…que la efectividad intelectual ejercida hoy por un humano dado tiene poca versemblanza de estar limitada por su inteligencia —que hay docenas de disciplinas de la ingeniería, las matemáticas y las ciencias físicas, de la vida y sociales que pueden contribuir mejoras al sistema de medios para aumentar el intelecto; que de cualquiera de esas mejoras puede esperarse que dispare una cadena de mejoras coordinadas; que hasta que cada una de esas disciplinas se detenga y hayamos agotado todas las posibilidades de mejora que podamos extraer de ella, podemos esperar seguir desarrollando mejoras en este sistema del intelecto humano; que no hay una razón particular para no esperar mejoras en la efectividad intelectual personal de una aproximación orientada al sistema comparable a las conseguidas en la movilidad personal geográfica desde los días de montar a caballo y navegar a vela.
Ya deberíais saber que el martes, 2 de julio, falleció Douglas Engelbart, uno de los pioneros de la informática. En algún momento puede que le hayáis visto reducido a ser «el inventor del ratón» en alguno de los artículos que la prensa le está dedicando. No es que inventar el ratón sea poco, desde luego, pero la figura de Douglas Engelbart va muchísimo más allá, como podéis deducir de las líneas que abren esta entrada, que salen de su AUGMENTING HUMAN INTELLECT: A Conceptual Framework, de 1962 (hay un escaneado en PDF del documento original que es una pequeña joya en sí misma). Apenas he comenzado a leerlo, pero ya puedo asegurar que vale la pena dedicarle el tiempo necesario.
(Me encanta comprobar de primera mano que la perspectiva de Engelbart cuadra bastante con algo que comentamos por aquí el año pasado: Por qué Google no nos está volviendo estúpidos… ni inteligentes. Y también me alegra pensar que de la alucinante «madre de todas las demos» ya habíamos hablado por aquí, hace casi cinco años, en la ocasión de su 40 aniversario.)
Cosas que se pregunta uno a veces… Solía ser que todos los ordenadores eran iguales y la variedad estaba en los móviles, en los que todos los fabricantes innovaban en formatos… Sin embargo, de un tiempo a esta parte, hay ordenadores de todas las formas y formatos posibles, mientras que los móviles de gama media-alta cada vez son más uniformes: nómbrenme al fabricante que no vende como «buque insignia» un móvil de alrededor de 5 pulgadas, de resolución «full HD» y con un procesador «quad core»… No seré yo el que se queje de la diversidad de móviles grandes del mercado (se reían de mí y de mi «descomunal» Dell Streak, a principios de 2011…), pero ahora resulta que si quieres un móvil pequeño pero no quieres renunciar a un mínimo de características… va a ser que no: los formatos pequeños han quedado asociados a las gamas rematadamente bajas y no hay en el mercado (o yo no he sabido encontrar, claro) móviles de 3,5″ que lleguen a resoluciones de 800×480, con un procesador «dual core» de 1,2 gigahercios y menos de un centímetro de grosor, cuando está clarísimo que todos los fabricantes están capacitadísimos para fabricar algo así sin más problemas. Digo yo que el péndulo se inclinará hacia el otro lado en algún momento y el mercado quedará inundado, pero me da a mí que el primer fabricante que se lance va a vender 10 o 15 millones de unidades sin apenas esfuerzo.
(Y no, no voy a volver a mi campaña por los móviles qwerty, que esa es una batalla que ya doy por perdida.)
El escenario no es infrecuente, imagino: sabes que tu tele debería ser más ‘smart’ de lo que es (o al menos quieres que lo sea). ¿Qué le conectas? ¿Un HTPC? ¿Un disco duro multimedia? ¿Algo sin disco, pero con uno o dos puertos USB? Y claro, a poder ser, ese algo a conectar debería, a su vez, conectarse a internet, navegar libremente, reproducir (oh cielos) Flash a ser posible y, nunca se sabe, disponer de sus propias aplicaciones… Y no olvidemos el precio, que hay crisis.
Una de las opciones que me rondaban por la cabeza es enchufarle a la tele una ‘caja Android’ (en DealExtreme, por ejemplo, las hay a porrillo). La cuestión es que en uno de los últimos catálogos de MediaMarkt había en oferta uno de Woxter, el ‘Android TV 100’ (página oficial), que por 150 euros no resulta barato (al comparar con DealExtreme), pero que tenía unas especificaciones razonables (2.3, 512 megas de RAM, un procesador de 1.2 GHz, un par de puertos USB, salida HDMI y, sobre todo, el tecladito inalámbrico del que carecen la mayoría de productos DealExtreme ¡con ñ, ç y acentos!)… o sea que acabo cayendo. (También existe un Woxter Android TV 200, con disco duro incluido, pero con la velocidad a la que caen los precios de los discos USB, y la cantidad de discos que hay por casa aburriéndose, no resultaba especialmente atractivo.)
¿Lo mejor? Funciona. A la primera. Sin más. Se conecta a la WiFi sin problemas y dispone, para el que quiera/pueda echar cable, de un puerto Ethernet. En mi tele (1366×768) da una resolución 1280×720. El reproductor ‘nativo’ se come la mayoría de formatos de archivo que a uno se le puedan pasar por la cabeza. Y si no, ahí está el Android Market, en el que sin duda habrá una ‘app’ para el formato de vídeo que sea. Mola bastante tener un navegador web razonablemente bueno (capaz de reproducir Flash, que más de una vez me ha ahorrado quedarme sin ver un vídeo) y en el Market hay, además, múltiples alternativas, con las correspondientes versiones de Firefox y Opera, por ejemplo.
Pero hay un par de cosas que conviene tener en cuenta antes de comprar…
No van a correr todas las aplicaciones. La variedad de dispositivos de Android es una de sus mayores riquezas… y uno de sus mayores inconvenientes. El Market identifica el TV 100 como ‘Unknown Rk29sdk’ (de la CPU Rockchip RK29 que hay en el corazón del cacharro) y por unos motivos u otros (básicamente, el no ser un teléfono y no disponer de GPS, y por tanto no poder geolocalizarse mediante esos dos métodos, por un lado, y el hecho de tener una resolución ‘rara’ por el otro) determinadas aplicaciones se niegan a instalarse (en mi caso Twicca, mi cliente favorito de Twitter para Android y ‘NFL Game Pass Mobile’, uno de los motivos principales para querer conectar un Android a la tele) :-S. Si hay alguna aplicación que necesitas ejecutar, mejor te aseguras antes de que va a correr (un método puede ser, por ejemplo, dejar un enlace al Market para la aplicación en los comentarios, y os lo miro :-) ).
Esa interfaz de usuario… No es solo lo minúsculo del teclado + touchpad con el que viene (que es un factor a considerar, por otro lado). Los desarrolladores Android asumen (y es bastante razonable hacerlo, de hecho) que sus aplicaciones van a correr en teléfonos y tabletas. Con una interfaz táctil directa. Android está razonablemente bien pensado y buena parte de las aplicaciones funcionan directamente con el mando a distancia básico del cacharro (con botones on/off, 4 cursores, clic, volumen y teclas de ‘home’ y menú), especialmente teniendo en cuenta que podemos instalar las aplicaciones remotamente, desde cualquier ordenador conectado a internet. Y para cuando necesitamos algo más tenemos el ya comentado tecladito + touchpad que, sin ser nada del otro mundo (no es como para escribir el Quijote, precisamente), es perfectamente válido para teclear una URL, rellenar un formulario, hacer un tuit o incluso algún correo corto. Pero hay, al menos, un gesto que es el colmo de la simplicidad en una pantalla táctil y al menos un par de órdenes de magnitud más complejo sobre un touchpad, especialmente si es pequeño: arrastrar. Un gesto que de tan sencillo se ha vuelto ubicuo en Android y iOS… y que en el Woxter TV 100 es bastante más incómodo.
Finalmente, otro apartado en que el diseñador de interfaces Android no piensa, porque no es necesario sobre móviles ni tabletas, es el del feedback al usuario sobre la posición en pantalla del cursor (que en la pantalla táctil es rematadamente obvia: debajo de tu dedo). El resultado es que hay aplicaciones que o bien no lo indican en absoluto o que utilizan diferencias de tono tan sutiles que son prácticamente inapreciables. Si estás usando el touchpad para desplazarte apenas supone un problema, porque en ese caso Android tira de la universal metáfora del puntero del ratón, pero moverse con cursores por la aplicación corporativa de Twitter induce al bizqueo para intentar intuir dónde narices está el cursor, por ejemplo…
Dicho lo cual
¿Contento con la compra? Sí, bastante. Lo del ‘Game Pass’ de la NFL ha dolido, pero para mi gusto un ‘mini settop box’ (le falta la sintonizadora de televisión, ciertamente) es la mejor solución posible, por encima de plataformas más cerradas, como la de Apple, aún no existentes por aquí (Google TV) o muy limitadas en la posibilidad de atraer desarrolladores (las propias de fabricantes de televisiones y/o reproductores multimedia), si uno no se quiere gastar la pasta de un ‘nettop’ o una consola, sin hablar de los HTPCs, que me siguen pareciendo prohibitivos.
¿Falta camino por recorrer? Desde luego. Si estos cacharros venden lo suficiente, llegarán los desarrolladores. Y esto es una cuestión de desarrolladores. Una aplicación que me llenase la tele de ‘news tickers’ con Twitter, Reader y el correo sería la leche, por ejemplo. Y si fuera capaz de sobreimponerlos sobre la señal de televisión, ni te cuento…
¿Recomendable para todo el mundo? Incondicionalmente… no. Díme qué quieres de verdad y te diré si esto es para ti. Pero ante la duda, los settop Android son, de momento, territorio geeky/nerdy más que otra cosa…
Pues sí, estrenamos cacharro nuevo :-). Un golpe un poco demasiado fuerte se llevó por delante un montoncito de píxeles de mi viejo Dell Streak y lo hemos substituido por un Samsung Galaxy Note (sitio oficial, en amazon.es). Después de 48 horas con el cacharro, mis primeras impresiones…
Por fuera
Debe recordarse que yo venía de un Dell Streak 5, o sea que, a mí, el Note no me parece enorme. De hecho, el Note es 6 milímetros más corto, 4 más ancho y, ahí es nada, 40 gramos más ligero, con sus 146.9×83×9.7 milímetros y 178 gramos de peso. Si añadimos que la pantalla pasa de 5 a 5.3 pulgadas y la resolución de 480×480 (187 ppp) a unos muy espectaculares 800×1280 (285 ppp), queda claro (i) que los tiempos avanzan que es una barbaridad y (ii) que a Samsung se le da mejor hacer móviles que a Dell (no era de extrañar, por otro lado). La cámara, de 8 megapíxels, con posibilidad de vídeo 1080p, también está a años luz de la del Streak (y no sólo en cuestión de resolución). Puestos a reclamar, me parece un defecto no muy grave, pero difícil de perdonar, que Samsung no haya incluido un botón de hardware para la cámara. Será por falta de espacio para ponerlo…
Después del tamaño, la característica que más diferencia al Note de la competencia es la presencia del ‘stylus’ que podéis ver en la foto, y que a uno le retrotrae a los tiempos de la Palm IIIx (insértese lagrimilla nostálgica aquí). Personalmente, opino que me va a ser de utilidad limitada (aunque el observador avezado habrá notado que de las primeras cosas que he probado ha sido a recuperar el Graffiti de Palm como app, que tiene mucho más sentido con un stylus que con el dedo…). Aunque servidor siempre ha sido más de pantallas resistivas que capacitativas (al menos para móviles: a partir de 7 u 8 pulgadas estamos hablando de otra cosa), las interfaces se han orientado hacia el dedo, y el ‘stylus’ no es la mejor manera de interactuar con casi ninguna de las interfaces que presentan hoy en día las aplicaciones Android. El Note detecta, eso sí, la presión que ejercemos sobre el stylus y las aplicaciones pueden hacer uso de esa información. Evidentemente, eso se hace ahora mismo a través de una API propia de Samsung, con lo que, básicamente, la única aplicación que lo usa es su propia S Memo. Los coreanos ya han dicho que actualizarán el Note a Ice Cream Sandwich (esto es, Android 4.0), que tiene soporte nativo para Stylus, y Adobe, como mínimo, ha manifestado que las futuras ediciones de sus aplicaciones para Android lo soportarían. Por tanto, es posible (y solo posible) que la cosa acabe siendo de más utilidad… aunque no para mí y mis muy limitadas capacidades artísticas.
Por dentro
El Note está claramente dentro de lo que es, ahora mismo, la gama alta de móviles Android: versión 2.3 (con la capa de personalización de Samsung, TouchWiz UI v4.0) actualizable a la 4 del sistema operativoy procesador de doble núcleo a 1.4 gigahercios (más una GPU Mali-400MP y chipset Exynos, para los más interesados en los detalles técnicos). Traducido: vuela y, como todos los dispositivos de la categoría, debería aguantar ‘lo que le echen’ durante al menos un par de años más (teniendo en cuenta que el ritmo de reemplazo del móvil es de uno cada dieciocho meses y que aún estamos en fase de aceleración en estas tecnologías, está en la línea de lo que se le puede pedir).
De momento, poco más. Si alguien tiene alguna pregunta, que la deje en los comentarios y haremos lo que podremos :-).
PS 20111116. Algo que mucha gente pregunta sobre este móvil es…
La batería
Mucha batería, mucho procesador y mucha pantalla. ¿Quién gana? Gráficamente:
Ahí tenéis (con un recorte que falsea la escala: notad que saltamos del 0 al 50) mi consumo de batería de hoy. El trozo inicial, en el que cae casi 10 puntos porcentuales por hora, corresponde al trayecto de casa a la oficina: pantalla encendida casi continuamente con intensidad media, la radio WiFi en marcha pero conectado 3G, Twicca actualizando desde Twitter cada diez minutos, la sincronización en marcha, un podcast reproduciéndose y yo alternando Twicca, GMail, Reader y ReadItLater. Vamos, un consumo no brutalmente alto pero sí intenso. A ese ritmo, la batería no aguanta 12 horas ni en broma. Después veis cómo se carga el móvil conectado vía USB al ordenador, y por la tarde la descarga de la batería con el móvil con la sincronización y las actualizaciones de Twicca en marcha vía la WiFi de la oficina y muy poca actividad más. Así la batería cae a razón de unos 4 puntos por hora.
En resumen: una batería potente, pero difícilmente va a durar más de una jornada, por poco uso que se le dé y, como con casi todos los ‘smartphones’, alli donde veas un USB, mejor te enchufes…
Algunas de las joyas del Cisco® Visual Networking Index Global Mobile Data Traffic Forecast Update (documento original en PDF)…
El tráfico de datos generado por dispositivos móviles creció un 160% de 2009 a 2010, hasta llegar a unos 237 petabytes al mes.
Y eso no cuenta las conexiones vía WiFi: solo la red móvil. Cisco estima que los dispositivos móviles sólo consumen el 40% de sus datos «en movimiento»: un 35% del consumo se hace desde casa, y el 25% restante desde el trabajo. Y buena parte del tráfico en casa y el trabajo se va a la WiFi o a dispositivos «femtocell»: hasta el 35% en Europa, según las estimaciones de Cisco.
El aumento de tráfico es explosivo incluso en los mercados más avanzados: en Corea la operadora KT registró un aumento de tráfico 3G del 344% de mediados de 2009 a mediados de 2010 y la japonesa NTT DoCoMo habla de un incremento del 60% anual. Los chinos, como de costumbre, se mueven en otra liga: China Unicom habla de un 62% de crecimiento del primer trimestre al segundo de 2010.
Más cerca nuestro, la francesa SFR dice que su tráfico se ha triplicado anualmente… desde 2008. Vodafone, para Europa, habla de un incremento del 88% en tráfico del segundo trimestre de 2009 al mismo periodo de 2010.
De ese tráfico, el vídeo representa el 49.8%. Según Google, los vídeos de YouTube servidos a móviles se triplicaron en 2010, llegando a los 200 millones de vídeos al día.
El 1% de suscriptores más «tragones» genera el 20% del tráfico. Pero hace un año ese 1% generaba el 30%, lo que indicaría una normalización de los usuarios de la internet móvil: esa ratio 1:20 es la misma que se da en la «internet fija».
El tráfico generado por cada ‘smartphone’ pasó de 35 megas/mes en 2009 a 79 megas/mes en 2010. Los ‘smartphones’ son el 13% de los móviles conectados a internet, pero representan el 78% del tráfico generado por móviles. El resto proviene de los ‘featurephones’, que han duplicado su consumo medio, hasta los 3.3 megas/mes.
Globalmente, la velocidad media de conexión a la red móvil de los ‘smartphones’ ha llegado al megabit (si contamos todo tipo de móviles nos quedamos en 215 kilobits). Los desequilibrios, eso sí, son brutales: en América del Sur están en 50 kilobits de velocidad media, mientras que en Japón están en 1.3 megabits (para todo tipo de teléfonos, no sólo ‘smartphones’). En Europa occidental estaríamos alrededor de los 440 kilobits, con Francia en los 530 y el Reino Unido a 820.
A principios de año cada iPhone consumía, de media, cuatro veces más tráfico que cada dispositivo Android. A finales de año la proporción era de 1.75 a 1. Siempre según Cisco, entre iOS y Android suman más de 349 millones de dispositivos en funcionamiento y conectados (por 94 millones de portátiles conectados a la red móvil).
El consumo medio de una tableta conectada a internet es de 405 megas/mes (unas cinco veces más que el ‘smartphone’ medio), mientras que los ordenadores portátiles se van a 1.7 gigas mes (22 veces más que el ‘smartphone’ medio).
48 millones de personas tienen móvil a pesar de no tener electricidad en casa. Para finales de 2011, en el África subsahariana y el sudeste asiático, Cisco estima que habrá más suscriptores móviles que población conectada a la red eléctrica. Y creen que lo mismo pasará en 2013 para Oriente medio y en 2015 para el sur de Asia (India y sus vecinos), cuando se llegará, siempre según las previsiones, a 137 millones de personas conectadas a la red sin electricidad en casa. Cisco espera que la red eléctrica recupere terreno a partir de entonces (yo preferiría que esa recuperación se produjese ya :-S.)