Uno de los efectos positivos que le veía uno a la moda esta de los ‘netbooks’ (sean Eees, Aspire Ones, MSI Winds o lo que sean) es que iban a popularizar Linux (quien le quiera dar la lectura, un poco más malintencionada, de que limitará las ventas de Windows, que lo haga, desde luego): 300 euros por el ordenador con Linux, 350 por lo mismo con Windows… como para pensárselo. Más aún si tenemos en cuenta mi propia experiencia con el Aspire One: para lo que lo quiero, aún no se me ha pasado nunca algo que me hiciese pensar en Windows: tiene su navegador, su cliente de mensajería instantánea, su OpenOffice y, con un poquito de trabajo, Gimp y Skype. ¿Qué más voy a querer?
Pues va a ser que no. Como mínimo, parece ser, para el caso de las ventas en Estados Unidos de los MSI Wind, las tasas de devolución de los modelos Linux cuadriplican las de Windows. Sorprendente, insisto, al menos para mí. ¿Tiene el usuario medio tan asumido que un ordenador tiene que tener «aspecto Windows»? ¿O quizá haya otros factores explicativos? Habrá que mantener los ojos abiertos. Vía.
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