Excelente artículo en el New York Times sobre cómo está afectando la red a las bandas que se lanzan sobre ella. Lo bueno (modelos de distribución sin discográfica que funcionan y premian la creatividad y el talento, comunicación directa con los fans), lo malo (y es que a veces estar accesible 24/7 no es una idea) y lo curioso y bizarro*. Sin cometer, además, el pecado habitual de olvidar que blogosferas, MySpaces y YouTubes todavía van por detrás de los medios tradicionales a la hora de difundir la obra de un artista. De lectura obligatoria: Sex, Drugs and Updating Your Blog.
*En vez de ‘bizarro’ debería ser ‘bizarre’, a la anglosajona, apunta Isma.