¡Reloj nuevo! Amazfit GTR 4

A la izquierda, un Garmin Vívomove 3 Style, un reloj de forma circular y aparentemente convencional. A la derecha, un Amazfit GTR 4, un reloj circular con apariencia de smart watch (es todo pantalla)
Garmin Vívomove 3 Style vs Amazfit GTR4

Después de tres años y pico con el Garmin Vívomove 3 Style, tocaba cambiar de reloj. Antes de entrar en materia, tres cosas que debe cumplir todo reloj:

  • Dar la hora continuamente. Si no da la hora siempre, no es un reloj. O tiene agujas, o la pantalla permanece encendida dando la hora continuamente.
  • Poder llevárselo de fin de semana sin pensar en un cargador. Si la batería no aguanta tres días con tranquilidad (dando la hora continuamente), es un dolor de cabeza.
  • Casi corolario del anterior, no debe necesitar más tiempo de recarga diaria que el que dura una ducha. Si me apuras, le podemos dar un cuarto de hora, pero no más. (Después de un fin de semana fuera, podemos darle una horita.)

Y para pasar de reloj a mis (muy modestas) necesidades para un smart watch necesita, además…

  • Enseñarme las notificaciones del móvil. Puntos extra si permite interactuar con ellas de alguna manera.
  • Controlar la reproducción de música / podcasts del móvil.
  • Contar pasos y controlarme el sueño. Puntos extra si controla pisos subidos y bajados y si dispone de GPS (o alternativa) para controlar mis paseos.

Mi «viejo» Garmin (tiene un poco más de tres años) cumple con todos los requisitos, con algunos apuntes…

  • La batería duraba cuatro días. Tres años más tarde, ha bajado a tres.
  • Antes pasaba de sobras con diez minutos diarios de carga, ahora con una cierta frecuencia necesita quince…
  • Las notificaciones en la (muy elegante, todo hay que decirlo) pantalla oculta, al sol, no eran lo más legible del mundo. (Pero, por otro lado, puntos extra por las caras de sorpresa del personal cuando de golpe un reloj «de los de toda la vida» aparta sus agujas para que puedas leer cómodamente lo que aparece en una pantalla que no estaba ahí 😬. Las voy a echar mucho de menos.)
  • No sé si serán mis dedazos, pero en ocasiones la pantalla táctil no es tan táctil como uno habría querido.

(Si alguien está interesado en uno de segunda mano, que me diga. Diría que Garmin no lo ha distribuido en España, pero sigue disponible en Amazon Francia, que sirve sin gastos extra a España. A pesar de mis comentarios, estoy muy contento de la compra. A mí me costó 285 euros, y en el momento de escribir esto, está a algo más de 275.)

En cualquier caso. Tres años son muchos años. En el mundillo de la electrónica de consumo en general y en Can OBM más (o al menos tanto como la nómina y la hipoteca permiten)… Y, aunque no estaba yo buscando activamente sustituto, el otro día llegué, por accidente, a esta review en The Verge… y uno es débil. Más cuando vienes de un reloj de 285 euros y el que te «hace tilín» cuesta «solo» 200 (enlace de compra en amazon.es). Qué le vamos a hacer.

¿Cumple el GTR 4 con todos los requisitos de un reloj y un smart watch? Sobradamente. Con la pantalla siempre conectada, la vida de la batería apunta a cinco días cómodamente, y eso con la detección automática de ejercicio que lanza el GPS integrado mucho antes de lo que uno podría esperar dado el presupuesto. No permite una gran interacción con las notificaciones de Android, pero la permite: respuestas «enlatadas» a mensajería (si alguien recibe un «un minuto» mío, lo más probable es que haya sido desde el reloj) e incluso una pantallita para responder con emojis. El controlador de música y podcasts es más que razonable (tarda una décima de segundo en preguntarle al móvil los metadatos de lo que estamos reproduciendo, pero de nuevo me parece más que razonable). No puedo asegurar la precisión de la medida del latido cardíaco, pero parece creíble. El barómetro, por su lado, también da unas medidas (de presión atmosférica y altura sobre el nivel del mar) perfectamente creíbles. Se integra bien con el calendario del móvil (Google Calendar, en mi caso)… Tiene Alexa integrada (con el móvil haciendo de ventrílocuo, no autónomamente), la pantalla (¡OLED!) es visible incluso con luz del sol intensa…

Si tuviese que criticarle algo… La usabilidad de la app de acompañamiento en el móvil es limitada (aunque suficiente), dudo que nunca tenga un gran ecosistema de aplicaciones y las posibilidades de configurar el aspecto del reloj son bastante limitadas (más aún si no quieres pagar los dos o tres euros que cuestan algunas de las opciones para ello). ¿Razonable por 200 euros? Desde luego.

Y si tenéis alguna duda… para eso tenéis los comentarios de la entrada :-).

¿Un móvil de menos de 200 euros? (I)

O, en una versión un poco más larga, ¿seré yo capaz de sobrevivir al menos unos días con un móvil de menos de 200€? Esta entrada nació hace ya bastantes semanas, cuando se lanzaba el Xiaomi Mi A1, el primer móvil de la casa china adscrito al programa Android One, que nació con la voluntad de atacar la gama baja del mercado en los países llamados del tercer mundo y que últimamente ha pasado a ser, según la página del programa, la forma más pura de Android, asegurando que recibirá al menos dos años de actualizaciones a la última versión del sistema operativo (algo verdaderamente revolucionario en el entorno Android, me temo; y aunque el movimiento de Google de sacar funcionalidades del núcleo del sistema operativo y trasladarlas a Play Services ha mitigado un poco el problema, sigue siendo lamentable que te tenga que tocar una lotería para que tu teléfono tenga una actualización de sistema operativo a lo largo de su vida útil, no te voy a contar dos…). Desde entonces, desde luego, Xiaomi se ha instalado finalmente en España y hasta tiene tienda física en Madrid. Pero no adelantemos acontecimientos (o, en este caso, no adelantemos flashbacks).

EL Mi A1, además de un Android limpio y con promesa de actualizaciones, ofrece unas especificaciones que, al menos sobre el papel, parecen difíciles de creer por debajo de los doscientos euros (200€ comprando en un chino por internet, el precio oficial por aquí es de 225€): además de salir con Android 7.1.2 y la promesa de tener 8 antes de fin de año, chipset Qualcomm MSM8953 Snapdragon 625 con ocho «cores» a dos gigahercios, más GPU Adreno 506, 64 gigas de almacenamiento y 4 de RAM (ambas cifras más de gama alta que de media, ahora mismo), cámara dual de 12 megapíxels (algo lenta con su f/2.2 y f/2.6… si el teléfono costase cien euros más (y los cien euros que separan los 200 de los 300 son muchos más que los que separan los móviles de 500 de los de 600)) capaz de vídeo 2160p y una pantalla «full HD» de 5.5″ (esto es, un pelo más de 400 puntos por pulgada), que cubre un 70.1% de la superficie del cacharro (de nuevo, sería escaso… si el móvil costase bastante más), que incluye una batería de 3080mAh (la fuente, el recurso perfecto en que encontrar esta información, es GSMArena). Las críticas (en Gadgets360, SlashGear o Android Central, además de la inevitable GSMArena), además, no son nada malas.

Comparando con mi LG G4 comprado a principios de año, especificaciones similares como mínimo: el Mi A1 es algo más grande para una pantalla algo peor y tiene una cámara bastante más lenta (en la comparación de GSMArena es al menos competitiva en condiciones de buena luz, que es cuando servidor suele hacer fotos), pero dobla en almacenamiento al G4, tiene un giga más de RAM y ocho cores a 2.0 por los cuatro a 1.4 y dos a 1.8 del móvil coreano… A mediados de octubre, cuando el móvil comenzó a aparecer en «los chinos de la web», el G4 cotizaba en Amazon todavía alrededor de los 300€ con su Android 6.0 con personalización «made in Corea», que no es que sea especialmente mala pero tampoco es una maravilla. Una oferta en uno de los ya mencionados chinos que ponía el cacharro un pelo por debajo de los 185€ me acabó a decidir a poner en marcha el experimento: ¿seré capaz de sobrevivir con un móvil de [bastante] menos de doscientos euros? ¿Habremos llegado en los móviles mucho más deprisa a ese punto en que estamos en los PCs? ¿Ese «tú dame RAM y almacenamiento, que mi CPU se aburre el 99% del tiempo»?

Como uno es de natural barato y eligió el envío gratuito (y de velocidad glacial) del chino, el cacharro no llegó hasta ayer… Las primeras impresiones —ese momento atroz de migrar aplicaciones y datos de un móvil a otro—, muy positivas. Pero ya sabemos que los primeros días todas las baterías duran un día entero y el sistema no presenta ningún tipo de degradación. Seguiremos informando denro de unos días, a ver si la cosa sigue bien.


PS Después de buscar las especificaciones del G4 he tenido una nanoepifanía: ¿y si comparara, no con el G4, sino con mi primer Android? Los más viejos del lugar lo recordaréis: aquel Dell Streak que en su momento a todo el mundo le parecía un DIN A3, con sus 152.9×79.1×9.98 milímetros… mientras que ahora el A1 no parece especialmente grande… con sus 155.4×75.8×7.3, absolutamente comparables. Y aquellas especificaciones de principios de 2011 (no hace ni siete años), efectivamente, provocan un ataque de vértigo: Android 1.6 (¡actualizable a 2.2!), un core a un gigahercio, 800×480 5″, medio giga de RAM y dos de almacenamiento y una batería de 1530 mAh… En siete años hemos multiplicado por 16 la potencia bruta de la CPU, por 5 la resolución de pantalla, por 8 la RAM, por 32 el almacenamiento y hemos doblado la batería. Todo en un contenedor comparable en volumen y que pesa un tercio menos. ¿Y el precio: de los 485€ de hace siete años (algo más de 500 actuales, teniendo en cuenta la inflación) a 225€. Viva la ley de Moore.

Un año de smartwatch…

LG G Watch R

Pues sí, el tiempo pasa volando y ya hace más de un año que llevo en la muñeca un LG G Watch R… Algunos apuntes:

¿Contento?
¿Lo recomendarías?
Sólo a «friquis» de la tecnología. Contento con el tema, insisto, pero no te va a solventar ningún problema. Si quieres apuntarte a la moda del quantified self, cómprate una pulsera, conéctala al móvil y listos. Si quieres un smart watch, adelante, que molan :-), pero no te engañes justificando que es un gran avance
¿Muy grande?
Sorprendentemente, a mí no me lo parece (y mira que uno tiene la muñeca pequeña)
¿Utilidad?
Sí, las tiene, desde luego. No sé tú, pero yo soy de los que lleva el móvil en el bolsillo del pantalón y lo sacaba 99 de cada 100 veces que vibraba. Ahora miro el reloj. No es que sea mucho más discreto, pero algo se gana…
De hecho, en este último año me han preguntado ¿tienes prisa? más que en toda mi vida. Culturalmente, mirar el reloj significa «tengo prisa», qué le vamos a hacer…
Cabe notar, eso sí, que cuesta más no mirar el mensaje cuando está más cerca. Confieso que a veces el esfuerzo de autocontrol ha costado un poco
¿Más cosas?
Sí, desde luego. Además del «yo cuantificado», mando a distancia de los reproductores de música y podcasts y todas las notoficaciones de Google Now bastante más a mano :-). Y también hay unas cuantas aplicaciones que tienen su qué. Tres ejemplos:

  • Uno usa autenticación de doble factor con Google Authenticator. Tenerlo en el reloj es mucho más cómodo que tener que sacar el móvil
  • Localizar el móvil cuando no sabes dónde lo has dejado. Que es algo que tienes disponible desde cualquier navegador, ciertamente, pero es mucho más cómodo ahora
  • Google Keep (o la aplicación de listas y notas que uno prefiera, creo que todas las grandes soportan Android Wear). Mola ir tachando las cosas de la lista de la compra en el reloj, por ejemplo :-)
¿Alguna recomendación?
Pujie Black. La app que te deberías comprar dos días después de estrenar el móvil, cuando te das cuenta de que no te acaba de gustar ninguna de las caras de reloj que venían con el cacharro ni las que hay en Google Play. €1.79, sí, pero vale la pena. El programa es complicado (lo que corresponde a la cantidad de cosas que quieres modificar en el reloj, diría), pero al cabo de un rato tienes tu reloj, con la posibilidad, además, de usar las características interactivas que le salieron a Android Wear en algún momento del año pasado: ‘taps’ en diferentes zonas del reloj y accedes a un resumen de lass próximas citas del calendario, a la información de Google Fit o al pronóstico del tiempo para las próximas horas y días. Fuertemente recomendada
¿Cosas a tener en cuenta?
No es sólo el reloj, el móvil también importa. Con mucha frecuencia el reloj no es más que el muñeco de ventrílocuo del móvil. Si tu móvil va justito y se «engancha», el móvil también parecerá hacerlo
¿La batería?
Con la pantalla encendida continuamente, toda una jornada con tranquilidad. Supongo que si desactivas dicha funcionalidad, podemos llegar a dos. Pero yo, cuando me voy de fin de semana, ahora me llevo un cargador más :-S
¿Decepciones?
Sí. ¿Dónde están las aplicaciones? Naturalmente, la capacidad de interacción de una cosa tan pequeña es muy limitada, pero aún así, hay margen para ir más allá.
En el caso del Watch R, en particular, la corona da algo de juego para saltarse la ley de Fitt, usando controles circulares. Me extraña que LG no lo haya aprovechado para lanzar alguna explicación exclusiva…
Por otro lado, el ecosistema de dispositivos queda absolutamente desaprovechado. No puedo ser el único que va por la calle continuamente conectado a unos auriculares bluetooth con micrófono. Que nadie haya previsto interacciones al estilo «Her – Samantha» pero usando el reloj como botonera (sí a la derecha, no a la izquierda, por ejemplo) me vuelve a parecer alucinante
¿Algún inconveniente?
La privacidad puede serlo, en una ilustración perfecta de que los metadatos pueden ser un problema para la protección de tu intimidad. Imagínate sentado en un café, charlando con amigos. Muy probablemente tu postura haga que la persona que tienes delante, o a un lado, vea las notificaciones de tu reloj antes que tú. Imagina ahora que entran, de golpe, media docena de mensajes de WhatsApp de una persona que resulta incómoda… ¿Aprecias el potencial problema? Y claro, es muy difícil que el reloj sepa si quien está mirando eres tú, alguien a quien le quieres enseñar algo en el momento en que salte la notificación… o una potencial fuente de conflicto. El reloj cuenta con un «modo cine» que le apaga la pantalla hasta que tú la vuelvas a encender, pero quizás un modo «no me notifiques nada pero deja la pantalla encendida» también estaría bien…
¿Más preguntas?
Para eso están los comentarios :-)

El smartwatch de hace diez años…

…(once, de hecho) y de Microsoft:

Súmale las evoluciones en procesador, pantalla, batería y sensores de la última década y añádele Bluetooth para conectarlo a un móvil, en vez de la fallida SPOT, más la capacidad de diseño, industrial y de interfaces, que ha adquirido Microsoft en los últimos años y, qué queréis que os diga, el concepto me gusta tanto como el LG Watch R que llevo ahora mismo en la muñeca, como mínimo.

Más info.

20 años de Toy Story. 20 años de ley de Moore

Efectivamente, ese vídeo no tiene mucho que ver con Toy Story, si exceptuamos que está hecho por ordenador. Pero si para estrenar los 77 minutos de Toy Story hace 20 años hicieron falta 800,000 horas de máquina (según este artículo de Wired de 1995) el vídeo de aquí arriba está hecho en tiempo real, en un ordenador (aquí explican cómo, con todo lujo de detalles). Si eso no ilustra la ley de Moore, ya no se me ocurre qué lo hará…