¿Qué software gastas? (Edición Mac, v2)

Cuando andas corto de inspiración, nada como tirar de recursos fáciles.. Desde hace unos meses he vuelto al ecosistema Mac en el trabajo, con un Macbook Air con procesador M1. Cometeré la herejía de decir que a mí me gusta más Windows. Apa. Ya lo he dicho. Pero también diré que la vida de la batería del M1 es una maravilla (ya querría mi XPS 13 jugar en la misma liga, ya…). En cualquier caso, hace casi exactamente once años de la V1 de esta entrada, o sea que ya tocaba una actualización…

(Pataleta: entre el teclado de mi sobremesa en casa, Windows estándard, el del portátil Mac (mi portátil Windows hace unos meses que se dedica a acumular polvo :-S), y el de sobremesa de Mac que uso en la oficina enchufado al portátil, no recuerdo la última vez que usé bien y sin mirar las teclas fn, control, option, alt y command. Soy un señor mayor.)

Las cosas de trabajo

Sigo siendo usuario de Adobe Creative Cloud aunque, a diferencia de hace once años, ahora mismo la aplicación que uso con más frecuencia es Audition (cosas de editar el podcast). Sigo usando de vez en cuando Photoshop (aunque para lo que hago seguramente debería abandonarlo por Lightroom), pero poca cosa más…

Y, llevado por el odio que cada vez me despierta más GSuite, también sigo siendo usuario de Microsoft Office (sí, debería volver a probar con LibreOffice, lo sé). Por cierto, si usáis PowerPoint con fórmulas matemáticas, haceos un favor e instalad este plug-in para introducir fórmulas usando LaTeX. De nada.

También andan por ahí VS Code para cuando hay que editar código, Cyberduck para cuando hay que conectarse a un FTP o similar, NordVPN (y la correspondiente suscripción) para cuando no nos fiamos de la WiFi, VLC para reproducir vídeo, HandBrake para convertirlo de un formato a otro y Spotify para poner la banda sonora.

El navegador. Y todo lo que deberías añadirle

Firefox, siempre Firefox. (Vale, también tengo instalados Safari, Chrome, la Developer Edition de Firefox, y Edge. Pero el navegador es y será Firefox. Y como siempre, un buen puñado de extensiones que deberíais considerar:

  • Para corregir ortografía (y más gramática de la que me gustaría reconocer), la extensión de LanguageTool. Si no usáis LanguageTool todavía, haceos un favor y probadlo. Estoy tan contento con ellos que he pagado un año de servicio de pago a pesar de que no lo necesito. (Por cierto, también funciona con Office.)
  • Como cada día nos esconden más las barras de scroll (amiguis diseñadores, hacéoslo mirar: ¿por qué ese odio hacia la barra de scroll? ¿Por qué os avergüenza que se vea con un mínimo de contraste?), Custom Scrollbars, que permite especificar los colores de la barra de scroll para cada página que se avergüenza de sus scrolls.
  • Para proteger un poco mi privacidad, lo más importante ya está hecho: no usar Chrome, el navegador que acepta cookies de terceros porque la compañía que lo desarrolla, no lo olvidemos, es el anunciante más grande del mundo. Luego, además, tengo la extensión de NordVPN, Facebook Container y la extensión de Ghostery. Relacionado, la extensión de I don’t care about cookies, para saltarse los dichosos avisos de las cookies. Y, ya puestos, si os peleáis alguna vez con sitios que dan problemas si no limpiáis vosotros las dichosas galletitas, Cookie Quick Manager es una solución excelente.
  • Para usuarios de Feedly (quizás debería escribir un día de estos una entrada Por qué usar un lector de RSS en 2022), su extensión, Feedly Mini.
  • Para gestionar vuestras pestañas, dos recomendaciones.
    • Por un lado, Tab Session Manager. ¿Os ha pasado alguna vez que, con varias ventanas abiertas, habéis intentado salir del navegador cerrando la ventana actual y habéis perdido un montón de pestañas que llevaban días, o semanas, abiertas, y ya ni recordábais? (Yo ayer cerré sin querer una ventana con cincuenta y una pestañas. Y olé.) Si hubieseis tenido Tab Session Manager instalado, recuperarlas habría sido cuestión de segundos. (El drama que me ahorré ayer, oiga.)
    • Como sé que acumuláis pestañas tanto o más que yo, UnloadTabs para hacer que dejen de consumir recursos hasta que no volváis a ellas tres días más tarde (si es que volvéis, que nos conocemos).
    • Y, finalmente, Tree Style Tab (que tiene todo un ecosistema de extensiones derivadas para mejorar algunos aspectos). ¿Os pasa que (i) con los actuales monitores panorámicos os sobra espacio horizontal para las webs actuales pero, a la vez, (ii) tenéis tantas pestañas abiertas por ventana que se comprimen hasta ser solo el favicon, y, aun así, acabáis teniendo que hacer scroll? Con Tree Style Tab vuestras pestañas se mueven al margen del navegador, ocupando un espacio hasta ahora inútil. La extensión no es demasiado útil si no estáis usando una pantalla grande, pero es tremendamente fácil de activar y desactivar cuando le enchufáis una pantalla externa al portátil.
  • Para YouTube, Video Speed Controller y YouTube Video and Audio Downloader. Autoexplicativas ambas, diría. (Downloader no es precisamente intuitiva en su instalación, aviso.)

Las utilidades (¡gratuitas!) que no sabías que necesitabas

Si siempre has vivido en el ecosistema de macOS, a lo mejor ni lo sabes, pero el command-tab para cambiar de aplicaciones es bastante limitado. Date una alegría y prueba alt-tab, anda.

¿Tienes tan poca memoria como yo y nunca recuerdas las teclas rápidas de cada aplicación? Cheatsheet es la solución.

Otra de teclas imposibles de recordar. Apple nunca pondrá una tecla ImprPant para hacer impresiones de pantalla. Y los seres humanos normales no estamos preparados para memorizar las teclas presuntamente rápidas que Apple le ha asignado a cada tipo de captura (háztelo mirar si las recuerdas, en serio :-P). Para todos los demás, Shottr.

Otro aspecto en el que hasta las muy rudimentarias funcionalidades nativas de Windows son mejores que las de macOS es el de la gestión de ventanas. Windows más los cursores para repartir ventanas por la(s) pantalla(s) es algo que se echa mucho de menos al caer en un Mac. Una solución buena, bonita y barata: Rectangle.

También se echa mucho de menos poder gestionar el clipboard y poder conservar en memoria las últimas cosas que hemos copiado. Aún no he encontrado la solución óptima, creo, pero de momento tiro con Flycut.

¿Tienes una webcam externa y gestionarla se te hace complicado? Webcam Settings.

Y, finalmente, echas de menos una solución para trabajar con archivos comprimidos al estilo de 7Zip? The Unarchiver.

Y diría que eso es todo… ¿Me dejo algo? ¿Me equivoco con alguna recomendación? Pues ya sabéis: para eso están los comentarios O:-).

Va de lápices (III). Huion Kamvas 13

Parece que el parón de las vacaciones estivales ha permitido que esta entrada no quede tanto entre bastidores como la anterior. Quién sabe qué pasará con la siguiente…

A lo que íbamos. El tercer cacharrito con lápiz que entraba en casa a finales de 2021. Quiso la casualidad que de la mano de la pandemia me llegara el retorno a dar clases cara a cara (mis más sentidas disculpas a mis pobres víctimas). Uno tenía muchísimas ganas de ponerse frente a una pizarra, entre otras cosas, por la propia experiencia de ponerse frente a una pizarra, pero llegó el «a distancia de emergencia» y los que nos peleamos con disciplinas en las que pasar una presentación no es suficiente, y lo tradicional es garabatear en una pizarra, nos vimos obligados buscar nuestras propias soluciones. Durante un buen tiempo sirvió de tirar del pencil del iPad y soluciones más o menos rupestres para llevar los garabatos a la videoconferencia de turno (la latencia de dibujar sobre un PowerPoint en la tableta y que se actualice en el ordenador no es la mejor, pero es tolerable, y al final acabé pasando por un año de la suscripción de pago de Duet Pro, que permite usar el iPad como segunda pantalla inalámbrica de un Mac o PC, con soporte para el pencil y una latencia más que razonable).

Una persona lleva del brazo una tableta de unas trece pulgadas, de la marca Huion.
Imagen tomada de la web de Huion.

La tentación de solucionar problema nuevo con cacharrito nuevo sobrevuela siempre Can OBM. Hace mil años que me hacía ojitos una tableta de dibujo con pantalla como las Cintiq de Wacom, pero los precios, si bien han bajado considerablemente en los últimos años (ahora mismo la web de Wacom pone en 560 euros la de 16″), se escapan de toda justificación para el limitadísimo uso que uno le iba a dar.

Hace tiempo ya que los fabricantes asiáticos habían comenzado a intentar invadir el terreno de Wacom, luchando por donde les es más fácil: por el precio. Alguna cosa había leído sobre el tema, pero las críticas que me habían llegado, hace tiempo, eran un reguero de problemas de drivers. Al volver a investigar sobre el asunto, parecía que esos problemas se habían ido solventando, o sea que un papá Noel especialmente generoso aceptó el pedido de una Huion Kamvas 13 (precio actual en Amazon, 280€, aunque hay que ir con cuidado, porque el cable que venden aparte suele ser necesario, y su precio no es desdeñable), que llegó puntualmente la pasada Nochebuena, y se ha usado considerablemente desde entonces.

Mis usos, como decía antes, no son nada artísticos, y se limitan a usarla como segunda pantalla del portátil (o tercera del sobremesa) en la que escribir y dibujar usando OneNote, Microsoft Whiteboard y similares. Y debe decirse que cumple sobradamente, y no me ha dado problemas al usarla, ni con Windows, ni con MacOS ni, para mi profunda sorpresa, con Linux.

¿Cosas a tener en cuenta?

  • Se trata de una pantalla de 13,3″ 1920×1080, pero abulta considerablemente más: contad bien bien dos dedos más a cada lado de la pantalla.
  • Yo agradezco mucho que sea una pantalla mate, pero eso hace que no dé unos colores especialmente brillantes.
  • Acostumbrados como estamos todos a que las pantallas sean táctiles capacitativas (esto es, que se puedan usar con los dedos) hay que avisar que esta no lo es. Y eso hace que al dibujar no haya que preocupar por poner las zarpas sobre la pantalla con efectos no deseados (más allá de dejar nuestras grasientas huellas digitales sobre ella)… pero también que haya perdido la cuenta de las veces que he intentado hacer zoom con los dedos y me he sentido un poco tonto.

Y una última cosa: los fabricantes asiáticos han intentado invadir el terreno de Wacom y, como podía esperarse, Wacom no se ha quedado quieta, y ha puesto en el mercado su propia alternativa de precio razonable: ahora mismo su Wacom One Creative Pen Display de 13.3″, de características muy pero que muy similares a «mi» Huion Kamvas, está a 360 euros en Amazon.

En cualquier caso, parece que usar un lápiz, sobre un dispositivo de tinta electrónica, en un tablet o con el ordenador, se ha vuelto un poco menos imposible últimamente. ¡Larga vida al lápiz!

Va de lápices (II). Lenovo Tab P11 Pro

Decíamos ayer (para una definición ciertamente laxa de «ayer») que a finales de 2021 entraron muchos cacharritos con lápices en Can OBM (hoy podemos decir que la cosa no se limitó a finales de 2021, ni a cacharritos con lápices, sino con métodos de entrada poco habituales, pero eso es cosa de otra(s) entrada(s) que, quien sabe, a lo mejor escribo con uno menos de «latencia» que esta). El segundo fue una tablet, la Lenovo Tab P11 Pro (enlace de afiliado).

La tablet Lenovo Tab P11 Pro con su teclado y lápiz. Se trata de una tableta de unas once pulgadas, con un soporte que permite apoyarla sobre una superficie y mantenerla más o menos vertical
Imagen obtenida de la web de Lenovo

Del momento en que Apple pusiera a la venta su iPad más básico con soporte para lápiz a que servidor se pasara por un Apple Store a comprarse uno debieron pasar unas cuarenta y ocho horas. El objetivo principal de la compra era, además de tener un tablet de precio razonable, que este pudiese servir para tomar notas «a mano» (con OneNote, pero eso es una manía personal), y el iPad lo cumple más que sobradamente (por cierto: hay casos de uso para los iPad Air y Pro, desde luego, pero muchos menos de los que los potenciales compradores podrían creer: el iPad más básico puede con entre el 99% y el 100% de los casos de uso del 99% de los mortales). Pero el hecho de ir cambiando con frecuencia entre Android y iOS dista mucho de ser ideal: igual es que me estoy haciendo viejo, pero mantener en RAM las diferencias de interfaz entre uno y otro sistema operativo producían más carga cognitiva de la conveniente, y uno se mantenía ojo avizor a la caza de tablets Android con soporte para lápiz (que, además, debía tener, como mínimo sensibilidad a presión, o sea que no servían los lápices capacitativos que funcionan con cualquier tablet) y precio más o menos razonable. Eso es ahora algo más fácil menos difícil que a finales de 2021, pero costó una temporada que apareciera una oferta en Amazon del Lenovo Tab P11 Pro, con teclado y lápiz, por 500 euros (ahora mismo me temo que el enlace lleva al mismo producto por 700)… y el iPad básico se mueve entre los 379€ de la versión con 64 gigas y los 549 de la versión con 256 (es decir, la versión un poco corta de almacenamiento y la que sobra (Apple sigue siendo la reina del upsell)), a los que habría que sumar los cien del Pencil y lo que cueste ahora mismo el teclado Logitech de turno. La cosa estaba lo suficientemente bien de precio como para darle al «comprar ahora».

Las características del Tab P11 Pro (pantalla 11.5″ 2560×1600, procesador Snapdragon 730G, 6 gigas de RAM, 128 de almacenamiento) no son nada remarcable (bueno, sí: a la mayoría no nos va a faltar ni sobrar almacenamiento), pero cumplen perfectamente con las necesidades de la mayoría y. Las dos preguntas serían….

¿Mejor que un iPad?

Esta es fácil: no. De hecho, hay como mínimo dos cosas que me gustan bastante más del iPad: por un lado, el pencil de Apple, incluso el más básico que se usa con el iPad más básico, es algo mejor que el lápiz de Lenovo; y por el otro, el factor de aspecto de la pantalla: 4:3 es mejor que 16:10, y estoy dispuesto a pegarme por ello. La ventaja principal del Tab P11 Pro es que es Android y yo soy usuario de Android.

Pero… ¿es viable un tablet Android hoy?

Esta pregunta se me antojaba más difícil antes de la compra: tanto, que no le busqué familia adoptiva al iPad hasta pasar un periodo de prueba. Pero como habrá adivinado ya quien me haya seguido leyendo hasta aquí, la respuesta es que sí. Incluso para alguien acostumbrado al iPad, sí, aunque si uno es «de iOS», como decía antes, no le va a dar una experiencia mejor y dudo que le salga a cuenta el cambio.

¿Te van a faltar aplicaciones que estén bien adaptadas al formato tablet? Puede ser, pero yo no he echado nada de menos. Para mis usos, están las aplicaciones de vídeo bajo demanda (los Netflix y Disney+ del mundo), las aplicaciones de ofimática de Google (solo faltaría) y de Microsoft, lectores de libros electrónicos y de cómic, exploradores de archivos que permiten escarbar por la red local (servidor usa Cx File Explorer pero seguro que las hay mejores), nuestro amadísimo VLC… Personalmente, me daba un poco de miedo no tener un cliente digno para Twitter, pero Tweetdeck funciona en Firefox para Android exactamente igual que en el navegador «de escritorio», y con eso se arreglan todos mis problemas…

En cualquier caso, la conclusión es que, pasados unos meses, el paso del iPad al Android no ha supuesto ningún trauma y diría que es una opción perfectamente viable… aunque tampoco nada me llevaría a evangelizar los tablets Android por encima de los de Apple.

Va de lápices (I). Onyx Boox Nova Air

El final de 2021 pasará a la historia de Can OBM como el tiempo de las pantallas con lápices.

Foto de una tableta de ocho pulgadas y tinta electrónica, con lo que parece un lápiz Staedtler encima
Y la primera pantalla con lápiz en caer fue un Onyx Boox Nova Air (enlace de afiliado)

¿Qué es un Onyx Boox Nova Air? Pues como podrá deducirse de la foto, se trata de un libro electrónico. Y en estos cacharros es imprescindible hablar, primero, de la pantalla, que es de tinta electrónica Carta Plus de 7,8″ y 300 puntos por pulgada (el Kindle estándar son 6″ y 167 puntos por pulgada, el Paperwhite 6,8″ y 300 puntos por pulgada, y el Oasis se va a las 7″, conservando los 300 puntos por pulgada).

Y luego hay que hablar de sus dos características distintivas. La primera de ellas, el lápiz electrónico de tecnología Wacom (el que veis en la foto no es el que viene incluido en la caja, sino un lápiz Staedtler con aspecto de lápiz Staedtler, que a pesar del precio (unos 35€ con puntas de repuesto (que son necesarias, a la larga, porque se desgastan con el uso)) supuso una tentación imposible de resistir). Naturalmente, el lápiz nos permite tomar notas, bien con la aplicación de bloc de notas que incorpora el cacharro, bien sobre cualquier libro electrónico.

La segunda característica distintiva del Nova Air es que viene con Android 10. De salida no tiene Google Play, y, por tanto, solo tenemos acceso a las pocas aplicaciones disponibles en el app store de Onyx (entre las que se incluyen las apps de Kindle y Google Play Books, entre una multitud de aplicaciones de lectura de libro electrónico, así como Pocket, Chrome, Notion, Evernote, Google Drive, Dropbox, Trello…). Pero… ¿y si queremos usar una aplicación del Play Store de Google que no se incluye entre las de la lista? Afortunadamente, aunque Onyx no tiene la certificación para ofrecer Google Play con el dispositivo, sí incluye un procedimiento para que lo hagamos nosotros mismos, sencilla y relativamente rápida (a mí me tardó unas 36 horas desde realizar el procedimiento a disponer de Google Play) y tengamos, de golpe, acceso a miles y miles de apps.

(Por cierto, además del sensor para el lápiz, el dispositivo también cuenta con un sensor capacitativo, o sea que funciona como un dispositivo Android normal, que usamos con los dedos.)

¿Funciona bien el Nova Air con las aplicaciones de Android? Pues de salida me supuso una decepción, porque mi intención era usarlo como bloc de notas con OneNote… y la experiencia inicial era tan lenta que no resultaba viable. Pero, afortunadamente, a los pocos días de comprarlo salió una actualización de firmware que mejoró la experiencia hasta hacerla no solo tolerable, sino agradable. No puedo asegurar que esto sea así con todas las apps de la Play Store, naturalmente, pero si tenéis dudas, ahí tenéis la sección de comentarios de este post.

¿Algún defecto a mencionar? Personalmente, opino que los dispositivos tipo tableta necesitan tener bordes amplios que permitan tenerlo cogido y trabajar con él sin que hagamos clics no deseados. En mi opinión, al Nova Air le faltan un par de milímetros de borde por cada lado. No es que se registren demasiados clics involuntarios, pero de vez en cuando pasa.

¿Valen la pena los 350€ que me costó el cacharrito? Personalmente, la respuesta es un rotundo sí. Un dispositivo de 7,8″ que permite leer libros en formato epub (y el resto de formatos populares de libro electrónico) más el acceso a la biblioteca de Kindle, a los artículos guardados en Pocket y a cualquier app Android, junto con una buena funcionalidad para tomar notas, es una pequeña maravilla que justifica el precio, que está en la línea de los iPad de 10″ más baratos y es considerablemente más barato que un iPad Mini (aunque, naturalmente, las funcionalidades que ofrece uno y otro dispositivo son notablemente diferentes).

Un 2021 de música

Parece que la única manera de escribir una entrada al año es repasar la música del año anterior de la mano de mi cuenta de last.fm… (Que sí, que el resumen de Spotify está muy guay, pero hay vida más allá…)

Histograma de reproducciones musicales al año. De 2005 a 207, unas diez mil reproducciones al año. De 2008 a 2019, unas quince mil. En 2020, casi 30000. En 2021, unas 28000
Como 2020, 2021 fue un año de mucha música
ArtistaReproducciones
Belako (39)272
ILE (8)262
Keren Ann (35)250
Four Tet (2)229
Larkin Poe (-)229
Agnes Obel (21)228
Portishead (5)227
Sara Valenzuela (7)227
Jóhann Jóhannsson (33)225
Loyle Carner (-)222
The Rolling Stones (1)220
Bully (-)207
Nina Simone (45)204
Paco de Lucía (-)204
Alex Lahey (38)201
Pocas cosas que no hubiese escuchado mucho en 2020, pero bastantes más voces femeninas en el top 15…

Además de las Larkin Poe (rock de raíces, dice last.fm), Loyle Carner (hip hop) o Bully (grunge/rock/punk/pop), también irrumpen en el top 50 el ambient de Julianna Barwick (en el 18), el folk de Frazey Ford (en el 22) o Caroline Rose (en el 25), el maliense Afel Bocoum (en el 27), bastante indie con las madrileñas Hinds (en el 28), Julien Baker (en el 29), Soccer Mommy (en el 30) o Black Honey (en el 35), hip hop chileno con Ana Tijoux (en el 36), el garage de L.A. Witch (en el 45), la neopsicodelia de L’Epee (en el 46) y la pianista y compositora hania rani (en el 49). No me van a dar un programa en Radio 3, pero mira, como mínimo vamos variando la dieta. Aunque los estilos son los de siempre…

Los estilos dominantes del año han sido indie, electrónica, rock, jazz e indie rock

En fin. Cerramos el año pasado deseando escuchar menos música en 2021 que en 2020. Y lo conseguimos. Pero ojalá sigamos con la tendencia a la baja, dichoso virus.