistema operativo en su versión de 1993 es un indicativo más del amor que despertaba y sigue despertando el Amiga), hasta 4096 colores en pantalla de una paleta de 24 bits (el primer Mac en color, el Mac II, salió en el 87, por algo más de 3700 dólares), y el multiproceso real con el que el resto de ordenadores personales de la época no podían ni soñar en 1985 (tanto es así, que el artículo dedica algún párrafo a explicar qué es la multitarea). Y también se fijan, claro, en que el sistema operativo ofrecía a las aplicaciones el uso de bibliotecas de funciones, otro aspecto tremendamente innovador por aquel entonces. Un sistema operativo elegante para un hardware igualmente distinguido.
(Merece también especial mención el nivel de detalle técnico al que entraban las revistas de la época, como ya hemos comentado alguna vez por aquí. En serio, haced clic en la captura del artículo para acceder a la revista y echadle una ojeada.)
Como es el Amiga, no puedo irme sin dejar un par de vídeos de «contenido complementario». Por un lado, este repaso a la máquina…
Y por esto, aprovechando que, obviamente, el Amiga acaba de cumplir cuarenta años, este vídeo de la celebración del cumpleaños.
En el vídeo encontraréis todo tipo de historias y batallitas del desarrollo, incluyendo el primer anuncio en el CES de enero del 84 (hay un universo paralelo en que la escena del CES de Halt and Catch Fire está protagonizada por esta gente… y seguramente el mundo de la tecnología es un poco menos tóxico que en nuestro universo).
El segundo vídeo, por cierto, sale de una noticia en Tom’s Hardware sobre el tema y el avistamiento del prototipo que se mostró en el CES (quién fuese rico para ofrecer una pasta por él).
Volviendo a la revista, unas páginas más adelante nos encontramos con un anuncio del otro ordenador nuevo de Commodore, el 128:

El 128 había sido anunciado en el número de febrero, y uno diría que la duplicidad 128 / Amiga era señal de la mala gestión de la cartera de productos de Commodore… pero Apple hacía lo mismo con el Apple II y el Mac.
Un poco más adelante nos encontramos con lo que eran los PCs de la época. Las comparaciones, efectivamente, son odiosas…. pero seguimos en un mundo Wintel (y cada vez más Mac, ciertamente). Mil dólares por el ordenador con 128 kBs de RAM y una disquetera (de discos de 360 kBs)…

Y nos vamos con tres breves. Primero… no, lo de volvernos locos por los editores de texto, tampoco es nuevo. Dentro de la sección Kernel de Jerry Pournelle nos encontramos con EMACS (y Richard Stallman):

Si seguimos avanzando, nos encontramos con el mítico Amstrad CPC6128 y sus discos (que ya no recordaba yo)… ¡de 3 pulgadas! Otra colección de máquinas, la de Amstrad, que merecía mucho más éxito comercial del que tuvo.

Y más adelante aún, como es natural, este paquete de IA y Forth… ¡para el Commodore 64!

Y el último, considerad que este anuncio de la propia revista pretendía dar una imagen atractiva y moderna del informático de la época:

En fin. Lo dejamos aquí. En otra ocasión le habría dedicado un tiempo a los artículos sobre Prolog, la programación lógica (firmado por Robert Kowalski), o los lenguajes declarativos (cofirmado por Susan Eisenbach, manía tienen los autores de Byte de la época de acabar en la Wikipedia), entre otros, que componían el otro tema de portada de la revista, pero me temo que este mes gana el Amiga…
Si no pasa nada, volvemos el mes que viene. Si tenéis curiosidad por seguir leyendo, aquí tenéis el número de agosto del 85, y también el archivo completo de la revista en Archive, por si queréis avanzar tarea. ¡Hasta la próxima!






















![THE BIRTH OF A COMPUTER
CONDUCTED BY JOHN C. NASH
An interview with James H. Wilkinson on the building of a computer designed by Alan Turing
The story of the construction of the first computers is both fascinating and instructive. Understanding the insights and decisions of computing's innovators may explain how the technology evolved to its present state and may illuminate the directions it might take in the future. Among computing's innovators were Alan Turing (see page 65 for a review of a Turing biography) and the men he assembled to help him build a computer based on his Universal machine. Turing's team included James H. Wilkinson, a mathematician who had studied at Cambridge and worked for the British government as a ballistics engineer doing numerical analysis of explosives problems during World War II.
This interview was conducted for BYTE by Dr. John C. Nash and took place on July 13, 1984. at the Ninth Householder Gatlinburg Conference held at the University of Waterloo,
Waterloo, Ontario, Canada.
BYTE: Dr. Wilkinson. how did you become involved with Alan Turing and his computer?
JHW: Shortly after the war. I discovered that a Mathematics Division was being set up at the National Physical Laboratory (NPL). I got in touch with E. T. Goodwin. who had been a colleague of mine at Cambridge in the Maths Lab. He was one of the first to join this new division. He invited me to have a chat with him at NPL in Bushy Park, Teddington. and there I met Turing, who I knew already
by reputation as something of an eccentric. Turing and I had a long discussion. and I was very impressed with him. Presumably he must have been
reasonably satisfied with me since he said if I came to NPL he would like me to work with him. I think that this offer and my friendship with Goodwin were the decisive factors. So in May 46, six and a half years after I joined the government service. I moved to NPL (as I thought then, temporarily) in
stead of going back to Cambridge University.
Turing had worked alone on the
logical design of an electronic computer. When I arrived, he had presented his plans to what you might call a "review committee" at NPL. This
consisted of a small group of Fellows from the Royal Society. The committee decided that Turing's ideas were basically sound, and they gave him a
mandate to go ahead and recruit the appropriate staff.
Up to that time everything associated with the project had been done by Turing himself. He was a man with an original and inventive mind. His
design had practically nothing in common with the group of computers which arose out of discussions at the Moore School of Electrical Engineering at the University of Pennsylvania. John W. Mauchly and J. Presper Eckert had already successfully completed
the construction of the first electronic computer, the ENIAC (this was not a stored-program computer), and their influence was at its peak. When I went
to NPL in May '46. Turing was working on what he called version 5 of [his] computer, though I never saw any
documents relating to versions 1 to 4. Turing was not a great documenter, and no doubt the earlier versions were buried in the rubble on his desk. Perhaps I should attempt to give some idea of the flavor of version 5,
a typical Turingesque creation. It was... (continued)](https://i0.wp.com/obm.corcoles.net/wp-content/uploads/2024/12/image-10.png?resize=840%2C820&ssl=1)

















