Tengo un blog (bueno, dos, pero el otro está más muerto que vivo). Tengo mi perfil de Facebook (y el de LinkedIn). Comparto mis enlaces a través de Yahoo! Bookmarks (me gusta ser diferente y no tener Delicious). Tengo mi cuenta en Twitter (y este blog tiene la suya). Le doy al botoncito de ‘share’ de Google Reader con una cierta frecuencia. Digo yo que en cuestión de horas tendré Google Buzz. Y, no lo olvidemos, diversas cuentas de correo…
Hay gente que sigue el blog (un par de locos, los blogs). Dice Feedburner que unos 800. Yo sospecho que son muchos menos, pero sí estoy convencido de que son más de cien. Mis ‘amigos-facebook’ están un pelo por encima del número de Dunbar. Los que siguen mis enlaces se pueden contar con los dedos de una mano y sobran dedos. Twitter indica trescientos y pico ‘followers’. Y podría ser que dos o tres docenas de ellos leyeran, realmente, mis ‘tuits’ (cada vez que pongo un enlace recibe al menos una docena de clics, casi nunca más de dos docenas). Otro manojo de personas me ‘sigue’ a través de Reader. Alguna que otra docena me ‘autoseguirá’ cuando se active del todo Buzz. Hay, incluso, víctimas inocentes que reciben mis mails con enlaces y comentarios.
Lo malo (¿lo peor?) es que los que hay que pertenecen a uno de esos clubs, los hay que pertenecen a dos o tres y hasta hay algún que otro inconsciente que pertenece a todos ellos.
Hace unos meses, ante las súplicas de algunas de las víctimas múltiples, desvinculé la cuenta de Twitter de la de Facebook (posteriormente, unos cuantos de los que ‘sólo’ tienen la desgracia de haberme agregado en Facebook me agradecieron que hubiese tenido la cortesía de dejar de monopolizar su muro). Pero cada vez que veo algo divertido tengo un dilema. ¿Share in Reader? ¿Bloguear? ¿Tuit? ¿Enlace en el muro en Facebook? ¿Correo a acólitos? ¿a) y c)? ¿Todas las anteriores? No hay solución buena: unas dejan fuera a gente [potencialmente] interesada, otras atacan a víctimas inocentes, unas cuantas machacan múltiples veces a los interesados, hay unas cuantas que cometen los tres pecados simultáneamente…
Me parecería anecdótico si no fuera porque, además del papel de ‘social spammer’, también juego el papel de víctima con una docena larga de ‘compañeros de viaje’ (alguno de los cuales, además, es notablemente peor que yo). Y eso fastidia más.
Sí: el correo es lo más granular. Pero todos sabemos que el correo es un medio en vías de extinción. Y no es un gran lugar para la discusión (a pesar de lo que diga Calacanis). Y confieso que no tengo las direcciones de muchos de los suscritos al blog o los ‘followers’ de Twitter. Por no comentar lo ‘divertido’ que es seleccionar a 50 o 60 víctimas de entre un catálogo de mil.
Apreciados innovadores, desarrolladores e inversores: de momento, voy servido de herramientas para compartir y dialogar. ¿Y si atacásemos, de una vez y eficazmente, el problema de filtrar? (Sí, lo sé, es exponencialmente más complicado. Pero va a haber que ir moviéndose…)
La BSO de la entrada, en Spotify.
Te olvidas de los canales de chat (GTalk, Messenger y demás) a través de los cuales también te cobras algunas víctimas más.
Además de lo que tú dices, yo tengo algún seguidor de lo más masoquista: se suscribe a mi friendfeed, que recoge (casi) todo lo que has descrito en tu entrada. Casi ná! :D
Ay, coñe: yo también tengo frienfeed. Añadan un arma al arsenal de comunicación masiva…
Me has llamado loco. No se si tomármelo bien o mal… Bueno, mejor no me lo tomo, ¿vale?
Os he llamado locos. Y, miraos, ahí estáis, haciendo ostentación pública de dicha condición. No tenéis remedio…
Me ha «molao»…, pese a estar en el club de los locos y llegar 13 días tarde. :P