Chicago (IV)

2004.10.31 20.10

La tarde ha sido algo más relajada. Me he dedicado a pasear un rato casi al azar. La vista más espectacular le corresponde al centro James R. Thompson:

Está cerrado los fines de semana, con lo que la foto del atrio, muy espectacular, pierde por estar hecha desde el otro lado del cristal. Pero no he querido correr el riesgo de pasar de largo y quedarme sin foto. Ahí tenéis el resultado:

Y paseando un poco más me he encontrado con un cine en el que pasaban Ray, la biografía de Ray Charles, protagonizada por Jamie Foxx, y que se estrenó el viernes. Como era una película que me apetecía ver, los pies me echaban humo y mi estómago necesitaba un rato para digerir el brunch, me he decidido a gastarme los nueve dólares y medio (ahí es nada) de la entrada.

La peli no está mal, y hace todo lo que puede por pintar un personaje humano y con defectos. Quizás alguno de los recursos visuales sobra un poco, pero se deja ver. Decía la crítica desde hace tiempo que el papel de Jamie Foxx es de Oscar, y con toda la razón. A parte de ser una gran interpretación, a la Academia le encantan las minusvalías (ceguera en este caso), y Ray Charles es un gran personaje americano.

Chicago (III)

2004.10.31 13.00

De momento, un día tremendamente recomendable. Por la mañana he cogido el ‘El’ (que es el ‘Elevated Train’, el metro de la ciudad) hasta Sedgwick y me he dado un paseo hasta Astor Street, que debe ser una de las calles con más concentración de Arquitectura (así, con mayúscula) del mundo.

Como muestra, fotos de las ‘casitas’ de los números 1500, 1443 y 1365:

Justo cuando se acaba Astor, la opción es caminar unos pasos hacia el este, hasta llegar a Lake Shore Drive que, como su propio nombre indica, es el paseo marítimo de la ciudad. Por un lado está atiborrado de rascacielos residenciales que, sospecha uno, deben costar una fortuna. Al otro lado, el que toca el lago, gente que hace footing y un poco de bicicleta. Y la guinda del pastel, ver un skyline que no es el típico, dominado completamente por el John Hancock Center:

El John Hancock Center está en la Magnificent Mile (que luego voy a acabar de visitar), y tiene una torre de observación (de pago) en el piso 94. La vista más espectacular es la sur, desde la que se aprecian el resto de grandes rascacielos, dominados por la Aon y la Sears:

De todas formas, mi consejo sería ahorrarse la visita al piso 94, esperar al domingo y darse el lujo de hacer el ‘bruch’ en el Signature Room, que desde hace 3 años es el restaurante de mayor altura del mundo. No es barato (39 dólares a los que añadir los impuestos y la propina, lo que lo deja más cerca de los 50 que otra cosa) pero hay que aprovechar la debilidad del dólar, se come muy bien, con música en vivo y, si consigues una mesa en el lado sur, las vistas al centro de la ciudad son verdaderamente espectaculares. No vas a tener la misma facilidad para hacer fotos, pero las postales que puedes comprar son, de todas formas, mejores a las fotos que hacemos la mayoría desde el piso de abajo.

Eso sí, hay que tener suerte con la mesa. El este da al lago, y las vistas norte y oeste no son ni de lejos tan espectaculares (una cosa más: esa no era mi mesa; la mía estaba en segunda línea). Otra opción, de precio (imagino) más moderado es irse aun un piso más arriba, a la planta 96, donde está el bar, la Signature Lounge. Me lo dejo para la próxima visita.

Chicago (II)

2004.10.30 19.35

Hoy ha sido un día largo. Lo suficiente como para que ya esté cansado. Por la mañana me he ido a dar una vuelta por Millenium Park, un parque que han estrenado hace poco, y que está la mar de bien.

Una de las estrellas del parque es una escultura que hay en SBC Plaza, de metal pulido y formas curvas, que está puesta, no nos engañemos, para que los turistas con cámara tengamos algo con que entretenernos. La verdad es que un espejo de forma extraña, combinado con un skyline como el de esta ciudad, da para mucho. Van por delante unas muestras:

Por cierto, en la segunda imagen, hay diez o doce píxeles que corresponden al que suscribe :-P. Otra de las cosas que llama la atención poderosamente es la extraña forma del Jay Pritzker Pavilion:

Desde el parque no se puede ver todo el skyline de la ciudad, pero si una perspectiva parcial:

A partir de ahí de ahí me he dado un paseo por diversos parques hasta llegar al Adler Planetarium, que está en el ‘campus de los museos’ (junto con el acuario y el museo Fields, que visitaré otro día). El planetario no está mal, aunque tampoco es la cosa más fantástica del mundo. Eso sí, desde allí pueden verse las mejores vistas del skyline:

Ya me disculparéis el fundido de las imágenes, que no está hecho de la mejor manera posible. Intentaré aplicarme un poco más cuando vuelva a casa. Por cierto, que si repasáis la secuencia de fotos, veréis como el cielo evoluciona desde el azul más claro al nublado más completo. No sé si sabéis que a la ciudad de Chicago la llaman la ciudad del viento. Pues no es porque sí. En el pronóstico del tiempo de Yahoo! decía que «Windy». De buena mañana, ni viento, ni nubes, ni nada. Sencillamente, un día espectacular. Y entonces, así como porque sí, ha comenzado un viento impresionante que ya no ha vuelto a parar en todo el día. Y puedo prometer que el viento en Chicago sopla de verdad. Un comentario más sobre la foto: difícilmente encontraréis en otro lugar tres de los diez edificios más altos del mundo. A la izquierda del todo de la foto tenéis la Torre Sears. Más o menos en el centro hay una imponente torre blanca, el Aon Center, que durante años fue el edificio de mármol más alto del mundo (dejó de serlo por dimisión: vieron que corría el riesgo de que piezas de la cubierta se desprendieran y decidieron cambiar el material de la fachada…). Y aunque se ve más bien poco, un poco más a la derecha se ven los últimos pisos del John Hancock Center, de los mismos arquitectos que la Torre Sears, que es su hermana pequeña por edad (5 añitos se llevan) y que, en mi opinión, es mucho más bonita que la pequeña superdesarrollada (aunque la Sears tampoco es fea, ciertamente).

Saliendo del campus de los museos uno se encuentra con Soldierfield Park, que es el campo en el que juegan los Chicago Bears. Mañana, curiosamente, jugarán en él contra mis 49ers, pero no está mi economía como para aun más alegrías, o sea que me quedaré sin verlos (ya me pasó en en el 2001, en San Francisco, o sea que creo que podré soportarlo. El estadio ha sufrido (y nunca mejor dicho) unas prolongadas obras de renovación (los Bears se pasaron un año jugando en otro estadio). Y a lo mejor es precioso, pero se ve que hay gente que le llama el ovni, y se entiende, la verdad:

Después de recorrer el parque de bajada he decidido que tenía ganas de ver Navy Pier, que es una especie de centro comercial que hay un poco por encima de Millenium Park, con lo que he deshecho todo el camino, y he caminado un poco más. Viva la eficacia… Y lo peor es que Navy Pier, la verdad, es más bien vulgar. Eso sí, me he hecho un regalo: una visita guiada por el río, repasando los principales hitos arquitectónicos de la ciudad, que no son pocos. Podéis ver por ejemplo, una vista algo mejor del John Hancock Center,

o esta foto de la Sears con una vecina:

Ojo con la perspectiva: puede parecer que tienen prácticamente la misma talla, pero no. Basta observar el reflejo de la segunda torre en la Sears para ver que le llega, aproximadamente, a la mitad.

Chicago (I)

2004.10.29 07.40 (Hora de Chicago)

A 10.100 metros de altura, en algún lugar del Atlántico Norte, avanzando a unos 860 kilómetros por hora (siempre había querido escribir algo así :-P).

Estados Unidos, como todos los países, tiene cosas que me gustan y cosas que no. La primera de las que no te la encuentras cada vez que les visitas, antes de llegar:

¿Padece usted alguna enfermedad contagiosa, deficiencia física o mental, o es adicto a las drogas?

¿Ha sido usted arrestado o condenado por alguna infracción o delito de depravación moral; o por una violación relacionada con estupefacientes; arrestado o condenado por dos o más infracciones cuya sentencia total de reclusión fuera igual o superior a cinco años; ha sido traficante de estupefacientes, o pretende entrar en los Estados Unidos para realizar actividades criminales o inmorales?

¿Ha estado o está implicado en actos de espionaje o sabotaje; o participó de algún modo entre 1933 y 1945 en persecuciones relacionadas con la Alemania nazi o sus aliados?

¿Habrá contestado alguna vez alguien que sí? Porque intentar que no se te cuelen indeseables en el país me parece perfectamente lógico y lícito, pero esperar que contesten que sí alguna de las preguntas anteriores…

17.25

Ya he llegado. En el avión me he puesto a leer Interface, un libro que Neal Stephenson había publicado hace tiempo bajo seudónimo, y que encontré gracias a Amazon cuando hice el pedido de The System of the World. Curiosamente, está ambientado en Chicago y habla de elecciones. Y en el avión han pasado Yo, Robot. ¿Alguien adivina en qué ciudad está ambientada? Efectivamente, Chicago.

Por cierto, no había visto Yo, Robot. O quizás mejor decir que había tomado la gran decisión de no ir a ver Yo, Robot. Por un lado, uno se queda con la curiosidad de saber el motivo por el que le han puesto ese nombre a la película. Cierto que aparecen las tres leyes de la robótica de Asimov, pero cualquier otro parecido con la colección de relatos Yo, Robot es pura coincidencia, y además desafortunada. Lo entendería si Yo, Robot fuera un título hiperconocido y estuviese en las listas de bestsellers. No dudo que haya vendido muchísimo a lo largo de los años, pero seguro que la peli habría recaudado lo mismo con otro título, y los derechos del nombre les debieron costar un dinero.

Dejaremos de lado la crítica a la película, que si bien entretiene y tiene unos efectos apañados’, tiene un argumento con más agujeros que un queso de Gruyére…

Vacaciones

Si no pasa nada, cuando este post se publique, mi avión estará acelerando por la pista del areopuerto de El Prat en Barcelona :-). Destino final, casi exactamente 90 grados hacia el oeste: Chicago, la ciudad de los rascacielos: nacieron allí, y se puede discutir que desde el 11 de septiembre de 2001 hasta este año la Torre Sears, con sus 108 pisos, el techo a 442 metros de altura y la plataforma de observación 412 metros por encima del nivel del suelo, ha sido una buena temporada el edificio más alto del mundo. Tienen, además, el John Hancock Center y unos cuantos más

En fin, eso sí, daré menos la paliza (aunque es una ciudad con muchos hotspots, y me llevo el portátil, con lo que nunca se sabe :-P) hasta el domingo que viene.