El politiqueo de los navegadores web

(Disculpad el tono amargo de la entrada. No he sido capaz de escribirla de otra forma.)

No os perdáis el último episodio del pódcast de Igalia (aquí arriba incrustado, y en vuestro reproductor de pódcast favorito buscando ‘Igalia’), dando un repaso a toda la política que hay detrás de los navegadores web, que ahora mismo dependen todos del dinero de los anuncios de Google: Chrome, obviamente, y con Chrome todos los navegadores basados en Chromium (con Microsoft Edge y Samsung Internet a la cabeza, pero básicamente, todo lo que no sea Safari ni Firefox, es Chromium y, por tanto, la mayor parte del desarrollo que hay detrás lo paga Google), pero también Safari (Apple tiene toda la pasta del mundo, pero la millonada que Google le paga a Apple para mantener Google como motor de búsqueda por defecto en su navegador) y, no nos engañemos, Firefox: diría que lo hemos dicho en algún momento por aquí, pero Mozilla vive casi exclusivamente de la subvención de Google… Casi añoraríamos los tiempos en que Microsoft tenía su propio motor, porque a pesar de que no son precisamente unas angelitas de la caridad, como mínimo había una parte del ecosistema que no dependía de una única empresa. (De los tiempos en que Opera era una compañía con una mínima capacidad para la independencia a base del dinero que le daba Opera Mini ya no se acuerda absolutamente nadie (bueno, un puñado de nerds que, en el fondo, no pasan de error de redondeo), de Netscape no me hagáis hablar, que pienso en Andreesen y me sube la presión, y siempre nos quedará el W3C… pero el poder real que ostenta es el que es, y se parece mucho a cero.)

¿Y cómo nos afecta a todos ese politiqueo? Pues como resultado, el programita con el que más interactúas en tu vida, y que sabe más de ti que absolutamente nadie, está controlado en buena parte (no toda, no, queda algún resquicio para la esperanza) por una empresa que se dedica a la venta de publicidad, con una cierta intervención de una empresa que a toda costa quiere defender su bosque cerrado, todos los fosos que lo defienden y los pingües beneficios que genera, y que solo ha permitido determinadas capacidades en el mundo de los navegadores cuando ha sentido la presión de los políticos por atacar el poder de las grandes tecnológicas, más una fundación no demasiado bien gestionada, me temo, y con las manos atadas por su absoluta dependencia económica.

Y demos gracias por la existencia de Mozilla y Firefox, y de esa empresa imposible que es Igalia (aquí hablamos más con uno de sus miembros), y un buen puñado de nerds más (a los que uno imagina casi en una cierta aldea gala). Y toda la admiración por las personas que trabajan desarrollando los navegadores, que suelen ser unos cracks bienintencionados, por lo que yo sé, por cierto, incluidos e incluidas las que trabajan directamente para Mordor.

(Como decía al principio, disculpas por la bilis.)


PS 2024/1/20 Después del «ataque de furia» de hace un par de días, un poco de optimismo (moderado). Si anteayer hablábamos de la concentración de poder que hay en el mundo de los navegadores, pero decíamos que los y las profesionales que se dedican a ello se dejan la piel por los estándares y el avance de la web, hoy podemos escuchar a una de esas profesionales, Jen Simmons (aquí arriba tenéis incrustado el reproductor, pero siempre tenéis el hogar del episodio, donde encontraréis la transcripción completa), contándonos cómo Safari se ha dado mucha caña últimamente (decíamos anteayer que la cosa coincide, especialmente por lo que respecta a determinadas características —las relativas a las aplicaciones web progresivas o PWAs, por ejemplo— con la creciente amenaza de que los gobiernos regulen contra Apple, pero sea cual sea el motivo, hay que reconocer el esfuerzo del equipo de Safari), y de la existencia de esfuerzos como Interop, un cónclave de los diferentes equipos de desarrollo de los grandes navegadores donde se marcan objetivos para mejor la interoperabilidad a lo largo del siguiente año (el «marcador» de cómo se avanza en lo marcado el año pasado). Que es de ley reconocer que, pese a la amenaza de la concentración de poder, estamos viviendo una verdadera época dorada del desarrollo de los navegadores… sin una guerra de los navegadores.

Y aprovecho para «subir» desde los comentarios este aporte: https://github.com/alexpdp7/…/programming/a_plan_against_the_current_web.md.

Puestos a criticar a Apple…

Tira cómica anticipando en 2012 que Apple lanzaría un producto similar al Surface de Microsoft en 2015
Capacidad de anticipación

A no ser que viváis en Marte (y es probable que las sondas que dan vueltas por Marte también se hayan enterado) sabéis que ayer hubo sarao Apple y que uno de los anuncios es el iPad Pro, que con los accesorios de lápiz y teclado, recuerda un poco bastante al Suface Pro de Microsoft. La tira cómica de arriba, que anticipó el invento en 2012 (fuente), ha sido citada hasta el aburrimiento… Estaría bien, además de mostrarla ad infinitum, ir a la fuente y leer lo que escribió el autor a continuación: la versión tl;dr es «chicos, va acabar pasando, no me parece criticable, no os sorprendáis cuando pase». Amén y bravo por la capacidad predictiva. Cabe añadir, por otro lado, que si Microsoft, con todos sus problemas de imagen, ha ingresado 3600 millones de dólares durante el anterior curso fiscal gracias a la familia Surface (fuente), ¿por qué narices no iba Apple a intentar conquistar ese mercado? Aunque yo siga babeando ante el Surface Pro 3 (i5/4GB/128GB por €1100, teclado y lápiz incluidos), el iPad Pro me parece un producto razonable que tendrá la calidad a la que nos tiene acostumbrados Apple y siento una enorme curiosidad por saber lo que venderá (de la misma manera que querría saber cómo está funcionando el Watch, por otro lado).

Y por cada copia de la tira cómica he visto diez recordatorios de que Steve Jobs dijo que un lápiz era una señal de fracaso. O bien se equivocaba (un poco, al menos, sí, en mi modesta opinión) o bien es que los tiempos han cambiado y que un iPhone de hace años no es un iPad de 12.9″ de hoy en día (bastante hay de esto también). Mientras a mí no me retiren el derecho a añorar mi Palm III y su «stylus» con una lagrimita, aquí no ha pasado absolutamente nada.

No es el iPad Pro lo más sorprendente

Pero de lo que parece que nadie (o mucha menos gente, al menos) se está haciendo eco es de una innovación mucho más interesante y que, históricamente, supone un giro de 180 grados mucho más radical que imitar al menos en parte a Microsoft o decidir que los lápices no son el demonio…

De lo que se presentó ayer a mí lo que más me interesa (sorprender no, pero sólo porque el rumor llevaba días dando vueltas con insistencia considerable) es el 3D Touch que incorporan los nuevos iPhones: la capacidad de saber con precisión la fuerza con que estamos poniendo el dedo en la pantalla. Parece que en los nuevos iPhone se puede poner el dedo en un icono «sin hacer clic» e incluso hacer «clic con el botón derecho». Clic con el botón derecho. Apple, la compañía que no quería dos botones en sus ratones, ha inventado el «clic con el botón derecho» en el móvil.

De nuevo, cambiar de dirección no es ni bueno ni malo, hace muchos años que los ratones de Apple tienen botón derecho, los gestos de los trackpads soportan acciones con cuatro dedos y no tengo ninguna duda de que la tecnología funcionará fantásticamente (es más, me muero de ganas de probarla)… pero si esto no es un 180 en toda regla…

El Financial Times, intentando saltarse el ‘peaje iTunes’

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=jhbljqKisig[/youtube]

Interesante movimiento del Financial Times (aunque poco sorprendente: tenía que llegar el momento en que alguien lo intentase). Cuentan en TechCrunch que acaban de lanzar «aplicación» con modelo de suscripción de contenidos, pero que la app, efectivamente, va entre comillas.

Ya hace meses que Apple anunció su modelo para ofrecer aplicaciones con contenidos de pago en iTunes: una comisión del 30% (que no es tan exagerada: los quiosqueros también se quedan con su pedazo de la tarta, no lo olvidemos, a cambio de ser el servicio de distribución y relación con el cliente) y el control absoluto de la relación con el cliente (el productor de contenidos no tiene acceso a ninguna información sobre el suscriptor).

Mientras tanto, los navegadores de iOS, Android y el resto de sistemas operativos para dispositivos móviles se han ido volviendo cada vez más potentes en el soporte de las características que uno querría usar en una ‘app’ móvil: un paseo por caniuse.com basta para comprobar que los WebKits de Android y iOS soportan, por ejemplo, Web Storage, bases de datos Sqlite (aunque todavía no IndexedDB), datasets y hasta @font-face (parcialmente en Android, pero todo llegará). Podemos suponer, además, que los contenidos de las aplicaciones nativas estarán en algo muy parecido a HTML y CSS, si quien sea tiene alguna esperanza de servirlo a múltiples plataformas…

Si sumamos las características que no gustan en los medios del modelo iTunes con las que sí les gustan de HTML5 en el navegador móvil, la conclusión era sencilla: desde ya el Financial Times ofrece un app.ft.com. Al visitar esa página desde el navegador nativo de iOS la ‘landing page‘ guía al usuario para añadir la ‘app’ a la pantalla inicial del dispositivo e intenta hacerse un lugar de pleno derecho en ese espacio, utilizando la web para ofrecer contenidos de pago y gratuitos al lector, sin [tanta] intermediación de los de la manzana.

Nadie puede prever si la cosa tendrá éxito: ahorrarse el 30% de la comisión no es despreciable, pero también es muy cierto que, a cambio, en el FT desprecian la ‘labor del quiosquero’ y por tanto dejan de contar con la ayuda del que probablemente sea, a día de hoy, el mejor escaparate del mundo. A lo mejor dentro de un año navegamos por un mar de subdomios app.loquesea.com, a lo mejor el FT lanza una app nativa para iOS dentro de tres meses.

En cualquier caso, habrá que estar atentos…

En el mercado de smartphones, ganan todos…

…como si de unas elecciones se tratase (con la posible excepción de Research In Motion y sus Blackberrys).

Han salido los números para el tercer trimestre de 2010 de Gartner, y la cosa pinta bien para casi todo el mundo, por poco que se quiera ver el vaso medio lleno…

  • En tercer lugar del mercado tenemos a Apple, con más de 13 millones de dispositivos vendidos. Que puede ser que el tercer lugar ‘no mole’, pero vender 13 millones de unidades, cuando se tiene un catálogo con cuatro líneas (iPod Touch, iPhone 3GS, iPhone 4 y iPad) es como para hacerles un monumento. Y los beneficios que eso significa en Cupertino son de órdago e incomparables con los que pueda tener todo el resto del mercado.

  • En el dos está Android. Que con todos sus problemas con lo fraccionado que está su mercado, han colocado 20 millones de unidades, que se dice pronto. Y los fabricantes, aunque obviamente no pueden ni soñar con los números de Apple, pueden acceder al mercado ‘smartphone’ con costes decididamente bajos. Hasta los más adictos a la manzana deberían estar agradecidos: el acicate de Android para hacer avanzar los dispositivos iOS (y abrir un poco la política de Apple) es induscutible.
  • Y en el número uno, el cadáver más fresco de todos los tiempos: Nokia. Los fineses han puesto en circulación nada más y nada menos que 29 millones de móviles Symbian en el mercado. Nadie discutirá que hoy en día S60 es la gama baja de este segmento. Que ni S^3 les va a poner en la órbita de sus competidores. Que a Meego le queda una eternidad, que de momento no llega ni a incógnita y que, por muy bueno que sea cuando llegue, llegará tarde a un mercado con hasta cuatro alternativas entre sólidas y solidísimas. Pero aún así… veintinueve millones. Discuta usted con ese número.

Si uno quiere hablar de perdedores, desde luego hay dos:

  • Microsoft, que no llega a dos millones y medio de unidades, con un ridículo 1.5% de cuota. Pero claro. Acaban de lanzar Windows Phone 7…
  • Finalmente, RIM está un poco por debajo de los 12 millones y, desde el mismo trimestre del año anterior, ha perdido casi seis puntos de cuota.

Tres ganadores, un perdedor con producto nuevo acabado de lanzar y otro que, con la tontería, ha colocado doce millones de unidades… No está mal, el mercado…

Prensa y tecnología

Y porque de lo que entiendo un poco es de tecnología: mucho me temo que todos sabemos que la cosa vale para cualquier otro campo… Atención a la noticia de hoy:

Titular de ElPaís.com: Apple creo el ratón y ahora lanza su alternativa
¿Hipérbole? ¿Imprecisión? Naaa...

No discutiremos aquí que Apple es una compañía tremendamente innovadora (sería baladí). No entraremos en la «ligera exageración» del «Apple creó el ratón» (fue Doug Engelbart, que lo presentó en «la madre de todas las demos», pero hay que reconocer que efectivamente fue Apple la compañía que lo llevó al público masivo). Y olvidaremos que Wacom tiene la Bamboo Touch en el mercado desde hace bastante (van a quedar como un error de redondeo, en cuanto a ventas, y no dudaremos de que la implementación de Apple sea mejor: muy probablemente lo es).

Pero presten atención a la frase (el énfasis es mío):

Y para que el usuario pudiera interactuar con el ordenador lo dotó de un ratón, llamado Lisa, para desplazar el cursor por la pantalla y con un click activar las funciones de los programas que le dan vida.

Esa, señores, es una metedura de pata digna de escarnio público…. Porque esto es un Apple Lisa:

Foto del Apple Lisa
Uno de los ordenadores personales más revolucionarios de la historia (clic para acceder a la fuente de la imagen)

Y digo yo que confundir un ordenador con un ratón no es de recibo. ¿no?

(Para los que quieran documentarse, la entrada de la Wikipedia es la solución. Como resumen, baste decir que el Lisa, lanzado a principios de 1983 a un precio estratosférico (9995 dólares que la Wikipedia dice que, ajustando la inflación, serían más de 20,000 hoy) que lo condenó a un desafortunado fracaso de ventas pero que no impidió que materializara en un ordenador ‘comprable’ muchos de los inventos de la ‘madre de todas las demos…)