Quede el público avisado. El riesgo que me salga una entrada tirando a ácida es elevado… Y el peligro de que no diga nada más que obviedades, casi absoluto.
Me encanta el móvil de la foto. Es el recién anunciado (junto con sus primos C6, C7 y N8) Nokia E7. Como enamorado de los teclados QWERTY y propietario de un Nokia N97 estoy dispuesto a pegarme (metafóricamente hablando :-) ) con quien haga falta por la calidad del teclado del N97. Y estoy bastante convencido que el del E7 estará en la línea y superará a los de los Android QWERTY que se avecinan (el Motorola Milestone II, el HTC ‘G2’ y probablemente un Samsung Galaxy). Para alguien acostumbrado a tirar de mensajería en el móvil como yo, el teclado es una de las características esenciales. Además, las especificaciones, sobre el papel, no están nada mal: pantallón 4″ 640×360 AMOLED (no, ni de lejos la brutal resolución del Retina Display del iPhone 4, pero en Engadget parece que tampoco sale excesivamente malparado de la comparación), y las características habituales (excepto en cuanto a procesador, que Nokia casi nunca da y podemos suponer que no estará a la altura de la potencia de iPhone y Androids de gama alta, y con la adición de que puede conectársele un ‘pen’ USB, algo que puede ser muy práctico en ocasiones). El precio anunciado es de 500 euros antes de subvenciones de operadoras e impuestos (traducido, 600 euros libre el día que salga), que será comparable, casi seguro, con los Android QWERTY. Y, sin embargo, lo más probable es que lo ignore absolutamente y salte a uno de esos Android…
Y es que, como mucha más gente, uno ha perdido casi absolutamente la fe en la capacidad de Nokia de producir un smartphone a la altura. Si les sigo considerando reyes del hardware (vale, por detrás de Apple y a bastante distancia, como todo el mundo, pero yo quiero un teclado físico), un año y pico de sufrir el software que envuelve al N97 haría dudar al más fiel de creyentes. Y es que he perdido la cuenta de actualizaciones de firmware y del software de Nokia para Windows que he llegado a hacer. La última de firmware, absolutamente kafkiana:
- Enchufar móvil a ordenador. Esperar unos cuantos segundos (en un ordenador arregladito) a que arranque ese invento perverso llamado Ovi Suite.
- Esperar unos cuantos (bastantes) segundos más para que Ovi me comunique que hay actualizaciones de firmware y de software para el móvil. Lanzar el proceso.
- Ovi Suite avisa que antes de actualizar nada, debe actualizarse a sí misma. Diría que me ha pasado con cada actualización de firmware que he realizado hasta la fecha. Aún así, me sorprende y me pone de mal humor.
- Unos minutos (y unos cuantos centenares de megas de descargas) más tarde, lanzamos, finalmente, la actualización de firmware. Que, si no recuerdo mal, va como la seda.
- [Flashback]Durante la actualización, el instalador afirma que dicha actualización mejorará el uso del espacio de disco de Symbian. Un uso de disco que en más de una ocasión ha hecho que me tire de los pelos. Casi literalmente.[/Flashback]
- Una vez realizada la actualización para hacer más eficiente el uso del disco, lanzamos la actualización recomendada de Ovi Maps. ¿Qué me dice el sistema? Que no puede realizar la actualización…. porque no hay suficiente espacio en C:. Nokia en estado puro.
Symbian (como Android, según me cuentan) divide el espacio en disco en dos, una unidad C: de tamaño limitado y con algunas propiedades especiales y una D: que, en el caso del N97, es directamente enorme: casi 32 gigas. La mayoría de aplicaciones permiten que las instales a la limitada C: o a la inacabable D:. ¿Las excepciones (esto es, las aplicaciones que tenía yo instaladas en la C: porque no me había quedado otra)? Spotify, para un total de 4 megas ocupados… y Mail for Exchange, Ovi Maps, Ovi Contacs, Ovi Music, el cliente para el Ovi Store y un buen montón de aplicaciones que Nokia te recomienda tener instaladas. El resultado: con una aplicación no Nokia en C:, el teléfono llego a decirme que no disponía de suficiente espacio para recibir ni un SMS más, mientras que comunicaba la mar de feliz que disponía de más de 10 gigas libres en D:. La solución fue, como si de un viejo ordenador se tratase, cargárselo todo, ‘formatear’ y volver a instalar. Ahora mismo tengo más aplicaciones instaladas que en el ‘momento de autos’ y, sin embargo, está libre un 37% de los 75 megas de la C:. Que me explique alguien si está es la experiencia que desea para un teléfono, por muy ‘smart’ que sea…
No quiero olvidarme de la parte buena. A pesar de la limitación extrema de aplicaciones disponibles para S60, el móvil cumple con mis necesidades: un buen teléfono para llamar y escribir mensajes, un par de aplicaciones para mensajería instantánea multisistema (fring y Nimbuzz), mobbler como cliente de last.fm, SkyFire de navegador (a años luz de la cosa basada en WebKit a que Nokia llama el navegador del que era, hasta hace nada, su buque insignia), el cliente de Spotify y Gravity (cliente de Twitter y Foursquare, básicamente, que vale hasta el último centimo de los 8 euros que cuesta) y la sincronización con el calendario y el correo de Google a través del dichoso Mail for Exchange, más alguna cosa que seguro que olvido, más los 32 gigas de espacio me son suficientes. Por no volver a insistir en el tema de ese teclado que, para mis manos, está a años luz de cualquier otra cosa en el mercado (al menos, cualquier otra cosa que yo haya tocado). Pero no se puede recompensar con fidelidad a una compañía que te da esa experiencia…
Me dolerá bastante abandonar Nokia cuando finalmente salga por aquí un Android QWERTY mínimamente razonable pero, ahora mismo, si tienen que apostar por sistema operativo para mi próximo teléfono, no se la jueguen a Symbian. Hasta Windows Phone 7 tendría más números, ahora mismo…
PS ¿El 2L del título? La ‘abreviatura’ de ‘too little, too late‘ que usaba algún profe para calificar trabajos de sus estudiantes, según me contó alguien alguna vez…