Igual hay suerte y comienza a frenarse la absurda «guerra del megapíxel» en que se enzarzan desde hace años los fabricantes de cámaras digitales. Como comentábamos hace semanas, hinchar las cuentas de megapíxels sin incrementar la superficie del sensor ni mejorar su tecnología probablemente haga más atractivas las cámaras para el comprador no educado, pero también es la receta perfecta para incrementar el ruido en las imágenes capturadas (un ruido que luego no vemos porque la cámara pasa automáticamente un filtro que lo evita, pero que por el camino niega la ventaja de la mayor resolución y, además, «ablanda» la imagen que da gusto).
Pues bien, parece que Sigma, con su nueva DP1 (‘review’ en PopPhoto, vía, web oficial) ha decidido abrir vías nuevas. A cambio de pagar precio de réflex por una compacta (dan 800 dólares como «precio de calle», que por aquí no creo que baje de 750 euros) Sigma da, efectivamente, calidad de réflex, gracias, sobre todo a un sensor Foveon X3 Direct Image, con una superficie de 20.7×13.8 milímetros (siete veces más grande que el sensor típico de una buena compacta) y tres capas de 4.7 megapíxels (según PopPhoto, la resolución efectiva estaría en la línea de sensores más convencionales de 8 o 9 megapíxels), con niveles de ruido excelentes incluso a sensibilidad ISO 800 y gran sensibilidad de color con una lente fija de 16.6mm f/4 (equivalente a 28mm en cámaras de 35mm).
A pesar de tener bastantes limitaciones (la capacidad de procesar imágenes es bastante más reducida que en una réflex, por ejemplo) parece que, finalmente, el mercado comienza a lanzar compactas serias.