Por una parte, me alegro: desde hace unos meses, «web 2.0» ya no es la palabra de la que más se abusa. No. La palabra más maltratada es «infográfico». Me explico. Por citar a un experto citando a otro experto (viva la metacita),
Un infográfico (o infografía) es una representación diagramática de datos. Valero Sancho (2000) la define de forma más extensa como “una aportación informativa, elaborada en el periódico escrito, realizada con elementos icónicos y tipográficos, que permite o facilita la comprensión de los acontecimientos, acciones o cosas de actualidad o algunos de sus aspectos más significativos y acompaña o sustituye al texto informativo”. Sin embargo, stricto sensu, una infografía no tiene por qué ser publicada por un “periódico” para ser considerada como tal.
(La cita es del libro Infografía 2.0, de Alberto Cairo. Podéis leer a Cairo en Mosaic, también. Y también podéis acceder a información sobre el libro citado de Valero Sancho.)
¿Responde eso a la definición de la inmensa mayoría de infográficos que corren por la web? No.
¿De qué pecan los presuntos infográficos? Me da un poco de corte señalar con el dedo los ejemplos que, en mi opinión, merecen una auténtica lapidación virtual, o sea que voy a señalar algo que, de hecho, no está mal:
Eso es una tabla. A la que se le han puesto unos dibujitos alrededor (que adornan, pero no aportan información). Las tablas son una maravillosa herramienta (si se usan correctamente) para comunicación información, sí. ¿Entran las tablas dentro de la definición de antes? Estrictamente, sí. ¿Es un coche un ‘vehículo automóvil dedicado al transporte de personas, con al menos cuatro ruedas’? También. Pero solemos llamarlo coche, porque es un poco menos pedante, mucho más eficiente y, sobre todo, simple. Pues eso.
Pero, de hecho, eso no es lo que más me molesta de los presuntos infográficos. Su pecado más grave (del que está bastante libre el ejemplo que he puesto, por cierto) es el de ser la obra de «diseñadores» (entre muchas, muchísimas comillas) que no saben qué es una web y tienen muy pocas ganas de aprenderlo. Diseñadores acostumbrados a hacer trabajos para papel y cuya única preocupación es que las cosas no se muevan un píxel a la derecha o a la izquierda. Diseñadores que, además, trabajan para alguien que tampoco sabe demasiado qué es una web, pero al que le han contado que las cosas venden más en la web si son ‘visuales’ y, por tanto, le pide al diseñador que coja los cuatro datos que le pasa y que le haga un «infográfico». El resultado suele ser una cosa mucho más «visual» (de nuevo, muchas comillas) pero también más difícil de digerir, que jamás será accesible para alguien con discapacidad visual o cognitiva y que los buscadores no indexarán bien, todo por la maldita manía de usar un png cuando lo que tocaba era texto :-|.
Como decía, el «infográfico» de antes, al menos, se modera bastante: es una tabla en HTML, con la información textual bastante a mano, que se ha incluido en una sección de infografía vaya-usted-a-saber-por-qué.
Quién sabe, igual algún día aprendemos a usar la palabra con propiedad. Seguro que para entonces tendré ya una pataleta distinta :-P.