Curioso viaje el de Internet Explorer 8. Y eso que aún son bien pocos los que han podido tocar su beta…
A finales de enero de este año A List Apart se descolgaba con dos artículos – globo sonda, Web Standards, Forward Compatibility, and IE8 y From Switches to Targets: A Standardista’s Journey (este últimado firmado nada más y nada menos que por Eric Meyer, que se dice pronto) anunciando que, si bien Internet Explorer 8 iba a tener un exquisito respeto por los estándares web, este no iba a venir activado por defecto: si el desarrollador de turno no incluía una línea de código en la cabecera de la página (<meta http-equiv="X-UA-Compatible" content="IE=8" />
), Explorer 8 reproduciría la página exactamente igual que IE7, a pesar de poderlo hacer mucho mejor (donde «mejor» debe leerse como «de acuerdo con los estándares»). Impresionante.
El motivo aducido por Microsoft para ello (motivo, hay que añadir, que el que suscribe consideró en su momento, y considera todavía, bastante razonable, aunque no sea de mi agrado) era «no romper la web». Con el paso de IE6 a IE7 el equipo de Microsoft Explorer rompió muchas páginas web que se habían desarrollado alrededor de la infinidad de particularidades de Explorer 6. Ningún «estandardista» sufrió esas consecuencias, naturalmente, porque, de hecho, el lanzamiento de IE7 tenía como objetivo agradar a esa comunidad (además de respetar algo más los estándares, que ya tocaba). Las víctimas fueron los «malos desarrolladores». Esos que no se toman la molestia de comprobar que sus aplicaciones funcionen más allá del navegador por defecto (esto es, IE6, en aquel momento, IE6 y IE7, ahora mismo) ni saben qué es un estándar web y continúan pensando que maquetar con tablas es la cosa más natural del mundo. ¿El problema? Una buena cantidad de esos desarrolladores se dedica a programar las intranets y aplicaciones web de las empresas del «Fortune 500» (y puede permitirse, por tanto, el «lujo» de ignorar absolutamente la existencia de Firefox). Y esas empresas son esenciales para la cuenta de explotación de Microsoft. Provocarles una crisis es un más que posible mal trago para las arcas del gigante del software (y un dolor de cabeza añadido a la migración de XP a Vista…), pero dos representaban un riesgo por el que, debieron pensar, bien valía la pena jugársela y arriesgarse a irritar a la comunidad de desarrolladores web respetuosos con los estándares…
Dicha comunidad, como no podía ser de otra forma, se alzó en armas y llevaba mes y pico de campaña de acoso y derribo contra la decisión de Microsoft. Hasta hoy. Parece que es verdad que corre sangre nueva por Redmond y desde el IEBlog se anuncia un paso atrás de proporciones épicas: IE8 funcionará siempre que pueda respetando los estándares (como bien explican en la entrada, todos los navegadores se miran las páginas antes de representarlas; solo si «se atreven» aplican el modo «respetuoso con los estándares» que, en caso de fallar, puede hacer un auténtico destrozo con una página web que no esté a la altura).
La conclusión con la que me quedo (además de aplaudir la valentía del equipo de IE) es que Microsoft está haciendo todo lo que puede (y dada su enorme masa, cualquier pequeño movimiento es harto complicado) para adaptarse a los nuevos tiempos, prestar atención a la comunidad y respetar los estándares y la interoperabilidad. Cualquier día de estos se congela el infierno…