La imagen enlaza a la noticia, ahora mismo no corregida
El tema de los porcentajes no es nuevo en esta casa. Pero me sigue resultando alarmante que algo que no es trivial pero que para nada es complicado siga siendo motivo de errores garrafales :-S.
En resumen: si gastas un 100% menos, es que es gratis. Gastar un 130% menos implicaría que el tendero te está pagando por llevarte la comida. Las navidades son tiempo de paz y amor, pero me parece que no vamos a llegar a tanto…
Una chuleta para periodistas:
Doblar el precio es un aumento del 100%. El opuesto es un descuento del 50%.
Triplicar el precio es un aumento del 200%. El opuesto es un descuento del 66.66…%.
Cuadruplicar es un aumento del 300%. El opuesto es un descuento del 75%.
De aqui se deduce, sin ‘hacer números’ que lo contrario de un aumento del 130% (que diría que es lo que quería hacer el periodista) tiene que significar un ahorro de entre el 50 y el 66.66%. Un número menos espectacular que el 130% del titular, pero al menos correcto… y posible.
Y, en general, para deshacer un incremento cualquiera (pongamos por caso, del 130%) lo que hay que hacer es:
Cogemos el aumento en porcentaje y dividimos por 100 (de 130 a 1,3).
Sumamos uno (de 1,3 a 2,3).
Invertimos ese número (es decir, hacemos 1/2,3, que da, aproximadamente, 0,43).
Le restamos 1 a ese número y nos comemos el signo (1-0,43 son -0,57, y de ahí a 0,57).
Multiplicamos por 100 y le añadimos el signo de porcentaje (57%).
¡Tachán!
Si se desea, podemos hacer esta pequeña comprobación: si a algo que vale 100 euros le aplicamos un descuento del 57%, se queda en 43. Si a estos 43 le aplicamos un aumento del 130% (esto es, multiplicamos por 2,3), nos quedamos en 98 euros con 90 céntimos (el error viene del redondeo).
Como decía antes, no es trivial. Pero es la diferencia entre decir algo cierto y decir algo que, además de erróneo, es imposible. Y no debería costar mucho tener un Google Doc que lo hiciese (como este, que se puede descargar como hoja de cálculo Excel y OpenOffice.org ;-) ).
Después del anuncio de la renuncia de Adobe a continuar con el plugin Flash para los navegadores móviles, la carrera (ya en marcha: habíamos tocado el tema hace poco más de un año) por desarrollar las herramientas equivalentes a Flash para un mundo HTML se vuelve cada vez más importante.
Si bien opino que Adobe aún cuenta con bastante ventaja sobre la competencia (por ‘know how’ y, sobre todo, por presencia en el mercado), resulta un poco decepcionante comprobar que su estrategia apenas ha cambiado en doce meses. Siguen teniendo dos caballos en la carrera de las películas (por seguir usando terminología Flash) hechas con divs, CSS y jQuery (o bibliotecas JavaScript similares): un exportador para Flash (que genera HTML, CSS y JavaScript, que no HTML5; dudo bastante que hayan cambiado mucho en seis meses) y Edge, aún en beta, pero que, básicamente, parece competencia para Adobe fabricada por Adobe… Y, mientras tanto, ningún caballo en la carrera que a mí, al menos, me parece verdaderamente interesante: desarrollar algo que sea verdaderamente HTML5 (esto es, muy probablemente, tirando de canvas) y que nos ahorre los problemas de Flash, más que hacerlos perdurar en un entorno diferente… Pero, si la cosa sigue igual, comienzo a temer que Adobe pueda permitirse el lujo de patinar y aún así conservar la corona por incomparecencia de aspirantes al título. Esperemos que no sea así.
Después de la anterior edición ‘de puente’ de los tuitlinks, tocaba una XL que cubre los últimos doce días de enlaces desde mi cuenta en Twitter, @chechar…
Los de cacharritos
una primera mirada al eee pad transformer prime (autotraducida del portugués) #quiero http://j.mp/uq2M0k
Pues sí, estrenamos cacharro nuevo :-). Un golpe un poco demasiado fuerte se llevó por delante un montoncito de píxeles de mi viejo Dell Streak y lo hemos substituido por un Samsung Galaxy Note (sitio oficial, en amazon.es). Después de 48 horas con el cacharro, mis primeras impresiones…
Por fuera
Debe recordarse que yo venía de un Dell Streak 5, o sea que, a mí, el Note no me parece enorme. De hecho, el Note es 6 milímetros más corto, 4 más ancho y, ahí es nada, 40 gramos más ligero, con sus 146.9×83×9.7 milímetros y 178 gramos de peso. Si añadimos que la pantalla pasa de 5 a 5.3 pulgadas y la resolución de 480×480 (187 ppp) a unos muy espectaculares 800×1280 (285 ppp), queda claro (i) que los tiempos avanzan que es una barbaridad y (ii) que a Samsung se le da mejor hacer móviles que a Dell (no era de extrañar, por otro lado). La cámara, de 8 megapíxels, con posibilidad de vídeo 1080p, también está a años luz de la del Streak (y no sólo en cuestión de resolución). Puestos a reclamar, me parece un defecto no muy grave, pero difícil de perdonar, que Samsung no haya incluido un botón de hardware para la cámara. Será por falta de espacio para ponerlo…
Después del tamaño, la característica que más diferencia al Note de la competencia es la presencia del ‘stylus’ que podéis ver en la foto, y que a uno le retrotrae a los tiempos de la Palm IIIx (insértese lagrimilla nostálgica aquí). Personalmente, opino que me va a ser de utilidad limitada (aunque el observador avezado habrá notado que de las primeras cosas que he probado ha sido a recuperar el Graffiti de Palm como app, que tiene mucho más sentido con un stylus que con el dedo…). Aunque servidor siempre ha sido más de pantallas resistivas que capacitativas (al menos para móviles: a partir de 7 u 8 pulgadas estamos hablando de otra cosa), las interfaces se han orientado hacia el dedo, y el ‘stylus’ no es la mejor manera de interactuar con casi ninguna de las interfaces que presentan hoy en día las aplicaciones Android. El Note detecta, eso sí, la presión que ejercemos sobre el stylus y las aplicaciones pueden hacer uso de esa información. Evidentemente, eso se hace ahora mismo a través de una API propia de Samsung, con lo que, básicamente, la única aplicación que lo usa es su propia S Memo. Los coreanos ya han dicho que actualizarán el Note a Ice Cream Sandwich (esto es, Android 4.0), que tiene soporte nativo para Stylus, y Adobe, como mínimo, ha manifestado que las futuras ediciones de sus aplicaciones para Android lo soportarían. Por tanto, es posible (y solo posible) que la cosa acabe siendo de más utilidad… aunque no para mí y mis muy limitadas capacidades artísticas.
Por dentro
El Note está claramente dentro de lo que es, ahora mismo, la gama alta de móviles Android: versión 2.3 (con la capa de personalización de Samsung, TouchWiz UI v4.0) actualizable a la 4 del sistema operativoy procesador de doble núcleo a 1.4 gigahercios (más una GPU Mali-400MP y chipset Exynos, para los más interesados en los detalles técnicos). Traducido: vuela y, como todos los dispositivos de la categoría, debería aguantar ‘lo que le echen’ durante al menos un par de años más (teniendo en cuenta que el ritmo de reemplazo del móvil es de uno cada dieciocho meses y que aún estamos en fase de aceleración en estas tecnologías, está en la línea de lo que se le puede pedir).
De momento, poco más. Si alguien tiene alguna pregunta, que la deje en los comentarios y haremos lo que podremos :-).
PS 20111116. Algo que mucha gente pregunta sobre este móvil es…
La batería
Mucha batería, mucho procesador y mucha pantalla. ¿Quién gana? Gráficamente:
Por cierto, dejo la imagen enlazada a otra con la captura sin escalar, para apreciar que sí, que es verdad, que la pantalla del Note es 800 por 1280
Ahí tenéis (con un recorte que falsea la escala: notad que saltamos del 0 al 50) mi consumo de batería de hoy. El trozo inicial, en el que cae casi 10 puntos porcentuales por hora, corresponde al trayecto de casa a la oficina: pantalla encendida casi continuamente con intensidad media, la radio WiFi en marcha pero conectado 3G, Twicca actualizando desde Twitter cada diez minutos, la sincronización en marcha, un podcast reproduciéndose y yo alternando Twicca, GMail, Reader y ReadItLater. Vamos, un consumo no brutalmente alto pero sí intenso. A ese ritmo, la batería no aguanta 12 horas ni en broma. Después veis cómo se carga el móvil conectado vía USB al ordenador, y por la tarde la descarga de la batería con el móvil con la sincronización y las actualizaciones de Twicca en marcha vía la WiFi de la oficina y muy poca actividad más. Así la batería cae a razón de unos 4 puntos por hora.
En resumen: una batería potente, pero difícilmente va a durar más de una jornada, por poco uso que se le dé y, como con casi todos los ‘smartphones’, alli donde veas un USB, mejor te enchufes…
Después de menos de un año con el Dell Streak, un choque violento que se ha cargado unos cuantos píxels de pantalla (más una batería que no acaba de ir muy fina, más un caso severo de envidia ante las novedades que van surgiendo) hacen que se aproxime un cambio de móvil. Buen momento para revisar la lista de software que hicimos hace un año y ver qué gasto de verdad en el móvil…
Utilidades de sistema
El lanzador de aplicaciones sigue siendo GO Launcher EX. La verdad es que no he explorado mucho qué más hay en el mercado, pero satisface mis necesidades…
También sigo controlando el consumo de ancho de banda con 3G Watchdog (de hecho, con la versión de pago). No me resulta estrictamente necesario, porque consumo entre 300 y 400 megas al mes sin necesitar vigilarme, pero por si las sorpresas desagradables…
Sí he cambiado unas cuantas veces el ‘widget’ para monitorizar el procesador y cambiar rápidamente opciones como el uso o no de 3G, la WiFi o el modo silencio… para acabar cayendo en Elixir 2. Para las ocasiones en que hace falta algo más sofisticado, OS Monitor (sin olvidar que Go Launcher tiene algunas funciones útiles para estos menesteres). Y para la gestión de archivos, ASTRO.
Añado tres utilidades nuevas. Por un lado, WidgetLocker Lockscreen, para personalizar la pantalla de bloqueo del móvil. Una manera útil de tener las aplicaciones frecuentes aún más a mano. En esa pantalla ‘vive’ el widget Simple Calendar, efectivo y simple como su nombre indica. Para acabar, en mi intento de averiguar qué se come la batería de mi Streak, Battery Monitor Widget.
Y finalmente, el ‘descubrimiento’ de que estoy más orgulloso: el teclado MultiLing, con sus múltiples idiomas y, sobre todo, el catalán.
De esta sección se ha caído AppBrain App Market, que se me hizo innecesario una vez que (i) localicé las aplicaciones que me bastaban en el día a día y (ii) el Market nativo se adecentó un poco.
Como lector de RSS se cayó de la lista NewsRob, sustituido por la ‘app’ nativa de Google Reader. Y no hemos mirado atrás desde entonces (las aplicaciones más ‘visuales’, con doscientas y pico suscripciones, no me parecen viables).
Kindle. Sólo de interés para los que hemos comprado libros Kindle, desde luego. Aún así, una aplicación muy bien hecha.
Para los que nos movemos en transporte público (especialmente en Barcelona) Cercanoide, con los horarios de Cercanías de RENFE en toda España. Para el bus, dejamos atrás la aplicación oficial de Transports de Barcelona y saltamos a Urban Step – Barcelona, que me gusta bastante más…
El otoño barcelonés hace que también sea práctica la Alarma de Lluvia, novedad desde la edición anterior de la lista.
Para los aspectos musicales, repetimos Listen, de Google, como cliente de podcasting, Spotify (que para algo soy cliente ‘premium’), y TuneIn Radio (de hecho, me he pasado a la versión pro, que apenas cuesta 70 céntimos de euro). Se han caído desde el año pasado TuneWiki, RockPlayer y Winamp. Y han aparecido Songbird para sustituir a Winamp, we7 Radio Plus, una aplicación de radio musical gratuita y ligeramente personalizable, Hype!, un cliente no oficial para The Hype Machine, el cliente oficial SoundCloud, SoundHound para cuando no reconozco una canción que suena por ahí y el cliente oficial de Last.fm (que, la verdad, es un poco decepcionante: ¡¿sin radio para los usuarios de pago?!).
El cliente de Twitter ha pasado a ser Plume, pero tampoco me entusiasma (me gustaba bastante más en su versión anterior). Ya he pasado por Seesmic, TweetDeck y hasta el cliente oficial. ¿Sugerencias?
Obviamente (o no), la app oficial de Facebook, a la que hay que sumar la de Google+, que ha ganado una ligera tracción en los últimos días…
Para navegar alterno el navegador nativo (el plugin de Flash, ya moribundo, me ha sacado de algún apuro en alguna ocasión, la verdad), con Opera Mobile, Opera Mini (y la cantidad de ancho de banda que te ahorra), Firefox (y sus funciones de sincronización) y Firefox Beta (para saber lo que nos depara el futuro).
En esta categoría han aparecido el casi-universal WhatsApp y, por otro lado, Read It Later (en su versión de pago, de hecho) para tener siempre encima cosas que leer. Y también me saca de un apuro StopWatch & Timer, con sus cuentas atrás.
Las de ‘por si acaso’
El año pasado la mensajería instantánea estaba en la categoría ‘uso frecuente’, pero desde que dejé atrás el maravilloso teclado (y terrible sistema operativo) del N97, el uso de estas aplicaciones ha caído en picado. Aún así, sigo teniendo a mano Trillian.
Para las necesidades de conexión y sincronización, Dropbox, Evernote y el cliente de SSH ConnectBot.
En la lista anterior estaba QuickOffice, y en esta le sustituye Google Docs. Y por si los PDFs, Adobe Reader.
No se puede ir nunca sin calculadora científica. Y cuanto más ‘geek’, mejor: Droid48. Y, hablando de emuladores, imprescindible Frodo C64 :-).
¿Sugerencias?
Llevo casi un año con Android y me siento bastante más cómodo con esta segunda edición de la lista, pero todavía tengo muchas dudas y, seguro, me dejo cosas. ¿Alguien sugiere mejoras y añadidos?