Interesante debate el que se está celebrando ahora mismo. No. No me refiero al de Rajoy y Zapatero (aunque también sea interesante, he decidido pasar de él en prevención de futuras úlceras y aprovechar las virtudes del diferido, que no son pocas). Hablo del que se está celebrando en Estados Unidos sobre ‘net neutrality‘, auspiciado por la FCC. No solo porque lo que salga de allí acabará teniendo eco en las legislaciones de todo el planeta tarde o temprano, sino también porque la red no entiende de fronteras y si una operadora yanqui aletea, el hipotético huracán no se detendrá hasta haberse propagado por toda la red (basta ver cómo, hace unas horas, una «mariposa paquistaní» dejó a YouTube a oscuras en todo el planeta, en un ejemplo más de la preocupante fragilidad de la red de redes).
¿De qué va la cosa? Uno de los grandes proveedores de acceso a la red en Estados Unidos comunicó recientemente que en ocasiones frenaba determinado tipo de tráfico (léase, vídeo YouTube, tráfico P2P y similares) para evitar que la red se les cayese. Las asociaciones de protección del consumidor se alzaron en armas ante tamaña sinrazón (al menos desde su punto de vista) y el pastel ha llegado hasta las más altas instancias. Los unos dicen que no hay discriminación y que son medidas absolutamente imprescindibles en pro del bien común. Los otros, que sí la hay y que son acciones innecesarias. Y a la FCC le cae encima el muy poco envidiable marrón de decidir dónde está el equilibrio. La decisión no es baladí: si peca por defecto y no permite a los proveedores regular el tráfico por sus redes, corremos el riesgo de que el atasco de tráfico colapse la red, mientras que si les da vía libre, el peligro es que Internet quede en manos de un grupo reducido de cabezas pensantes que puedan coartar la libertad de la red, comenzando por las redes P2P, pero siguiendo con el futuro del vídeo sobre la red que podría poner un cierto límite al poder de las grandes cadenas de televisión y monopolios mediáticos…
En cualquier caso, mientras cruzamos los dedos y tocamos madera, podemos esperar que del debate surja una mayor transparencia en las operaciones de los proveedores de acceso, que como mínimo deberían comunicar qué acciones toman, y cuándo, para evitar posibles colapsos (por no hablar de comunicar cuáles son sus prácticas de ‘overselling‘ y las condiciones reales de sus infraestructuras). Quién sabe: a lo mejor podrían llegar hasta aquí medidas similares y tendríamos alguna posibilidad más de tomar decisiones informadas a la hora de elegir entre uno u otro proveedor de cable o ADSL…
Vía.